La construcción de la Europa Unida fue una apuesta por un futuro diferente a un pasado de lucha entre un país y los demás por la hegemonía. Una cuasi permanente guerra civil europea. La razón de Estado consagrada en el Tratado de Westfalia fue la culminación de esa lógica nacionalista que condujo a la casi destrucción del continente con repercusiones globales. *
La invasión rusa en Ucrania da más valor a la afirmación inicial de la Declaración Schuman :“La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan”. Su fruto, en un paciente trabajo de tejer la paz entre antiguos enemigos seculares, nos ha llevado desde la CECA a la actual UE. Con un fracaso pendiente: la Comunidad Europea de Defensa rechazada por la Asamblea Nacional Francesa en 1954.
El resultado es el más largo período de paz desde el final del Imperio Romano, con un salto continental en 1989 producido por la caída del muro y la desaparición del telón de acero, que partía en dos el continente. Con rapidez vertiginosa siguieron la unidad alemana y la implosión de la URSS, que sólo había reconocido la existencia de la Comunidad Europea en 1988. La glasnost de Gorbachov había dejado al descubierto un sistema político dictatorial, económicamente obsoleto e imperial bajo un rótulo federal.
La Carta de Paris sobre el futuro de Europa se firmó en noviembre de 1990 por los Estados europeos de la CSCE más Estados Unidos, Canadá y la URSS, que implosionó un año después. De modo inmediato, doce Estados europeos procedentes del Pacto de Varsovia se integraron voluntariamente en la Asociación para la Paz lanzada por la OTAN en 1993. Diez de ellos son actualmente miembros de la UE, Ucrania se unió el año siguiente y también Rusia en 1995. Hechos que conviene recordar.
Ciertamente, para gran parte de la élite dirigente rusa formada en la era soviética este proceso representó una frustración que rompía con el equilibrio al que habían llegado los ejércitos de los vencedores en 1945. Lo que hicieron a lo largo de la historia todas las potencias triunfantes .
Más aún, rompía con la visión de Rusia como un imperio bicontinental y pluriétnico , el mayor desde Roma, con una continuidad que venía desde Pedro el Grande, el creador del Imperio ruso como una potencia europea y marítima. Visión compartida Stalin, pasando por el Emperador Alejandro I en la Santa Alianza con un peso destacado en Europa y un paradójico sentimiento claustrofóbico en su permanente búsqueda de acceso a los mares cálidos. El frío delirio de Putin es volver a ese pasado, a sangre y fuego en una cruel negación de la realidad, como se ha visto en Chechenia, Georgia, Kazakstán e incluso Siria.
En la guerra actual, hay una diferencia, la existencia de la Unión Europea. Ucrania manifestó desde el primer momento su voluntad de incorporarse a este proceso de construcción de futuro compartido que fue tomando cuerpo en su sociedad. Para la visión putiniana suponía quebrar el futuro mismo de su proyecto de reconstrucción del pasado.
Nuestra respuesta debe construirse a partir de la impresionante ola de solidaridad europea creando la Unión Europea de Defensa
El desafío ruso nos retrotrae a una de las mayores crisis de la construcción europea: el debate no se plantea ya a nivel teórico sobre la PESC y la soberanía europea. Es sobre la guerra en nuestro continente, precisamente en uno de los escenarios clave de las dos guerras mundiales fruto de un frío y masivo ataque de la Rusia de Putin a su vecina Ucrania, rompiendo con todas las reglas de derecho internacional, ensañándose con la población y tratando de ignorar la realidad de la Unión Europea.
En estos meses, la UE está dando pasos decisivos: como protagonista político y económico, con firmeza compartida y un amplio apoyo de sus ciudadanías al pueblo ucranio. Alemania ha adoptado las medidas de seguridad y defensa más importantes desde la creación de la República Federal y Francia defiende una autonomía estratégica, clave de soberanía europea, revitalizando y ampliando la OTAN con el ingreso de Suecia y Finlandia. Suiza ha roto con su tradicional neutralidad, Japón reconsidera su política sobre las armas nucleares y la Asamblea General de la ONU ha condenado la agresión rusa así como la represión de los críticos de su propio pueblo. Es una crisis europea y global.
El conflicto será largo y doloroso. Nuestra respuesta debe construirse a partir de la impresionante ola de solidaridad europea creando la Unión Europea de Defensa como hemos sido capaces de crear la de los Estados, los ciudadanos y la monetaria. Hasta ahora, gastamos más por separado que si lo hiciéramos juntos y la crisis de Ucrania nos muestra con un resultado muy inferior. La decisión clave es añadirla seguridad y la defensa a la ciudadanía y la moneda. Y tiene un nombre desde la Declaración Schuman de 1950: La Federación Europea. No se trata solo de nuestro futuro, sino de la paz en nuestro continente y en el mundo.
Tras la Conferencia sobre el futuro de Europa Culminando el proceso constitucional abierto desde el Tratado de Maastricht, desarrollado en las Convenciones y el Tratado de Lisboa.
Un punto crítico: no aceptar nunca volver a la Europa que se autodestruyó en 1945
Consecuencia de la lucha por la hegemonía entre nacionalismos y el equilibrio de poderes basado en las armas y no en la voluntad de los pueblos. Hemos decidido compartir un destino, debemos gestionarlo juntos, sin reservas ni vetos para asentar la paz sobre los valores comunes que nos han permitido el período más largo y fecundo de la historia de Europa. La lucha de Ucrania es la nuestra.
* Texto de la intervención en debate el Movimiento Europeo CFEME sobre la guerra en la UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID