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"Lo que la oruga llama 'el fin', el resto del mundo lo llama 'mariposa'."

El Gobierno convalida la reforma laboral a pesar de los engaños y las traiciones de la derecha y la ultraderecha

El Gobierno convalida la reforma laboral a pesar de los engaños y las traiciones de la derecha y la ultraderecha

La tarde-noche de este jueves en el Congreso de los Diputados fue de auténtico infarto en la importante votación de la convalidación de la reforma laboral. El Gobierno llegaba con los apoyos muy justos tras no llegar a un acuerdo con socios habituales como ERC, Bildu o PNV. Todo dependía del voto de dos diputados de Unión del Pueblo Navarro, partido muy cercano al PP, tanto que acuden en coalición con ellos en las citas electorales. Pero ¿Qué podía salir mal? pues todo. Pero, finalmente, gracias a un error en el voto del diputado conservador, Alberto Casero, mano derecha de Teodoro García Egea, permitió que saliera adelante la nueva legislación laboral, consensuada con sindicatos, patronal y avalada por la Unión Europea.

 

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Momento en el que la presidenta, Meritxel Batet, anuncia el resultado de la votación en el Congreso.


El resultado de la votación fue 175 a favor y 174 en contra gracias a un error del diputado del PP Alberto Casero

A primera hora de la mañana de este jueves, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, subía a la tribuna del Congreso a defender el decreto ley que legisla la nueva reforma laboral. El PSOE y UP llegaban con las cuentas justas para aprobarlo. No consiguieron el apoyo de ERC, Bildu y PNV y las cuentas eran que saldría con 176 votos afirmativos gracias a Ciudadanos y otros grupos minoritarios, entre ellos UPN. En contra, tendrían 173 votos. 

 

Díaz detalló las bondades de la nueva reforma laboral que recupera derechos de los trabajadores que se perdieron en 2012 con el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero también echó en cara a los independentistas catalanes su cerrazón a sumarse al acuerdo por "cuestiones partidistas", dejando de lado el interés general. 

 

 

Diez horas después de comenzada la sesión plenaria, el corazón le dio un vuelco al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la vicepresidenta primera Nadia Calviño y a la propia Yolanda Díaz. La presidenta del Congreso, Meritxel Batet, acababa de anunciar que la reforma laboral quedaba derogada. Nadie sabía qué pasaba mientras que la bancada del PP y de Vox se volvía hacia los escaños de Carlos Adanero y Sergio Sayas de UPN para felicitarles por lo que acababan de hacer, cambiar su sentido del voto en contra de lo que había decidido su partido. Y, además, engañando a todo al Ejecutivo para que no pudiera reaccionar ya que aseguraron públicamente que no romperían su disciplina de voto.

 

La agonía de unos y la felicidad de otros duró exactamente 40 segundos. Fue el tiempo que tardó la presidenta Batet en enmendar su error al sumar los votos y anunció que la reforma quedaba convalidada. En ese momento la bancada socialista saltaba de alegría mientras Sánchez, Calviño y Díaz se abrazaban como si hubieran metido un gol en el último segundo del partido. 

 

La traición de los diputados de UPN quedó anulada por la equivocación en el voto de un representante del PP que dio al botón del 'sí' cuando debía dar al del 'no'. Luego, en una muestra más de las malas artes de la derecha en el Congreso, quisieron enmendar el error aunque se tuvieran que saltar todas las normas parlamentarias. Y acabaron, como mal perdedor, acusando a sus rivales de cometer un 'pucherazo'. Lo cierto es que el resultado definitivo fue 175 a favor y 174 en contra. 

 

Entre medias de todo esto el Congreso fue sede de una película de intrigas, engaños y todo con un objetivo, tumbar la reforma laboral, para tratar de debilitar al Gobierno. A la mitad de la Cámara Baja no le importaba si con ello se rompía el acuerdo entre sindicatos y patronal, si España sufriría el retraso de 10.000 millones de euros de los fondos europeos, o si los trabajadores y las trabajadoras debían esperar aún más tiempo para recuperar derechos

 

El PSOE y UP, que sustentan al Gobierno progresista de coalición, habían solventado el fracaso en la negociación con ERC, Bildu y PNV, con  acuerdos con Ciudadanos y con grupos minoritarios hasta sumar una exigua mayoría absoluta. Pero había una debilidad, los dos representantes de UPN, Carlos Adanero y Sergio Sayas, debían votar junto al Gobierno a pesar de que llevan toda la legislatura ejerciendo una dura oposición. El PSOE había llegado a un acuerdo con UPN por el que unos votaban que sí a la reforma y otros, en el Ayuntamiento de Pamplona, permitían al alcalde de UPN modificaciones presupuestarias por valor de 27 millones de euros, además tumbarían la petición de reprobación del pleno al primer edil pamplonés. El PSOE cumplió con lo pactado, UPN, no. 

 

Adanero y Sayas llegaron al Congreso en la mañana del jueves declarando que no estaban de acuerdo con la decisión de su partido pero la acatarían y votarían afirmativamente. Pero en las horas que permanecieron allí algo o alguien les hizo cambiar de opinión. Están en su derecho, pero no tienen derecho alguno a intentar engañar a todos, con la connivencia (o participación) del PP y de Vox. Si el PSOE se enteraba que finalmente no apoyarían la reforma tenían la posibilidad de seguir negociando una abstención con PNV o ERC. Pero la derecha y la ultraderecha no quería que eso sucediera. 

 

Por eso, cuando se anunció el resultado, sin siquiera percatarse de que la suma que había hecho mentalmente la presidenta del Congreso era errónea, populares y ultraderechistas jalearon a los diputados navarros. 

 

Pero, los acontecimientos dieron un vuelvo cuando se supo que había un diputado del PP que había errado en su voto telemático. Se trataba de Alberto Casero que estaba enfermo en su domicilio. Según apunta el periódico OK Diario estaba en su casa porque había dado positivo por Covid. Tenia que votar 'no' a la convalidación de la reforma laboral y 'si' a tramitarla como proyecto de ley e hizo justo lo contario. Al percatarse de su error, llama a sus compañeros que le dicen que debe presentarse en el Congreso (aún siendo positivo por Covid) para intentar votar de manera presencial lo que anularía el voto telemático. Pero para eso debía tener el permiso de la Mesa del Parlamento, algo que no consiguió porque nunca se hace. El reglamento del Congreso dice al respecto que "el diputado que hubiera emitido su voto mediante el procedimiento telemático no podrá emitir su voto presencial sin autorización expresa de la Mesa de la Cámara que, en el supuesto en que decida autorizar el voto presencial, declarará el voto telemático nulo y no emitido". 

 

Tras la votación y visto que les salió mal el engaño, la portavoz Cuca Gamarra, y el propio Pablo Casado comenzaron a lanzar graves acusaciones contra el PSOE y contra la presidenta de la Cámara a la que acusan de cometer un pucherazo. Y amenazan con ir al Constitucional para que se anule la votación. Todo ello a pesar de que saben que el error en el voto de los diputados se produce con frecuencia en el Congreso y que nunca se puede cambiar, que nunca se puede repetir la votación. El propio Mariano Rajoy, por error, voto en contra de su propio Presupuesto; y más reciente, es el error de José Luis Ábalos al votar en contra del nombramiento de Enrique Arnaldo para el Tribunal Constitucional. Les dará igual, ya tienen su relato para arremeter aún más contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Pero lo cierto de todo es que las trampas esta vez no les han salido bien a los tramposos. 

 

Tras el jaleo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo que la convalidación de la reforma era la "victoria de toda España, de todos los trabajadores y de todas las empresas". El dirigente socialista no quiso incidir demasiado en lo acontecido con la votación y quiso centrarse en señalar que "lo importante son los 20 millones de trabajadores que se van a ver beneficiados, los cientos de miles de empresas que van a contar con mecanismos de flexibilidad alternativos al despido, como los ERTE, y que muchos jóvenes y asalariados van a ver pasar sus contratos de precarios a fijos".

 

La ministra Yolanda Díaz, salió también del Congreso exultante y "muy contenta". Subrayó que "hoy es el día de los trabajadores y mañana estarán tranquilos porque sabrán que esta norma seguirá en vigor" 

 

Por su parte, desde las filas socialistas afirman que tras descubrir lo ocurrido ayer se había tratado de cometer otro "tamayazo" como el que se produjo en Madrid con Rafael Simancas. Muchos diputados y diputadas hablaban que el "karma" había castigado esta vez a los populares y que lo que había ocurrido es una especie de "justicia poética".

 

Y para que no haya dudas, los juristas de la cámara aseguran que el sistema de votación de los diputados es completamente seguro. El portavoz socialista, Héctor Gómez, aseguró este jueves que no ve factible que se revoque la votación, algo que no ha ocurrido nunca, y que PP y Vox continúan en su "dinámica de confrontación y de no respetar las reglas del juego".

 


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