La Universidad de Oxford presenta las primeras pruebas realizadas a más de un millar de personas para el desarrollo de una vacuna contra al COVID-19, unos ensayos que mostraban datos prometedores, pues nos encontramos ante una vacuna segura que genera una respuesta de inmunidad, ayudando así al cuerpo a crear una barrera doble, compuesta por un lado de anticuerpos, y por otro de linfocitos T, que combaten y eliminan las células infectadas. Unos resultados sin duda esperanzadores que han sido publicados por la revista científica “The Lancet”, y que coincide con la difusión de los resultados de una de las investigaciones que se siguen en China para el desarrollo de la vacuna definitiva.
Los citados descubrimientos científicos están aportando una dosis de esperanza en la lucha contra el coronavirus, pero los expertos del centro académico consideran que aún es necesario continuar con los ensayos para determinar definitivamente si los anticuerpos son “suficientes” en un periodo de tiempo sostenido, ya que los primeros ensayos han probado que tras la administración de la vacuna las defensas se mantuvieron activas durante dos meses.
Nos encontramos ante una vacuna que genera una respuesta de inmunidad de linfocitos T que alcanza su punto máximo a los 14 tras la administración de la misma, y de anticuerpos a los 28 días, una vacuna que puede conseguir que las personas infectadas presenten síntomas más leves, aunque no evita el contagio. En las pruebas realizadas en la inmunización contra el SARS-CoV-2, se mostraban algunos efectos secundarios leves como dolor de cabeza o una pequeña fatiga controlada por dosis de paracetamol, además, de las 10 personas del ensayo a las que fueron administradas una segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus, se observaba que estos efectos adversos disminuían considerablemente.
Dicho ensayo se ha llevado a cabo con más de 1.000 personas sanas con un rango de edad amplio, entre los 18 años y los 55, personas que no han sufrido en ningún caso efectos secundarios alarmantes, y de las cuales, solo 10 recibían una segunda dosis. La farmacéutica AstraZeneca junto a los expertos de la Universidad de Oxford, después de estos primeros ensayos realizados, ponen ya en marcha la tercera fase experimental.
El coautor del estudio e investigador jefe del Ensayo de Vacunas de la Universidad de Oxford ha explicado que los datos recogidos de la fase uno y dos del ensayo, no presentaban signos de reacciones adversas graves, pero afirmaba que “esperamos que nuestro sistema inmunitario recuerde el virus y que la vacuna proteja a las personas durante un período de de tiempo prologonado”, el investigador también ha comentado “que las respuestas inmunológicas observadas después de la vacunación están en línea con lo que los estudios anteriores en animales han demostrado que están asociadas con la protección contra el virus del SARS-CoV-2”, por lo que, AstraZeneca y la Universidad de Oxford están trabajando estrechamente y colaborando con socios por todo el mundo para poder llevar a efecto esa fase tres del ensayo, ya que estamos ante una fase temprana de un ensayo clínico, que aun no puede confirmar completamente la seguridad de la vacuna, una fase tres que promete utilizar miles de sujetos de Brasil, Sudáfrica y Reino Unido, para trabajar en un escenario temprano que permita la circulación de la vacuna a últimos de este 2020 o inicios del 2021.
La revista científica”The Lancet” hacia públicos también los resultados de los ensayos clínicos experimentales probados en 508 participantes de la segunda fase de la vacuna desarrollada por el Instituto de Biotecnología y el Centro Provincial para el Control y Prevención de Enfermedades de Jiangsu, en China. Participantes divididos en tres grupos de los cuales dos grupos recibían una dosis alta y otra baja, y un tercero al que le fue administrado un placebo. Un alto porcentaje de las personas mostraban respuestas inmunes y de anticuerpos a partir de los 28 días tras la administración de la vacuna, a excepción de los participantes del placebo que no mostraron dicho aumento. En cuanto a reacciones adversas, un 74% de los sujetos a los que se les fue administrado la vacuna presentaban síntomas leves, como fatiga, dolor de cabeza o fiebre, incluidos el grupo del placebo, de los cuales, un 37% también mostraba dichas reacciones adversas. El investigador a la cabeza de este estudio, Wei Chen del Instituto de Biotecnología de Pekín, afirmaba que “las personas mayores con un alto riesgo de enfermedades graves e incluso la muerte asociadas por el Covid-19, son el objetivo importante para la vacuna y es posible que necesiten una dosis extra para así conseguir una respuesta inmunológica más alta, aunque se están realizando más investigaciones para verificarlo”.