Pedro Sánchez es el tótem que siempre resiste. Ya cayeron en la cuenta los oficiales y caballeros de su partido, que perdieron frente a él (21 de mayo de 2017) cuando sólo contaba con la tropa socialista. Ya cayeron también Mariano Rajoy y todo el poderío del Ibex y los grandes medios de comunicación nacionales que le disparaban a cañonazo limpio. Finalmente, Rajoy tuvo que salir por la puerta de atrás del Congreso (1 junio de 2018) acuciado por la corrupción mientras Sánchez entraba por la puerta grande con una agenda social que en seis meses ha devuelto parte del bienestar social a España. Con Presupuestos o sin ellos, Sánchez prefiere no convocar elecciones hasta el 2020.
Ya ha avisado este fin de semana desde la Cumbre Iberoamericana, en Guatemala, el Presidente Pedro Sánchez que con presupuestos o sin ellos el Ejecutivo continuará gobernando mediante Decretos y recuperando la Agenda Social. Resiste Sánchez en el ámbito político y en el personal. Contra su vida privada y la de sus ministros y ministras se han utilizado, y utilizan, fake news que avergüenzan. Pero el jefe del Ejecutivo continua a lo suyo, gobernando y hablando con todos, con ERC, con PdCat, con Podemos, con PNV, explican fuentes políticas. A sus aliados parece gustarles la música que toca, pero fuerzan, presionan, exigen hechos. Preguntan en público “qué hay de lo suyo” a sabiendas de que prefieren jugar en el tablero con un líder flexible, que con las rigideces de Rajoy. O al menos eso dicen. Y mientras los meses pasan, Sánchez reparte juego y cartas para continuar con la partida sin romper la baraja. Resistir hasta el 2020. Agotar la legislatura y convocar elecciones cuando toca.
Mientras tanto, las viudas, pensionistas, parados, autónomos, dependientes, etc, cobran más, las infraestructuras territoriales se reactivan, la Sanidad vuelve a ser universal, las becas regresan a las familias de menos recursos económicos. Las mujeres se visibilizan y ven salir leyes contra la violencia machista etc. La transición ecológica se pone en marcha y se potencia la tecnología y la formación, entre otras cosas. Son sus bazas y la enseña de ese gobierno feminista con once mujeres ministras para desarrollar una amplia agenda social. Quieren que el público capte a un “gobierno socialdemócrata del bienestar social y que valora las prestaciones por encima de un crecimiento injusto y desigual”, dicen fuentes socialistas.
Sánchez resiste los envites de todos, dicen en sus filas. Los matizados de su gran aliado, Pablo Iglesias, que veladamente le advierte de que “sin Presupuestos Generales del Estado (PGE) no hay más remedio que adelantar elecciones para primavera o mediados de 2019. Total son sólo unos meses”. Pero el Presidente lo tiene claro, ha dicho que hará todo lo posible por agotar la legislatura y “contra viento y marea así lo hará”, aseguran los suyos. Desde Guatemala han vuelto a preguntarle y el insiste y ya va preparando el terreno para que se acostumbren a que, si como parece probable, los partidos independentistas catalanes no apoyaran sus PGE, irá gobernando con Decretos y con el apoyo de Podemos y de los nacionalistas vascos hasta el final de la legislatura.
La clave sigue siendo el proceso de Cataluña. Donde, tanto Ignacio Urkullu, como Pablo Iglesias, se han entregado a una labor de mediación con los dirigentes de la Generalitat, concretamente con Quim Torra, para convencerle de que es mejor apoyar a Sánchez y su política de diálogo, que arriesgarse a que vuelva a gobernar la derecha (PP y Cs) y regresen a su política de autoritarismo y mano dura con la aplicación del artículo 155 que, según las declaraciones tanto de Pablo Casado, como de Albert Ribera, ya están deseando.
Todo depende de la capacidad de aceptación de las decisiones judiciales de los dirigentes de ERC y PdCat. Con la boca pequeña, algunos procesados por la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) que mantiene encarcelados a diecisiete políticos catalanes y en el exilio a Carles Puigdemont y otros cuatro, como por ejemplo Santi Vila, ponen de su parte para hacer entender que el Ejecutivo central no puede influir en las decisiones judiciales. En el fondo, todos lo saben pero las políticas de postureo frente a los medios para contentar a los suyos (los votantes de ERC y PdCAT) llenan páginas de periódicos mientras la realidad, a la que nos tiene acostumbrados Sánchez, es compleja a la vez que sencilla. La Justicia va por su lado y la política por el suyo. El mensaje mágico de este gobierno feminista es tozudo: diálogo y repartición justa del crecimiento y de la riqueza.
El pasado 2 de noviembre, la calificación de la Abogacía del Estado sobre la DUI fue benévola, rechazando el delito de rebelión y admitiendo el de sedición, lo cual rebajaba la petición de pena, de 25 años que pide la Fiscalía a 12 que pide la abogacía. Este gesto, el único que el Ejecutivo central podía hacer, no bastó a ninguno de los partidos soberanistas, ni tampoco a Comuns, ni a Podemos, pero si en cambio enervó mas aún si cabe, a los auto llamados “constitucionalistas” PP y Ciudadanos que insisten en las tesis de las hipotecas que el Presidente del Gobierno ha de pagar por el apoyo de los partidos catalanes a la moción de censura que le llevó a la presidencia.
Siempre en campaña electoral
Desde aquel fatídico 1 de octubre de 2016 el secretario general socialista, y ahora Presidente, Pedro Sánchez, no ha dejado de estar en campaña. Muchos bromean que podría ser investigo doctor Honoris Causa de un master que podría titularse: “cómo ganar elecciones contra todo pronóstico”. El 1 de mayo de 2017 ganó la SG y volvió a Ferraz. El 1 de junio de 2018, ganó una moción de censura y volvió al Congreso de los Diputados por la puerta grande y directamente al banquillo azul de Gobierno. Ahora se muestra seguro de poder ganar Andalucía, la Comunidad Valenciana, Madrid y las generales del 2020. A tenor de los datos del CIS, su política social sí va calando entre la población, su liderazgo es el mas valorado y su partido el que más crece. Son solo fotos fijas, dicen tanto en su entorno como en la trinchera conservadora.
Como decía la recientemente fallecida ex ministra de Cultura socialista, Carmen Alborch, la clave de la alegría está en la resistencia. La clave de ganar, para el actual Presidente del Gobierno, está también en la resistencia. El actual Consejo de Ministros y Ministras está imbuido de esta filosofía y según declaran a los medios, cada cartera continua con su trabajo. “En estos escasos seis meses, hemos desarrollado una actividad mayor que en los últimos seis años de Mariano Rajoy, acuciado por múltiples episodios de corrupción” comentaron fuentes socialistas a este periódico.
Fomento ha reactivado las inversiones territoriales, ha cambiado el sistema de pago de las autopistas, ha saneado los cercanías y ha vuelto a situar las comunicaciones territoriales en primer plano. También han mejorado las políticas de alquiler de vivienda. Igualdad ha puesto en primera línea, la Ley contra la Violencia de Género, la Ley para combatir la Brecha Salarial, planes de actuación para proteger a las mujeres, acciones contra la prostitución y la trata de mujeres. Sanidad ha devuelto la sanidad universal y de calidad a todos, no importa la clase, condición u origen. Empleo y Trabajo, ha subido el salario mínimo ínter profesional, de poco más de setecientos a novecientos euros. Ha vuelto a conceder prestaciones a mayores de 52 en para de larga duración. Ha revertido los recortes en derechos laborales, subiendo las pensiones a los jubilados, viudas, y aumentando las prestaciones a los autónomos. Se han aumentado las becas.
Con estas credenciales, el Gobierno de Sánchez se ha situado al comienzo de un año y medio plagado de elecciones. Primero llegan, ahora el 2 de diciembre, las andaluzas. Según todas las encuestas, Susana Díaz rozaría la mayoría absoluta y podría elegir con quien gobernar. Los otros tres partidos, Podemos, de Teresa Rodríguez, PP de Juanma Moreno y Ciudadanos de Juan Marín, que estarían en un empate técnico, se lo tratarán de poner difícil a la lideresa socialista, pero al final, alguno tendrá que abstenerse o apoyarla para que haya gobierno. Y para Sánchez, las andaluzas sólo son el pistoletazo de salida.