El primer partido de la oposición, dando tumbos, quiere encontrar su lugar ideológico en el panorama político español, pero resulta que su sitio ya lo ha ocupado Vox. Porque la verdadera ubicación ideológica del PP, y de una gran mayoría de sus votantes, se encuentra entre la ultraderecha y la derecha más conservadora. Desde que, entre los años 1976 y 1977, se fundara por parte de los antiguos jerarcas de la dictadura franquista, Alianza Popular, posteriormente reconvertida en el actual Partido Popular, todos teníamos claro, sobre todos sus dirigentes, cuál era la verdadera ideología de esta formación política. Es un partido de la derecha más conservadora y casposa que existe en Europa. Conservadora porque su fin último siempre ha sido “conservar” dentro de lo estéticamente posible, no en vano, estamos bajo la lupa de las esencias democráticas de la Unión Europea, la mayoría de los valores socio-económicos del antiguo régimen.
Y con respecto a esto, el que no ve, es porque no quiere mirar. El PP siempre ha estado apoyado por la Iglesia católica más reaccionaria, por empresas nostálgicas del antiguo régimen y por las elites aristocráticas y terratenientes, que existen y siguen teniendo demasiado poder. Continúan existiendo demasiados nostálgicos y jóvenes incultos adoctrinados para defender un régimen que ni siquiera conocieron ni saben de que va. Pero claro necesitan los votos del pueblo llano para poder llegar al poder y mantenerse en él. Y en ello andan, dando tumbos estéticos, ideológicamente hablando, con el fin de recuperar el poder perdido. Aunque siempre nos toman por tontos y creen que con cambiar una Cayetana por aquí, por una Cuca, por allá nos van a ocultar lo que persiguen, que es siempre el mismo objetivo: recuperar el poder a cualquier precio para seguir sus negocios con las empresas amigas. Y cuando digo a cualquier precio, me refiero ¡a cualquier precio!
Por Iñaki Xabier Vélez Domingo
Esto por un lado. Por otro lado, los ya viejos “nuevos políticos” liberales de Ciudadanos siguen buscándose a sí mismos después de los últimos descalabros electorales y del cobarde abandono de una nave que se hundía por momentos, por su antiguo capitán. Intentan alejarse de las posturas más radicales del PP y de Vox, sinceramente, espero que sea un cambio estratégico de la formación con el que pueda volver a ser un partido pragmático y que pueda ayudar a la gobernabilidad del país. Veremos si van en serio no.
En tercer lugar, están el señor Iglesias y la señora Montero, pagando el precio de pertenecer a un Gobierno de coalición odiado por los poderes fácticos españoles. Claro que, quien siembra vientos, recoge tempestades. Tuvieron en vilo a todo un país entero porque quisieron entrar a formar parte, a cualquier precio -incluido el chantaje y la repetición dos veces de elecciones- del gobierno de Pedro Sánchez. Pues el precio era alto, señor vicepresidente y señora ministra. Están ustedes en el centro de la controversia mediática, y padeciendo, posiblemente injustamente, las consecuencias de sus antiguos actos y proclamas, de antiguas declaraciones y de antiguos comportamientos de una formación anti casta y anti sistema, que lo fue en sus orígenes, aunque ahora se han acoplado muy bien a los privilegios de aquella “casta que odiaban” y que ahora representan mejor que nadie.
Y ante semejante tablero político, ¿podemos saber de qué huyen los gobiernos autonómicos? Pues ahora que se pone feo el panorama, huyen de sus responsabilidades e incluso están dispuestos a ceder parte de su autonomía a fin de que les ayuden a contener esta maldita pandemia que no saben o no pueden atajar.
No hace tanto que muchos presidentes, lehendakaris y presidentas de varios gobiernos autonómicos presionaban al Gobierno de la nación para que abandonara el Mando Único y el Estado de Alarma para poder, ellos y ellas, gestionar directamente, sus cortijos, ¡ups! perdón por el lapsus, quería decir sus territorios.
La patética señora Ayuso, por ejemplo, ha cuestionado hasta el hastío, cualquier medida tomada por el Gobierno de la nación con el único fin de intentar desestabilizarlo. El interés general de la Comunidad de Madrid se redujo al interés particular de una presidenta errática, incapaz, desleal, inepta y sin moral ni empatía ninguna que lo único que ha conseguido en los últimos 4 meses es seguir adjudicando contratos a una parte del sector privado de la economía. Mientras tanto, la pandemia avanza, y en Madrid, me temo, más que en ningún sitio. Ayuso aceleró todo lo que pudo y más, la famosa desescalada sin cumplir con los mínimos requisitos socio-sanitarios necesarios para una vuelta razonablemente segura a la nueva normalidad. Feijóo y Urkullu, por ejemplo, también antepusieron sus intereses electorales a los de la defensa de la salud.
Otros dirigentes también antepusieron en cierta manera, los intereses económicos, para no hundir el sector turístico que aporta cerca del 13% a la generación de la riqueza en España, que decían muchos. Pues en la economía y en las pandemias, como con las enfermedades, las recaídas o rebrotes, a veces tienen peores consecuencias que la propia enfermedad.
Por Iñaki Xabier Vélez Domingo
Ahora tenemos por delante otro gran reto. Queda algo más de una semana para la vuelta al colegio de nuestros niños y jóvenes, y la mayoría de los directores de los colegios aún siguen esperando instrucciones, y sobre todo, más medios materiales, de sus respectivas consejerías de Educación.
Lo mismo sucede con los sistemas sanitarios autonómicos, la mayoría de las consejerías no han cubierto las ausencias por vacaciones y no han contratado ni más sanitarios ni más rastreadores. ¿verdad señora Ayuso?¿En qué ha estado usted pensando todos estos meses?¿Quizá en posar rompiendo la cinta de inauguración ,un año de estos, de un macro hospital, con los servicios traspasados a sus empresarios amiguetes?.
Y si ahora resulta que el que tiene que tomar el mando, otra vez, es Pedro Sánchez, ¿Para qué queremos los gobiernos autonómicos? ¿Para qué quieren las trasferencias y los medios de financiación? ¿Si cuando hay que arrimar el hombro y tomar decisiones quieren que lo hagan otros? No voy a contestar a estas preguntas porque sería una generalización que algunos responsables autonómicos, pocos, no se merecerían.
Lo dicho, el Covid19 rebrota con fuerza, la entropía aumenta y con ello la estupidez humana.