Este martes 31 de agosto ha culminado el plazo establecido por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, para la retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán. A pesar de la petición por parte de sus aliados europeos de extender esta fecha límite, Biden decidió mantenerla para garantizar la seguridad de sus soldados. Termina así la guerra más larga de Estados Unidos, que se ha desarrollado durante los últimos 20 años en suelo afgano y deja un desolador escenario de crisis humanitaria en el país.
Poco antes de la medianoche del pasado lunes despegaba del aeropuerto internacional de Kabul el último avión militar estadounidense, dando por terminada una misión que ha tenido lugar durante las últimas dos décadas como respuesta a los atentados terroristas del 11 de Septiembre de 2001 en Nueva York. Los taliban consideran esta salida un éxito frente a la ocupación norteamericana y el logro de su plena independencia y lo celebraron con disparos al aire.
Las últimas horas antes de la retirada total de las tropas estuvieron marcadas por nuevos altercados en las inmediaciones del aeropuerto. El Pentágono ya había alertado de la posibilidad de que se repitieran atentados como el que tuvo lugar el pasado jueves y que dejó más de 170 muertes, y subrayó que los últimos días de la misión estadounidense serían los más peligrosos. El lunes el Ejército estadounidense interceptó cinco cohetes que se dirigía al aeropuerto y cuyo lanzamiento se ha atribuido el Daesh. Un día antes, un dron estadounidense bombardeó un vehículo del ISIS en un ataque preventivo al considerarlo una amenaza, causando la muerte de diez civiles.
Los expertos consideran esta ola de violencia en la capital como una previsión de la situación que se avecina en el país asiático, que ya se encuentra sumido en una grave crisis humanitaria.
Los aliados ya habían salido del país
Los países aliados ya habían dado por finalizadas sus misiones en Afganistán durante los últimos días. En total, el número de personas exiliadas ronda los 200.000. Este pasado lunes solamente llegaban y salían del aeropuerto de Kabul aviones estadounidenses, que se centraron en evacuar a los últimos ciudadanos norteamericanos que quedaban en el país. Según el secretario de Estado, Antony Blinken, este domingo todavía quedaban 300 estadounidenses esperando para ser evacuados. A pesar de que los últimos esfuerzos del Ejército estadounidense han conseguido desplazar a un gran número de personas, el jefe del Comando Central de Estados Unidos, el general Frank McKenzie, ha informado de que en este momento todavía quedan ciudadanos estadounidenses que no han podido ser sacados del país.
El embajador estadounidense en funciones, Ross Wilson, abandonó la capital afgana en el último vuelo y, tras su salida, la Casa Blanca ha informado de que no contará con presencia diplomática permanente en el país.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha aprobado, con la abstención de China y Rusia, una resolución que se centra en la ayuda humanitaria y el rechazo al terrorismo en Afganistán y que protege la seguridad de los ciudadanos afganos en su salida del país. Sin embargo, no cuenta con la propuesta de Francia y Reino Unido de crear una zona segura bajo el control de la ONU en el aeropuerto que permita continuar con las evacuaciones.
El pasado domingo el Departamento de Estado de EE.UU. emitió un comunicado en el que explicaba que los taliban se han comprometido a permitir que las personas con documentación abandonen Kabul y que sus ciudadanos podrán viajar al extranjero con normalidad una vez los soldados estadounidenses se hubieran retirado por completo.
"Durante los últimos 17 días hemos visto a nuestras tropas ejecutar el puente aéreo más largo en la historia de los Estados Unidos. Ahora, nuestra presencia militar de 20 años en Afganistán ha terminado"
"Durante los últimos 17 días hemos visto a nuestras tropas ejecutar el puente aéreo más largo de la historia de los Estados Unidos, evacuando a más de 120.000 personas. Ahora, nuestra presencia militar de 20 años en Afganistán ha terminado" ha dicho Joe Biden en un comunicado en el que daba por finalizada su misión en Afganistán. También ha prometido dirigirse a los estadounidenses en la tarde del 31 de agosto para explicar las razones que se encuentran tras su decisión de no extender la presencia militar en el país.
En él también ha asegurado que trabajarán de acuerdo con la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para garantizar la seguridad de todos aquellos que deseen salir de Afganistán en el futuro y ha reiterado el compromiso de la comunidad internacional para asegurarse de que el Gobierno taliban cumpla con su promesa de dejar salir de forma segura a sus ciudadanos. También quiso aprovechar para agradecer la función de sus tropas y homenajear a los 13 soldados fallecidos en el ataque suicida del pasado jueves.
El fin de las evacuaciones deja sobre la mesa un escenario desolador de crisis humanitaria en el país. La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) prevé que hasta medio millón de afganos traten de salir de allí en lo que queda de año y pide a los Estados que mantengan su compromiso y solidaridad con los refugiados afganos que se desplacen en el futuro. Filippo Grandi, responsable de ACNUR, ha expresado la necesidad de que tanto los Gobiernos de todo el mundo como las organizaciones internacionales sigan ofreciendo su ayuda a los ciudadanos afganos que se quedan en el país tras el fin de las misiones de rescate. Temen que a partir e este momento la comunidad internacional no mantenga la ayuda humanitaria en el país o se ignoren las peticiones de asilo de aquellos que consigan salir por vía terrestre.
La retirada de las tropas de EE.UU. pone fin a un conflicto que se ha extendido durante las últimas dos décadas, convirtiéndose en la guerra más larga librada por el país norteamericano. Un conflicto que ha destacado por las numerosas violaciones de los derechos humanos perpetradas en el país y un altísimo número de víctimas civiles. Los expertos hablan de un fracaso por parte de Estados Unidos, que abandona Afganistán dejando a los taliban de nuevo en el poder, un Gobierno que hace que sea muy difícil esperar que los pocos avances que ha conseguido el país en los últimos 20 años se mantengan en el tiempo.