El Ejecutivo de Pedro Sánchez se enfrenta en unas semanas a la difícil decisión de conceder los indultos parciales a los presos que participaron en el procés de Cataluña como paso previo para normalizar las relaciones políticas con el independentismo. El objetivo es abrir nuevamente la vía del diálogo para alejar el clima de confrontación y una nueva deriva unilateral, es decir, se quiere evitar a toda costa repetir un nuevo 1 de octubre. El revuelo ocasionado por el informe desfavorable de la Fiscalía y del Supremo, así como la respuesta de la derecha y la ultraderecha que se echará a las calles contra el Gobierno, hacían imprescindible un gesto importante por parte de ERC que ahora ocupa la presidencia de la Generalitat. Y la carta del líder republicano Oriol Junqueras fue acogida en Moncloa como señal inequívoca de que su política del reencuentro podría llevarnos por el buen camino. El presidente Sánchez, que se encontraba ayer en Barcelona, sigue hablando de concordia y apuesta por trabajar para que el progreso vuelva a Cataluña.
Poco a poco, Pedro Sánchez va encontrando el camino a uno de los problemas heredados del periodo de gobierno de la derecha y de Mariano Rajoy que llevó a España a vivir un auténtico cataclismo político con la convocatoria ilegal de un referéndum de autodeterminación y una Declaración Unilateral de Independencia en Cataluña. El PP siempre fue una "maquina de hacer independentistas", defienden en el seno del PSOE, y a tenor del resultado de sus políticas hay cierta realidad en esa afirmación.
El PSOE, sin embargo, siempre apostó por el diálogo y la negociación con los partidos independentistas catalanes para encontrar, entre todos, y siempre dentro de la legalidad y de la Constitución, la mejor resolución del problema.
Ahora, el Ejecutivo de Pedro Sánchez parece dispuesto a conceder el indulto parcial que saque de prisión a los doce políticos condenados en el juicio del procés lo que nos acerca a que se materialice una mesa de diálogo donde se expongan todas las posturas y se exploren todas las posibles respuestas.
Pero el informe desfavorable de la Fiscalía y del Tribunal Supremo a que se conceda esta medida de gracia complicó al Ejecutivo sus próximos pasos. La deriva de la derecha y la ultraderecha tampoco ayuda ya que se van a lanzar a la calle para protagonizar sonoras protestas contra el Gobierno, al tiempo que recogen firmas para pedir al Gobierno que no indulte a los presos catalanes. No deja de ser paradójico que aquellos que con sus políticas fueron, en parte, responsables de lo que ocurrió en Cataluña en 2017 quieran ahora boicotear la respuesta al problema de otro Gobierno. Olvidan, además, que el PSOE en la oposición respaldó sin dudas la aplicación de un cuestionado artículo 155 de la Constitución que suspendió la autonomía de Cataluña por primera vez desde la recuperación de la democracia en España.
El ruido generado también se expandió dentro del propio Partido Socialista donde barones como Emiliano García Page o Guillermo Fernández Vara salieron en público a criticar las intenciones de su propio gobierno. Les acompañaron históricos dirigentes socialistas como Felipe González o Alfonso Guerra. Incluso algunos ex políticos que en su día fueron indultados como José Barrionuevo.
El Gobierno ha pedido también a los independentistas la misma valentía que está protagonizando Moncloa. Y la carta publicada este lunes por Oriol Junqueras podría ser el primer paso. En la misiva, el líder republicano hacía por primera vez autocrítica de lo que hicieron con la DUI. Reconoce que su actuación no fue entendida por buena parte de la sociedad española y catalana. Y para el futuro se comprometía por buscar una salida pactada, al estilo de Escocia y su referéndum pactado. Es solo el principio del camino ya que saben en ERC, en Junts y en la CUP que lo que piden está fuera de la Constitución; pero al menos la política parece que volverá a la mesa de diálogo, alejándose de los tribunales y de la confrontación callejera.
El presidente Sánchez, estaba este lunes en Barcelona en un acto de Foment del Treball y en su intervención, aunque no hizo referencia a la carta de Junqueras, mandó continuos mensajes sobre la cuestión catalana. Así, habló de "apostar por la concordia y por el reencuentro como armas de progreso, y pongámonos a trabajar".
Además manifestó que nos encontramos en un punto en el que el futuro está en juego y apostó por "el reencuentro" como vía para "continuar el camino que tenemos juntos por delante". El dirigente socialista expresó su convicción de hacer llegado al momento ineludible de "encontrar una solución a problemas que comprometen nuestra economía y nuestro éxito como sociedad, en España y en Cataluña".
A modo de propuesta, Sánchez planteó la búsqueda de "un nuevo nosotros" como alternativa a la dialéctica dual de unos y otros. "Cambiemos las amenazas por propuestas, vengan de donde vengan. Y no busquemos justificaciones o revanchas, sino soluciones: con pragmatismo, con honestidad y con sentido común. Ese nuevo "nosotros" será nuestro mayor éxito como sociedad", manifestó.
El secretario de Organización del PSOE y ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, habló, a su vez, en declaraciones a La Sexta, de que estamos ante "un paso importante" del independentismo tras la carta de Oriol Junqueras. Aunque reconoció que tienen por delante una "tarea difícil". "Nosotros plantearemos nuestras propuestas y trataremos de buscar una solución dentro de la legalidad para resolver los problemas", dijo Ábalos.
Otra dirigente que forma parte del Gobierno, de Unidas Podemos, la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, coincidió en su lectura con Ábalos y señaló el "buen gesto" del ex vicepresidente catalán.
Todos ellos creen que los beneficios de la concesión del indulto no se verán de forma inmediata, pero sí se percibirán con claridad después. Será cuando comiencen las reuniones de la mesa de diálogo que bien podría producirse tras el verano.