El ejército ruso ha atacado instalaciones médicas de la ciudad ucraniana, clave estratégica para la intención del Gobierno de Putin de unir la península de Crimea con los territorios rebeldes del Donbás. El bombardeo ha sido condenado por las naciones alrededor del mundo.
Pavlo Kirilenko, de la administración militar regional de Donetsk ha confirmado la ofensiva contra un hospital de maternidad, un centro médico y otras instalaciones y señala que el país ruso ha “cruzado la línea de la humanidad”, si bien celebra que no se hayan tenido que lamentar fallecidos.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha calificado de “atrocidad” la situación e implora a parar el ataque. "Tenéis el poder, pero parece que estáis perdiendo humanidad", ha manifestado en su cuenta de Twitter.
El ministro de exteriores ucraniano ha pedido a las fuerzas occidentales su intervención ante el asedio de la ciudad, donde hay unos 400.000 rehenes a manos de los rusos. Ha incidido también en como Rusia bloquea la ayuda humanitaria y las evacuaciones en una ciudad donde “los bombardeos indiscriminados continúan”.
Este ataque ha provocado el estupor e indignación de numerosos dirigentes internacionales. Boris Johnson, ha asegurado que su país hará que Putin “rinda cuentas por sus terribles crímenes”. Estados Unidos se une también a la condena de esta ofensiva, mientras que la OMS pide el cese de los bombardeos a instalaciones médicas que no deberían “ser un objetivo”, apuntan.
Desde UNICEF temen “lo peor”, en indican la enorme incidencia que la guerra está teniendo en los menores, con 37 muertos y más de un millón que han tenido que huir del país. La organización humanitaria de médicos sin fronteras ha denunciado que el ataque supone una “violación de las leyes de la guerra” ya que es un bombardeo que priva de asistencia sanitaria a un sistema “al borde del colapso”.