A partir de esta medianoche, los ciudadanos de la ciudad de Xian, en China, se enfrentan a un nuevo confinamiento estricto ante el temor de las autoridades a una nueva oleada de coronavirus. Con 143 contagios detectados, sus trece millones de habitantes deberán permanecer en sus hogares en todo momento, salvo contadas excepciones como salidas para comprar alimentos. Antes de este confinamiento, China solo había cerrado una gran ciudad en otra ocasión, cuando confinó Wuhan al inicio de la pandemia. Mediante esta estrategia de tolerancia cero frente al virus, el gigante asiático ha conseguido erradicar el Covid 19 casi por completo en su territorio.
La reaparición del Covid 19 en la ciudad de Xian ha hecho saltar las alarmas en China, donde el Gobierno central ha impuesto un nuevo confinamiento estricto a los trece millones de habitantes de la urbe. Se trata de la segunda vez que el gigante asiático decreta el cierre de una capital regional -sí se había aplicado a otras localidades de menor tamaño-, dos años después del confinamiento de Wuhan, donde se detectaron los primeros casos de coronavirus.
La capital de la provincia de Shaanxi ya estaba sometida a vigilancia estricta desde el 12 de diciembre por la aparición de contagios de la variante delta. Ahora, con un total de 143 casos detectados desde el 9 de diciembre, comienzan las limitaciones en una de las ciudades más importantes del noreste de China y de gran interés turístico por ser el hogar de los guerreros de terracota.
Según ha informado el Gobierno a través de sus redes sociales, a partir de esta medianoche los residentes de Xian deberán permanecer en sus viviendas en todo momento. Solo está permitido que salgan los trabajadores esenciales y una persona de cada núcleo familiar podrá ir a comprar alimentos básicos u otros suministros una vez cada dos días. Se ha decretado el teletrabajo obligatorio y se mantendrán cerrados todos los negocios no esenciales.
Todos los colegios y centros de enseñanza estarán cerrados y queda suspendido el servicio de autobuses de larga distancia. El resto de vehículos de transporte público seguirán en funcionamiento, pero con límites a la capacidad máxima de pasajeros.
Se establecen también limitaciones a la movilidad. Ningún habitante podrá abandonar la ciudad sin una razón ineludible. Para ello deberán someterse a una prueba PCR, mostrar el código de salud en regla y presentar un documento que demuestre la autorización de las autoridades para dicho desplazamiento. Más del 85% de los vuelos del principal aeropuerto se han cancelado y en las carreteras cercanas a la ciudad habrá puestos de control para la detección de posibles casos.
Mediante estas medidas tan extremas China ha conseguido eliminar casi por completo la enfermedad de su territorio
A tan solo un mes y medio para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, el Gobierno de Xi Jinping quiere evitar que la situación epidemiológica del país pueda ensombrecer la competición. También intenta mantener a raya la situación ante las cercanas celebraciones del Año Nuevo Chino, que suelen producir el desplazamiento de millones de personas.
A pesar de que se trata de un brote muy reducido cuando se considera el total de la población, las autoridades prefieren instaurar medidas drásticas ates de que el número de casos escale y se pueda descontrolar la situación. El Gobierno chino trata de aplicar una política de cero casos basada en la aplicación de severas restricciones cuando se detectan nuevos casos. Mediante medidas como un cierre de fronteras casi absoluto, largas cuarentenas para los viajeros o limitaciones a la movilidad, China, el centro de la primera ola del coronavirus, ha conseguido eliminar casi por completo la enfermedad de su territorio.