El choque entre el Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez y el Primer Ministro de Italia, Giuseppe Conte con sus homólogos de Alemania y Holanda marcaron la cumbre del pasado 26 de marzo. La reunión de este martes, 7 de abril, entre los ministros de finanzas de los paises miembros, será clave para vislumbrar cual será la salida económica de la crisis provocada por la Covid-19.
Pedro Sánchez y Giuseppe Conte amenazaron con levantarse de la mesa en la última cumbre europea, celebrada el 26 de marzo, ante la actitud de Holanda y Austria. El primer ministro portugués, Antonio Costa, calificaba como "repugnantes" las propuestas de Mark Rutte. Son las crónicas de una desunión que azota la Unión Europea, que se enfrenta a su mayor crisis institucional desde su fundación. La cumbre se pospuso hasta esté 8 de abril, en que las posiciones de Alemania, y sobre todo de Holanda, parecen haberse aflojado un poco.
Ante la negativa de España e Italia de firmar una resolución que no suponía ninguna medida concreta en la práctica, se decidió celebrar una nueva reunión para acercar posturas en dos semanas. Los ministros de finanzas de cada país quedaron encargados de redactar un informe acerca de las medidas que la unión deberá tomar para afrontar el impacto económico causado por el coronavirus.
España sigue reclamando una especia de “Plan Marshall” a la europea para tratar de minimizar los efectos de la crisis mediante el estímulo económico estatal. Se basaría en la emisión de unos bonos de carácter europeo, llamados popularmente coronabonos –aunque Sánchez rechaza esta terminología- con tal de dotar de liquidez a los organismos estatales.
Los líderes de Austria y Países Bajos fueron los más reticentes a que se generarán bonos comunitarios. Ambos países consideran que la respuesta debería gestionarse de manera particular por cada nación, generando deuda pública si fuera necesario. Esto último es algo plausible en naciones con economías saneadas como Finlandia o Alemania, pero supondría un fuerte impacto en un país como España cuya deuda pública supera a día de hoy el 100% del PIB.
Angela Merkel y de nuevo Mark Rutte se encomendaron al Mecanismo de Estabilidad Europeo-MEDE- que se aplicó para rescatar a Grecia o la banca española. Sin embargo, España, Italia y, en este caso, también Francia, rechazan la medida porque la aplicación del MEDE lleva aparejadas reformas en el sector público que conducen a recortes. Esta vez no se trata de una crisis financiera como ocurrió en 2008, argumentan desde los países del sur de Europa.
Ante lo que parece una postura inamovible por parte de Pedro Sánchez y Giuseppe Conte, el Ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz –del SPD- ha dicho que el MEDE no tiene por qué conllevar la Troika. Pese a que la posición desde Madrid y Roma sea clara, mientras persista el veto alemán, la mutualización de la deuda será imposible. Por ello, Macron ha propuesto un fondo “de carácter excepcional” que ayude a incentivar la economía de la eurozona, a modo de postura intermedia entre las pretensiones españolas e italianas y el bloqueo alemán y neerlandés.
La reunión de mañana entre los ministros de finanzas se antoja clave para conocer cuál será el devenir de la Unión Europea en el futuro más próximo.