La Comisión de Salud Pública establece actualmente una cuarentena de siete días para los infectados por coronavirus, sean o no asintomáticos. Desde varias comunidades llaman a mantener el aislamiento a aquellas personas que sigan mostrando síntomas o pertenezcan a grupos vulnerables, pero que se eliminen para la población general.
Desde hace semanas, con la incidencia en una tendencia a la baja, los científicos y comunidades autónomas se preguntan si los criterios de las cuarentenas están ajustados a la nueva variante predominante, ómicron, con un periodo de infección diferente y síntomas más leves.
El pasado 29 de diciembre la Comisión redujo los días de aislamiento de 10 a 7, para las personas que no mostraran síntomas y los contactos estrechos de vacunados, y las distintas regiones han apuntado su disminución e incluso eliminación desde entonces. La meta es centrar las cuarentenas en las personas que sí las necesiten y que los días vayan condicionados a cómo vayan evolucionando, respondiendo a un criterio clínico y no de salud pública.
Otras naciones cuentan ya con aislamientos reducidos, como Estados Unidos o Inglaterra, dónde el periodo es de cinco días y el Gobierno inglés estima eliminarlas por completo a finales de febrero, debido a la mejora de la situación epidemiológica.
En el caso español, no se recomienda hacer un test una vez cumplida la cuarentena, lo que se debe tener en cuenta es el cuadro sintomatológico. Algunas personas continúan dando positivo tras el aislamiento y pueden continuar infectando. Pese a ello, la probabilidad es baja, ya que, tras el quinto día de infección, se reduce al 2%.
Los empresarios instan a reducir los periodos debido al impacto económico que la ola está causando en los negocios, aunque los científicos llaman a la cautela, pues existen evidencias científicas de poder contagiar tras el quinto día.