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"Lo que la oruga llama 'el fin', el resto del mundo lo llama 'mariposa'."

Tercera Ola, el que avisa no es traidor

Tercera Ola, el que avisa no es traidor

Ahora todo el mundo se lleva las manos a la cabeza, la tasa de contagio del maldito virus está en pleno auge. Las muertes aumentan, la saturación y el colapso de hospitales es insufrible. El cinismo colectivo funciona a las mil maravillas y pareciera que esta "tercera ola" nos hubiera cogido de improvisto, que nadie nos hubiera avisado de lo que podía, e iba, a pasar, y que finalmente está pasando. Ya está bien de manipulación, no puede ningún Gobierno poner un policía en cada casa, tras de cada individuo. Todos, sin excepción, ya saben, y sabemos, lo que tenemos que hacer. Si no lo hacemos, después que no se quejen. Las nuevas cepas se presentan como nuevas amenazas cuyo alcance se desconoce. Familias enteras están con el Covid ingresadas en planta de los hospitales. ¿Qué más tiene que pasar para que la sensatez vuelva a todos esos locos ciudanos irresponsables?. Y también a esas dirigentes políticas lunáticas e irresponsables que siguen diciendo que es más importante ¡la bolsa que la vida!.

Los hospitales estan ya en situacion muy caotica


El número de contagiados aumenta exponencialmente y con ello, los ingresos hospitalarios, de camas de planta, y lo que es peor, con las UCI saturadas, y en consecuencia el aumento de los fallecimientos. Con la situación actual, se avecinan semanas muy duras para los hospitales y para los sanitarios, que lo están dando todo y ya no pueden más. En Madrid, además, los sanitarios se quejan del desprecio y menoscabo de la presidenta a este sector, diezmado, privatizado y explotado, y piden todos los días la dimisión de Ayuso. Que se lo pasa todo por el forro y sigue diciendo que no cuenten con ella “para arruinar a la hostelería”. ¿Qué le pasa a esta señora y sus adláletes por la cabeza?, se preguntan esa mayoría sensata y prudente de la ciudadanos de Madrid.

Miles de personas se están muriendo porque, y por mucho que algunos tertulianos y politicastros se estén cebando con Fernando Simón por decir lo que muchos pensamos, demasiada gente ha celebrado la Navidad, Año Nuevo y Reyes, pasados sin pensar en las consecuencias de sus actos. Voy a dejar de ser políticamente correcto y puesto que este es un artículo de opinión, os la voy a trasladar sin ningún filtro. Creo que después de la experiencia que tuvimos en el primer confinamiento domiciliario y posteriormente con el aumento de las medidas restrictivas para disminuir nuestras interacciones sociales no esenciales, todos hemos podido sacar ciertas conclusiones:

-Parece que la mayoría de los contagios en los últimos meses se están dando en el ámbito familiar. Así lo apuntan todas las estadística. Es decir, en los grupos más cercanos y familiares a nosotros mismos. Esto puede significar que en general todas las medidas que se tienen que aplicar en los ámbitos públicos, centros de trabajo, transporte público, servicios, negocios, y comercio con atención al público, y en los que las autoridades tienen mecanismo de vigilancia y control están funcionando razonablemente bien. Los colegios también.

-Un ejemplo, en mi caso, después del confinamiento estricto del mes de abril, llevo casi 9 meses acudiendo diariamente a mi puesto de trabajo en transporte público, obviamente en estos trayectos hacia nuestros respectivos puestos de trabajo coincidimos las mismas personas habitualmente y hasta la fecha no hemos sufrido ningún brote ni contagio. Está claro que todos respetamos las medidas de seguridad e higiene que las autoridades han promulgado para combatir esta pandemia.

- Pero existe una minoría de irresponsables que por mucho que las autoridades públicas legislen medidas para limitar la interacción social, siempre van a intentar incumplir esas normas. Por mucho que se les multe, por mucho que se les señale como antisociales e irresponsables. ¿Qué mueve a esa juventud marginal a creer que la revolución en estos tiempos es quitarse la mascarilla y contagiar a sus familiares y llevarles a la tumba?¿Estamos locos o qué?.

-También están los llamados negacioncitas radicalizados. Suelen ser gente extremista, muy populistas ultraderechistas, o muy populistas ultraizquierdistas. Locos de atar que viven de espaldas a la realidad. Por desgracia son más de los que lo que podríamos pensar y solo cumplen con las normas en el ámbito público por miedo a las sanciones por lo que, en cuanto que pueden, se las saltan. Este tipo de personas son un peligro puesto que, en Estados Unidos, en Europa y también en España ¿os acordáis de las caceroladas de los pijos “cayetanos” en los barrios caros de Madrid? lo estamos viendo claramente, no son conscientes de que sus comportamientos insolidarios pueden ocasionar la muerte a muchos de sus conciudadanos y sobre todo de sus familiares.

-Además existen otros comportamientos peligrosos debido a la picaresca, a la falta de escrúpulos, y a la economía sumergida que se da mucho en España. Fiestas y eventos ilegales, empresas, negocios y comercios en negro en los que no se respetan las normas de seguridad con tal de intentar seguir haciendo negocio sin pensar en las consecuencias para la salud pública. Evidentemente son una minoría pero son vector de contagio contra el que es muy difícil luchar.

Y finalmente, vuelvo a insistir en que es mi opinión y que no se basa en ningún estudio científico, existe el comportamiento más laxo de muchos ciudadanos de puertas adentro en sus domicilios. Parece ser que muchos se confían más cuando se reúnen con familiares y amigos aunque no convivan en el mismo domicilio habitualmente. Pienso que este es el mayor problema con el que tenemos que lidiar en la actualidad para intentar minimizar la transmisión de la enfermedad que nos asola. Según las estadísticas y las advertencias constantes del doctor Simón y sus compañeros científicos.


Por Iñaki Xabier Vélez Domingo



Nuestros dirigentes públicos, tanto en España como en los países europeos, puede que hayan cometido errores en la gestión de esta pandemia, (se han movido improvisando ante un fenómeno completamente desconocido) pero salvo ejemplos palmarios que todos ya conocemos, no todos los políticos son iguales, creo que la mayoría están tratando de minimizar los efectos más nocivos de esta pandemia tanto para la vida de las personas como para la economía. Y estoy convencido de que la mayoría actúan de buena fe. Algo que genera dudas en el caso de Madrid, más teniendo en cuenta que detrás de las decisiones de la estrambótica Ayuso, están tanto Miguel Ángel Rodríguez como Aznar. Exponentes, e incluso precursores del “trumpismo” en España desde la época de la guerra de Irak y la fake, madre de todas las fake, de la “existencia de armas de destrucción masiva”.

Aunque no todos, me temo que varios de los barones regionales tienen memoria corta, muchos de los que clamaban ¡Salvemos la Navidad! ahora piden un confinamiento estricto -encierro en las casas, que no se da en ningún país europeo actualmente- y que pudiera tener unas consecuencias desastrosas para muchos negocios, empresas y puestos de trabajo. Olvidan que con el actual Estado de Alarma, las CCAA pueden decretar el cierre de la hostelería y del comercio no esencial. Lo saben, ya de ellos depende que lo apliquen o no. En Europa están confinados, pero no domiciliariamente, no, están confinados como en algunas de nuestras Autonomías, solo saliendo a pasear y a comprar lo esencial. Lo pueden hacer, y muchas Comunidades lo están haciendo, el que no lo hace, sabrá sus razones. Pero que no mienta y se haga trampas al solitario con tal de acosar al Gobierno central, al mismo que acusó de "autoritario por tomar decisiones, y pidendo su gestión, y que ahora que la tienen, le acusan de lavarse las manos". En qué quedamos, o una cosa o la otra. La tesis y la antítesis sólo vale para los tramposos.

Juegan a confundir. Confinar en Europa no es quedarse en casa encerrados como en la “etapa de los balcones”. Y lo saben. Por tanto, que se empeñen en engañar para seguir con su política de desgaste al Gobierno, porque todas las autoridades, sanitarias y políticas, saben que ningún país de Europa ha encerrado a sus ciudadanos actualmente, porque ello, a estas alturas de fatiga pandemia, acarrearía unas consecuencias muy negativas para la salud de los ciudadanos, tanto emocional como física. Además podría ser la puntilla para la devastada economía de este país.

Todos estos políticos neoliberales que antepusieron la campaña de Navidad a la protección de la salud son indirectamente co-responsables del aumento de contagiados, de ingresos en los hospitales y del aumento de fallecimientos. ¿Si la solución para aplanar la famosa curva y para evitar el colapso de la sanidad pública es el confinamiento estricto en casa? ¿Por qué no lo propusieron en Navidades? Dejénse de patrañas, todos somos co-responsables de las nefastas consecuencias de esta tercera ola, algunos ya lo avisamos (Navidad 2020, si me quieres no vengas a casa).

Las autoridades no pueden y no deben controlar lo que ocurre dentro de nuestras casas, este año teníamos que haber sacrificado la Navidad, igual que hemos minimizado nuestra vida social. Ahora no vale echar balones fuera para intentar tener la conciencia tranquila. Ciertos dirigentes tendrán, tarde o temprano, que asumir haber antepuesto la bolsa a la vida. Pero también nosotros sabemos lo que tenemos que hacer, y por tanto, si no lo hemos hecho, tenemos que asumir nuestra parte de responsabilidad individual y dejar de quejarnos.

¿Qué es lo que tendremos que salvar la próxima vez? ¿La Semana Santa? ¿Y luego volver a solicitar otro confinamiento estricto? ¿Estamos dispuestos a volver a asumir el coste en vidas? ¿Sí? ¿Hasta cuándo?.

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