El Grupo de Investigación en Arquitectura, Urbanismo y Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Madrid ha publicado un estudio, basado en los datos de movilidad laboral de la Encuesta Domiciliaria de Movilidad de 2018, que demuestra que las restricciones en 37 zonas básicas de salud que la Comunidad de Madrid ha impuesto para frenar la extensión de la pandemia tiene una validez muy limitada. El estudio estima que el 86,5% de las personas trabajadoras que viven en las zonas confinadas se desplazan todos los días a otras áreas por motivos de trabajo. Por tanto, la movilidad sigue como antes. Más de 220.000 personas se desplazan todos los días hacia sus puestos de trabajo desde estas áreas y la mitad de ellos utilizan el transporte público.
Hace una semana la Comunidad de Madrid anunció medidas extraordinarias para detener la expansión de la pandemia en la región. Decidieron limitar la movilidad en aquellas zonas Básicas de Salud donde la incidencia del Covid-19 superase los 1.000 contagios por cada 100.000 habitantes. Eso ha hecho que en 37 áreas de Madrid y de municipios como Fuenlabrada, Humanes, Moraleja de Enmedio, San Sebastián de los Reyes o Alcobendas los vecinos solo puedan salir de casa para trabajar, llevar a los niños al colegio o causas de fuerza mayor.
Un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid acaba de demostrar que esos confinamientos selectivos tendrán una incidencia muy reducida debido a la alta movilidad que se sigue produciendo.
Tras analizar los datos de la Encuesta de Movilidad Domiciliaria este grupo de trabajo ha llegado a dos conclusiones.
La primera conclusión es clara. La inmensa mayoría de la población que vive en las 37 áreas afectadas trabaja fuera de las mismas . De los 222.347 viajes laborales diarios con origen en estas zonas, solo 30.065 tienen como destino alguna de las mismas . Es decir, un 86,5% de las personas trabajadoras “confinadas” para su movilidad personal tiene que desplazarse diariamente a zonas de la Comunidad “no confinadas”. Este resultado arroja ciertas dudas sobre la efectividad de la medida para la contención de la propagación del virus, toda vez que buena parte de la población residente en estas áreas se desplazará diariamente a desarrollar su jornada laboral en otras partes del área urbana.
La segunda conclusión, igualmente evidente, tiene que ver con el desequilibrio económico y territorial de la Comunidad de Madrid . Si analizamos las zonas que reciben más de 500 viajes laborales desde las áreas afectadas, encontramos los siguientes patrones:
Principales ejes turísticos, comerciales y terciarios del centro de Madrid: Princesa-Gran Vía-Alcalá, Castellana-Recoletos-Prado.
Ejes y polos comerciales y terciarios en torno a autovías radiales y de circunvalación: Alcobendas- San Sebastián de los Reyes, Distrito Telefónica, Fuente de la Mora, Ciudad de la Imagen, Ciudad del Santander…
Áreas residenciales de rentas altas y muy altas, centrales (Salamanca, Chamberí, Chamartín, Arturo Soria) o periféricas (Soto de La Moraleja, La Florida, Pozuelo-Aravaca, La Finca).
Infraestructuras y equipamientos públicos esenciales: Hospitales (12 de Octubre, Gregorio Marañón, Ramón y Cajal…), aeropuerto de Barajas, Mercamadrid, IFEMA, Universidad Autónoma de Madrid…
Áreas industriales del sur y el este de Madrid: Julián Camarillo, San Cristóbal, Getafe, Cobo Calleja, Vicálvaro, Humanes…
HAZ CLICK EN LA IMAGEN PARA VERLA MÁS GRANDE class="img_ampliable" style="display: block; margin-left: auto; margin-right: auto;" src="/fotos/editor/29343/1601026414_movilidadurbanamadridzonasconfinadas.jpg" width="550" height="363" />
Así, encontramos que la población afectada por la Orden 1178/2020 trabaja en los principales polos de desarrollo económico de la Comunidad de Madrid, en los servicios de las zonas de rentas más altas o en actividades esenciales vinculadas a infraestructuras, equipamientos o industrias. Se trata, así, de población trabajadora que sostiene buena parte del funcionamiento económico de la región y trabaja en áreas generalmente alejadas de su lugar de residencia.
La explotación de datos de la EDM 2018 permite, además, caracterizar la movilidad de esta población. En las áreas afectadas por las restricciones, el 45,33% de los desplazamientos de casa al trabajo se realiza en transporte público , mientras que en el conjunto de la Comunidad este porcentaje es del 33,22%. Así, encontramos en estas áreas una dependencia del transporte público sensiblemente superior a la media del conjunto de Madrid.
Los datos demuestran que, a pesar de la limitación de la movilidad personal fuera de la jornada laboral, la población de las áreas más afectadas por la pandemia seguirá trabajando , diariamente, en los principales focos de actividad económica y concentración de personas del Área Urbana, a los que se seguirá desplazando en gran medida a través del transporte público. La realidad funcional de un área urbana como la de Madrid, especialmente segregada social y económicamente, hace difícilmente viable la contención de la pandemia mediante restricciones parciales que no afecten a la movilidad laboral , máxime cuando estas tienen, como es el caso, un alto coste social al ahondar las heridas de la desigualdad y la segregación socioespacial.
Como sucede en otros ámbitos de la sociedad, la pandemia está poniendo sobre la mesa, con toda su crudeza, debilidades previas de la estructura y el funcionamiento de nuestras áreas urbanas. En este caso, la rápida propagación y dificultad de contención de la segunda ola del virus en Madrid se relaciona, también, con los desequilibrios sociales y económicos y los flujos de movilidad que estos producen dentro del área urbana. Estas dimensiones deben ser tenidas en cuenta a la hora de plantear las respuestas de las administraciones a la misma, no solo por una cuestión de eficacia epidemiológica, sino también de mantenimiento de unas ciertas relaciones de justicia y equidad dentro del Área Urbana.