Desde la noche misma en que se acercó al avión donde llegaba su amigo, ministro de Transportes de Venezuela, con destino a Fitur, y que albergaba también inesperadamente a la vicepresidenta de Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, persona “non grata en la UE”. Desde entonces la caza del hombre fuerte del Gobierno dio comienzo. Ábalos hizo lo que tenía que hacer. Adelantarse y actuar como el animal político que es. Evitar un sonoro desaire a un presidente electo -que por cierto se hubiera frotado las manos de gusto- y ahorrar a España una crisis diplomática. Y todo ello, con la legalidad en la mano y con las autoridades aeroportuarias tomando el mando del asunto en todo momento.
Las tres derechas siguen pensando que las urnas les roban España cuando ellos no ganan las elecciones y buscan esparcir la crispación y el odio
Pero la derecha, que todavía sigue pensando que las urnas les roban España cuando ellos no ganan las elecciones, olió sangre no derramada. Y lejos de, cual patriotas, felicitarse por el éxito diplomático español, se enrabietó aún más por no tener de nuevo otro hueso con el que atragantar al Gobierno progresista. Patriotas de palo, son capaces de arrancarse la nariz para perjudicar la cara. La cara es España, la nariz es su parcela de poder. Lo que no han sabido ganar convenciendo, la derecha con la ultra derecha y sus medios afines, lo quieren cazar a toda costa, incluso mediante el esparcimiento del odio. Para la derecha filofascista, que en este momento está representada por los tres líderes (Abascal, Casado y Arrimadas) Jose Luis Ábalos es una pieza mayor a la que han salido en jauría todos unidos, como hienas esperando cobrarse la pieza y hacer tambalear al Gobierno legítimo de Pedro Sánchez. Dos años de bloqueo, de parálisis a la Patria y a su economía, estos patriotas de palo, no les han bastado. Ahora prueban incitando al odio en las redes sociales. ¿Qué ganan con ello?. Este odio no debería ser permitido en ninguna sociedad democrática y de pleno Estado de Derecho. Por eso el ministro debería de denunciar estas obscenidades, insultos y amenazas de muerte ante la Fiscalía y hacer investigar a la Policía de delitos cibernéticos la identidad de las personas que hay detrás de los mismos.
El ministro debería denunciar estas obscenidades, insultos y amenazas de muerte ante la Fiscalía y desenmascar a quien se oculta tras los trolls
Por más que ladren, arropados unos a otros y escondidos en la cobardía del anonimato, el saludo protocolario del ministro de Transportes y Secretario General de los socialistas españoles, no constituye ni de lejos, ni aunque se le aplique la lupa que se le aplique, delito alguno. Más bien al contrario, dada la relación de España con los diferentes países de Latinoamérica, y en especial la delicada relación con el errático presidente venezolano, Nicolás Maduro, la actuación de Ábalos resolvió con un “encuentro de veinte minutos en tierra extra fronteriza”, lo que podría haberse convertido en una crisis diplomática si el ministro socialista no hubiera subido a ese avión para “recordar a la vicepresidenta Rodríguez, que no podía pisar suelo español”. Como así fue y así sucedió. Y suelo español, no hay que ser muy entendido, legalmente se entiende como el otro lado del control policial, cuando las autoridades sellan el pasaporte y dejan entrar por tanto en la Unión Europea, donde Delcy está repudiada.
De hecho, sin esa intervención, el trifachito español (y decimos trifachito porque ya no se distingue una derecha, de la otra, ni de los liberales) se lo hubiera pasado genial, viendo cómo la policía española esposaba a una vicepresidenta venezolana y la devolvía custodiada al país de Maduro. Al haberles privado de ese espectáculo, la triderecha ha montado el suyo propio. Y se han armado de argumentos falsos que constituyen la base idónea para que sus huestes se despachen a gusto con amenazas de muerte y todo tipo de obscenidades en el basurero del rincón de redes donde los haters, malcriados compulsivos de la civilización del odio y la violencia, campan a sus anchas y se despachan contra el ministro.
Las derechas lo han llevado al Parlamento Europeo donde les han dado portazo varias veces
No contentos con ensuciar el Parlamento español y atascar los tribunales con su déficit democrático, lo han llevado al Parlamento Europeo donde se han cansado de responderles por activa y pasiva “que se trata de un asunto interno español y en España debe resolverse”. Los populares españoles están empeñados en que el Gobierno debió haber deportado a la número dos de Maduro y no solo no lo hizo, sino que le dio categoría de interlocutora al mantener un encuentro cara a cara con el ministro. Europa se ha desentendido de nuevo, no una sino varias veces. El PSOE y Unidas Podemos, junto a otros grupos minoritarios como el PNV, Bildu o la CUP, han impedido incluir en el próximo Pleno del Congreso el falso debate.
Ábalos como cualquier otro político que sea objeto de esta bombardeo de odio y amenazas de muerte, debería denunciar. Es una manera de defender la limpieza de la Democracia española. Esa democracia que esta misma semana The Economist ha vuelto a considerar como una de las 20 democracias plenas de todo el planeta. ¿De verdad España se merece este trio de político que que odia e incita al odio?. De verdad que España no tiene herramientas legales para frenar esta deriva de crispación y agresividad entre políticos que la fomentan. Han sido elegidos, en todo caso, para dar lecciones de ejemplaridad, ética, respeto y honestidad a los oponentes. Lo que está sucediendo en este país empieza a ser insoportable. Desde que el líder socialista Pedro Sánchez, acompañado de su círculo de pesos pesados del Psoe, Ábalos, Narbona, Calvo, Borrell, Escudero, y unos cuantos socialistas bregados ya en otras legislaturas y que protagonizaron la Transición y fueron testigos de la construcción de la segunda Democracia tras la Guerra Civil, gana las elecciones una vez tras otra, el comportamiento hater y crispante de la derecha empieza a ser alarmante.