El artista búlgaro Christo ha vuelto a dejar su sello en la capital francesa, esta vez a título póstumo. Esta semana se mostraba el Arco del Triunfo empaquetado. Esta obra, ideada en vida por el internacional artista y finalizada por su sobrino, Vladimir Javachez, se trataba del primer sueño de Christo y su último deseo cumplido.
La idea se empaquetar el parisino Arco del Triunfo, fue presentada a las autoridades culturales francesa por el artista Christo, a comienzos de la década de los setenta, década en la que el artista todavía no era conocido y en la que concibió por primera vez la idea de “empaquetar” monumentos o edificios. Para cumplir esta primera idea han tenido que pasar más de cinco décadas, y la muerte del propio Christo y de su mujer y compañera artística, Jeanne-Claude. Tras su muerte ha sido su sobrino quien termine el trabajo, y empaquete el Arco del Triunfo, del que dice que será “el último empaquetado”.
“El Arco del Triunfo empaquetado es un regalo formidable a los parisinos, a los franceses y a todos los aficionados al arte”, dijo la ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, en la presentación que se celebró este jueves. Conceptualmente, el Arco del Triunfo empaquetado es similar a otros “envueltos” históricos realizados por Christo, y se han necesitado 25.000 metros cuadrados de tela de polipropileno reciclable para envolver el monumento de 50 metros de altura.
Algo que sí ha cambiado han sido los tiempos. Christo tuvo que esperar 10 años para recibir los permisos para envolver en tela el puente sobre el río Sena, y, con el Arco del Triunfo, el trámite ha sido casi un paseo. Esto ha sido gracias a la fama adquirida durante décadas por el artista, además de los “grandes recuerdos en los parisinos” que dejó el proyecto anterior.
Christo Vladimirov Javacheff, conocido como Christo, fue un artista búlgaro que destaco en el Land Art. Utilizaba telas para empaquetar monumentos y estructuras de la naturaleza. Formó pareja con la también artista Jeanne Claude que fue colaboradora de todas sus obras.
Como ha sucedido con todos los “empaquetados” de Christo y Jeanne-Claude, la interpretación y el impacto no tienen término medio. “Hay a quienes les gusta, a quienes no, pero bueno, al final esa es la función del arte que Christo nos ha propuesto toda la vida (…) nos hace sentir vivos, porque genera una reacción a lo que vemos”, destaca Hidalgo.
“Christo sentía que no tenía que dar una explicación, que cada uno debía interpretar como quisiera las obras”, indicaba hace pocos días Javacheff. “Lo interesante es que la gente ha empezado a hablar de esta obra cuando aún ni existía, que es como discutir el cuadro de un pintor antes incluso de que esté pintado. Eso a Christo le gustaba, que la gente haga su propia interpretación, que la vea y la disfrute cada cual a su manera diferente. O que la odie, eso ya cada uno”.