El próximo 26 de septiembre se celebran elecciones a la cancillería en Alemania. En la recta final de las elecciones, los socialdemócratas del SPD siguen liderando las encuestas tras remontar de forma inesperada durante las últimas semanas. En el segundo debate electoral, el candidato socialdemócrata, Olaf Schulz, volvió a salir victorioso, lo que afianza aún más la posición de su partido. Los conservadores, amenazados por los datos más recientes, buscan la forma de minar la confianza en el partido rival mediante ataques centrados en argumentos económicos, pero no es suficiente para cambiar la opinión de los electores. Los analistas tratan ahora de vislumbrar las posibles coaliciones que podrían surgir tras los resultados finales de las elecciones.
A tan solo dos semanas de la cita de los ciudadanos alemanes con las urnas, el Partido Socialdemócrata (SPD) sigue dominando las encuestas electorales para las próximas elecciones del 26 de septiembre. Los expertos analizan ahora la posibilidad de un tripartito entre socialdemócratas, Los Verdes y los izquierdistas Die Linke como el primer gobierno de la era post-Merkel. Las opciones de una gran coalición entre el SPD y el partido de Angela Merkel, la Unión Cristianodemocrática (CDU/CSU), parece completamente descartada.
El pasado domingo tuvo lugar el segundo debate de la campaña, en el que Armin Laschet, el candidato conservador, tenía la misión de recortar distancia frente a sus adversarios del SPD. Y es que hasta hace menos de un mes, el SPD se mantuvo en tercera posición en los sondeos, por detrás del partido de Laschet y de Los Verdes. Este cambio de acontecimientos ha despertado las alarmas en el CDU/CSU, que ahora apuesta por dirigir sus ataques contra el partido rival y en especial contra Olaf Scholz, candidato a la cancillería del SPD y actual ministro de Finanzas.
Por eso, durante el debate, Laschet se centró en atacar a Scholz más que a presentar sus propias propuestas. Utilizó una serie de escándalos financieros como la redada que tuvo lugar la semana pasada en las oficinas del Ministerio de Finanzas, la quiebra de Wirecard o el escándalo fiscal Cum-Ex como ejemplos de que no había cumplido con sus obligaciones como ministro. A pesar de estos esfuerzos por minar la credibilidad del socialdemócrata, los espectadores dieron como ganador del debate a Olaf Scholz: un 41% de los telespectadores lo eligieron como el candidato más convincente de los tres.
Scholz también salió vencedor del anterior debate electoral celebrado el pasado 29 de agosto. Sus intervenciones no paran de afianzar tanto su postura como la de su partido. Y es que ser el candidato mejor valorado de los tres principales competidores se está traduciendo en unos mejores resultados para el SPD en las encuestas de intención de voto.
Por el momento, los sondeos más recientes dan entre un 25 y un 26% de los votos al SPD, un 21/22% a la CDU/CSU y un 16/17% para Los Verdes. Scholz ya ha dicho que quiere una coalición con Los Verdes, pero, según estos datos, no sería suficiente para alcanzar la mayoría.
Los conservadores temen una coalición entre el SPD con Los Verdes y con La Izquierda
Los conservadores temen una coalición entre el SPD con Los Verdes y con La Izquierda. Scholz no ha descartado abiertamente esta opción, pero sí ha dicho que es muy difícil que ocurra. Por su parte, Laschet sí ha afirmado que la CDU/CSU nunca pactaría con la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) ni con Die Linke.
El SPD también podría tratar de formar una coalición con Los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP), pero para ello debería ser capaz de convencer a los liberales. Los analistas creen que, si los socialdemócratas terminan ganando las elecciones, la primera opción de Scholz sería intentar convencer al FDP y que, en caso de que estos se nieguen a formar parte de la coalición, recurriría a La Izquierda.
Lo que está claro es que ni los conservadores ni los socialdemócratas apuestan por volver a formar la gran coalición SPD-CDU/CSU, por lo que terminaremos viendo una alianza tripartita o un gobierno de minoría, algo que nunca ha ocurrido en Alemania.
Todas estas posibles coaliciones depende de cuál de los dos partidos principales obtenga el primer lugar en las elecciones y el número de escaños con el que consigan hacerse finalmente. En ese momento comenzará realmente la búsqueda de apoyos. Una posible coalición de izquierdas marcaría un gran giro en la política y la economía alemana, y por ende, de toda Europa, tras 16 años de coaliciones de centro-derecha lideradas por la canciller Angela Merkel.