Por si no hubiera sido suficiente el varapalo al Tribunal Supremo por la marcha atrás en la sentencia de los impuestos hipotecarios, con este nuevo episodio la confianza en la Justicia está por los suelos. Este mismo martes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en su comparecencia en el Senado ha pedido la renuncia del portavoz Ignacio Cosidó y a la vez que el PP no rompa el pacto para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Incluso les ofrece un nuevo método de nombramiento para el futuro. "Hoy ha renunciado alguien pero no ha sido precisamente quien esperan los españoles que renuncie, que es usted, señor Cosidó", ha dicho Sánchez en el Senado.
Pedro Sánchez sabe que a Pablo Casado se le abre una nueva crisis cuando aún no se ha repuesto del caso Cospedal que tuvo que sofocar con su dimisión. Pero quiere evitar a toda costa que esto sirva de excusa para bloquear el pacto alcanzado recientemente, entre PP y Psoe, con la participación también de Podemos y otras fuerzas políticas para la renovación del máximo órgano del Poder Judicial. Sánchez ni quiero oir hablar de un bloqueo permanente, igual que sucedió durante la legislatura de Zapatero que el PP mantuvo bloqueada la renovación durante dos años.
Si bien Casado ha intentado la discreción evasiva sobre esta nueva corrupción en sus filas, si ha hablado el secretario general Javier Maroto, echando balones fuera. ”Cosidó no dimitirá y en cualquier caso quien debe dimitir es la ministra socialista de Justicia, Dolores Delgado”.
Haciendo un paralelismo casi acrobático, los hechos que desde el PP le imputan a la ministra son ni más ni menos que haber estado sentada en la mesa de un restaurante público, con fiscales, jueces y policías, en una cena de conmemoración policial, mientras el ex comisario Villarejo decía una sarta de fanfarronadas dirigiéndose a todos los comensales y el pecado de la ministra Delgado, según se infiere del argumento de Maroto, es no haberse levantado de su silla y marcharse. La acusan de utilizar un lenguaje no estrictamente feminista, sin darse cuenta de la boutade que esto significa (más de media España y el ochenta por ciento de todos los gobiernos anteriores no contemplan un lenguaje estrictamente feminista) y de que eso ni es delito ni le inhabilita para ejercer correctamente su cargo.
La polémica en la Cámara Alta, ha surgido al preguntar el portavoz Cosidó al presidente sobre la intención de conceder indultos a los políticos catalanes presos por el proceso independentista y pendientes de juicio. Sánchez entonces ha pedido la renuncia del portavoz y ha continuado con las propuestas para renovar el Poder Judicial. “Voy a proponer que sea el poder legislativo y no las asociaciones de jueces las que elijan al poder judicial”, ha dicho Sánchez. Actualmente el Ejecutivo tiene competencia para elegir 12 de los 20 vocales. Los otros 8 miembros son elegidos por asociaciones de jueces y juristas de reconocida competencia.
El pacto cerrado esta semana entre el PP y Psoe, incumbe a 210 diputados, según ha recordado el presidente y por tanto si el PP pretende romperlo aparecería como un partido sin palabra y sin seriedad. El ministro de Fomento y Secretario de Organización del Psoe, Jose Luis Ábalos, ha ido un paso más allá al ser preguntado este mismo martes en la SER sobre este tema “con este partido popular no se puede negociar seriamente porque está en franca desomposición”, ha dicho.
Para el presidente Sánchez lo que han evidenciado estos mensajes de Cosidó “es el sentido patrimonialista que el PP tiene de la Justicia”. Refiriéndose a ellos, Sánchez ha acusado al PP de desvirtuar el pacto al interpretarlo como beneficioso para tapar la corrupción del PP también “al decir que el juez De Prada está mejor en el CGPJ que no poniendo sentencias contra el PP”.