Este martes el Partido Popular reúne a sus líderes en el Comité Ejecutivo Nacional para analizar los resultados de las elecciones de Castilla y León y decidir los próximos pasos en el difícil panorama que se le presenta a los conservadores. La hoja de ruta diseñada por Pablo Casado y los suyos ha fracasado a las primeras de cambio y ahora se dan cuenta de que adelantar los comicios castellanoleoneses no fue tan buena idea. Alfonso Fernández Mañueco necesita diez votos más de los que tiene su partido en las Cortes para seguir gobernando y la suma solo sale con la ultraderecha de Vox. Los de Juan García-Gallardo Frings no solo exigen ya la vicepresidencia, sino que quieren incorporar en su programa de gobierno la derogación de leyes tan importantes sobre la de violencia de género del año 2010 o el decreto de memoria histórica. Por su parte, el PSOE ya ha advertido que es imposible una abstención para que el PP pueda gobernar en minoría.
Continúa la resaca electoral en Castilla y León y el Partido Popular es cada vez más consciente, a medida que pasan las primeras horas, de la complicada decisión que debe tomar en las próximas semanas. Desde Génova estaban convencidos que repetirían el triunfo de la Comunidad de Madrid y tras hacerse con el voto de Ciudadanos podrían gobernar en solitario también en Castilla y León. Pero las urnas les han dado una victoria pírrica y una situación complicada. Ahora necesitan los votos de la ultraderecha de Vox para seguir en el poder. Y no hay alternativa posible. Los de Abascal están dispuestos a dar esos votos pero piden el mismo tratamiento que tuvo hasta hace unos meses Ciudadanos y quieren la vicepresidencia, varias consejerías y añadir al programa de gobierno algunas de sus reclamaciones como la derogación de leyes que definen como "de izquierdas", entre ellas, están aquellas que protegen los derechos de las mujeres.
En el seno del PP hay dirigentes como Isabel Díaz Ayuso que no dudó en posicionarse antes incluso de saber el resultado electoral y dijo sin ambages que su partido debe ponerse de acuerdo con Vox allí donde sea necesario y, porqué no, donde tampoco lo sea. En esa línea parece que le sigue el propio presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco que no cierra la puerta a hablar con la ultraderecha para gobernar juntos. Con el resultado ya conocido, Ayuso sigue defendiendo su posición y este mismo martes ha manifestado su deseo de que Castilla y León tenga un gobierno pronto. Además, ha llamado a su partido a "que no nos importe lo que opine la izquierda sobre nuestros pactos" y considera que su formación debe apostar por lo que llama "frente al proyecto sanchista", sin importarle que para ello deba incluir en la ecuación al partido Vox.
Pero desde Madrid ahora ven que gobernar en coalición con Vox tira por tierra toda la estrategia de Pablo Casado. Algunos dirigentes hablan que sería como darle una nueva 'foto de Colón' al PSOE y que arrastraría al PP a un terreno donde Vox tiene todas las de ganar. El secretario general del partido, Teodoro García Egea, propuso ayer un camino que solo ve él. Quiere acordar con los partidos minoritarios como Soria Ya, UPL y Ciudadanos (a quien echaron del Gobierno) para 'obligar' a los de Vox a decidir si se suman a este bloque y permiten gobernar a Mañueco. Esta opción tiene muchas lagunas, la primera es que la suma de todos ellos solo llegaría a 39 procuradores y no alcanza la mayoría absoluta; otra es que la ultraderecha estaría dispuesto a forzar una repetición electoral antes de aceptar esto. Para los de Abascal ha llegado la hora de entrar en Gobiernos ya que no hacerlo podría desincentivar el voto de los que les apoyan.
El PP también ha mirado al PSOE al que le pide que no ponga impedimentos a un Ejecutivo de Mañueco. Ahora hablan de aquellos de la lista más votada y todas estas cuestiones de las que solo se acuerdan cuando les favorece a ellos. En el PSOE la respuesta ha sido tan rápida como contundente. El PP se ha metido el solito en este embrollo y le corresponde a él salir de ahí. A pesar de las declaraciones del alcalde de Valladolid, Óscar Puente, que defendió una posible abstención para cerrar el paso a la ultraderecha, el partido descarta esa posibilidad por varias razones, una de ellas son los casos de corrupción que afectan al entorno del PP en la región. El portavoz del PSOE, Felipe Sicilia, dijo este lunes que el PP no ha pedido a la formación socialista que se abstenga, pero recordó que el PP debería explicar antes "para qué" querría llegar a ese escenario.
Sicilia no cree, de todos modos, que se produzca esa petición del PP ya que después debían ponerse a hablar sobre las críticas que hacen los de Casado sobre la gestión de los fondos europeos, el bloqueo aún vigente de la renovación del Consejo General del Poder Judicial, o las críticas de los populares a la reforma laboral aprobada recientemente.