Han sido 83 las familias que se han sentado a negociar con Blackstone, un fondo de inversión, para frenar la subida de los alquileres que la empresa quería aplicarles. Las viviendas públicas acabaron en manos del fondo buitre, aunque ahora este ha aceptado un acuerdo extra judicial tras las movilizaciones y denuncias vecinales de casi un centenar de familias residentes en los barrios madrileños de Torrejón (47), Carabanchel (12), Vallecas (16), Tres Cantos (5), Canillejas (1), Móstoles (1) y Colmenar Viejo (1).
Ya en 2019, las familias denunciaron que se les querían hacer "subidas abusivas" de alquiler, en algunos casos hasta duplicarlo. "Yo pagaba 700 euros y me subían a 1.200 euros, era una auténtica locura", afirma en la Cadena SER, José Moreno uno de los vecinos de la urbanización que tiene Fidere (la filial española de Blackstone) en la calle Juan Gris de Torrejón de Ardoz. Así, los vecinos empezaron a organizarse con el apoyo del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid. Comenzaron a protestar, recoger firmas y llenar las fachadas de sus viviendas de pancartas que denunciaban la situación. También consiguieron el apoyo del Defensor del Pueblo e, incluso, del relator especial de Naciones Unidas sobre la Extrema Pobreza y los Derechos Humanos, Philip Alston, que visitó a las familias de Torrejón.
David Asenjo, vecino de Torrejón afectado por los inminentes desahucios que se iban a dar, cuenta su fatal experiencia en la Cadena Ser y asegura que "lo he pasado muy mal, con mucho estrés y con la familia fatal porque te cambia el humor estás y estás irascible. Es David contra Goliat". Además, lamenta que los inquilinos son "números para ellos" porque "les importan cero los sentimientos de cada uno y las familias que estás destruyendo. Ellos dicen, el número cinco va fuera y, a lo mejor, el cinco es una familia con tres hijos y la madre en paro y destruyes un hogar".
Desde el Sindicato de Inquilinas recalcan que la demanda colectiva que se hizo contra Fidere ha sido la clave para conseguir el acuerdo extra judicial. "Creo que les teníamos muy señalados y esa demanda fue un punto importante porque podía llegar judicialmente a haber una sentencia y podía salirles muy mal", explica uno de sus portavoces, Fernando Bardera. Ahora, los juzgados fueron paralizando las órdenes de desahucio hasta que fuera resuelta. "Cuando consigues que la gente piense en colectivo y no en individual, se pueden conseguir muchísimas cosas", sentencia Bardera.