Algunas veces uno se plantea por qué se abandonaron casas, aldeas, pueblos enteros. Lo normal es pensar en el fenómeno de la migración, en la dificultad de trabajar campos y ganadería, en una despoblación anunciada e inevitable en beneficio de las grandes ciudades.
Sin embargo, en El lapso, la situación resulta al contrario. Una pareja de jóvenes escritores huyen de la urbe para instalarse en un terruño aislados que les permita realizar su actividad sin injerencias externas. Mas, hete aquí, que el autor, Julio Viñuela Gavela, se plantea que no será tan idílica esa residencia bucólica en pleno monte asturiano. Y sacando sus recursos de fenómenos paranormales, de misterio y apariciones y desapariciones nos presenta una factura teatral del género del misterio, de lo inexplicable científicamente, de las percepciones y las creencias, quizás también del hecho de ser abducido pero, eso sí, sin perder en ningún momento el sentido de la realidad.
Hay oscuros imprevistos, objetos que se mueven, cajones que se abren, llamadas de teléfono inquietantes… mientras los personajes viven y experimentan sensaciones que se escapan a su entendimiento y, lo que es peor, a sus emociones.
Lo dirige Diego Da Costa, sin dar palos de ciego, sabiendo bien que se enfrenta a un reto pocas veces visto en los escenarios, como es llevar a la puesta en escena los agobios, la angustia de los personajes, la inquietud de los mismos de no saber qué está sucediendo.
Interpretan, sin aspavientos que darían más bien pie al humor, sino todo lo contrario, contenidos, refugiados en las miradas, casi abandonados por ellos mismos, Laura Mayo, Chema Coloma, Alfonso Muñoz y Pablo Blanco en una entrega donde se sienten las palabras y los silencios, donde se resquebraja la relación de la pareja por no saber hasta dónde llega la realidad y las alucinaciones.
La protagonista, María, está leyendo a Edgar Allan Poe, lo que nos hace suponer si ella misma piensa que es imaginación suya todo lo que acontece o realmente ha habido un Lapso de tiempo que se les pierde a los dos, y a nosotros también espectadores testigos de lo que está sucediendo.
Nada está muerto, solo que deja de estar, de repente, desaparece. Ahí es donde surgen los ruidos, las sombras, las ansias que enloquecen ante lo inexplicable, la soledad que también hace acto de aparición al no sentirse comprendidos.
Y muchas veces, el silencio. La noche que conmueve y produce desasosiego, inquietud, trastornos de la percepción.
Pero todo es posible, hay videntes que son capaces de sentir presencias, hay lapsos de desmemoria y olvidos, hay descreimiento hasta que se evidencia algo que resulta surrealista y nos negamos a admitirlo.
Dudas, secretos, bosques, lechuzas, pájaros de mal agüero, nieblas, caminos que son laberintos. El Lapso nos lleva a un tema sin brújula, a la tensión del cuerpo y alma, a la reflexión y la meditación de si estamos rodeados de otros seres, o espíritus, inexplicables al intelecto.
Tal vez no sea nada pero, por si acaso, cierra puertas y ventanas, deja la luz encendida, no vayas nunca sin compañía.
FICHA ARTÍSTICA: EL LAPSO
- Dramaturgia: Julio Viñuela Gavela
- Dirección: Diego Da Costa
- Reparto: Laura Mayo, Chema Coloma, Alfonso Muñoz y Pablo Blanco
- Composición musical y espacio sonoro: Julio Viñuela Gavela
- Escenografía: La joie de la colina
- Prensa y comunicación: Amanda H C – Proyecto Duas
- Producción: La joie de la colina
- Espacio: Teatro Lara – Sala Lola Membrives.
Sobre el autor
Alberto Morate
Alberto Morate es profesor de literatura, dramaturgo, cronista de teatro, director de escena, poeta,… Su obra se extiende por el Teatro (7 libros publicados), un texto narrativo (La estatua de Lope de Vega), un Ensayo (Teatro en el colegio traducido a 8 idiomas). Incluido en diversas y variadas Antologías Poéticas, cientos de reseñas teatrales, artículos y Poesía, con 10 poemarios publicados hasta la fecha. También organiza recitales, ha escrito prólogos y presentado libros a colegas poetas.