La incidencia del coronavirus en Europa crece exponencialmente y España se mantiene alerta ante la llegada de la que se convertiría en la cuarta ola. En las últimas tres semanas los casos confirmados en el continente han crecido un 34% y los países que pasaron con gran estabilidad la que fue la tercera ola española se encuentran en situación de colapso. Italia comenzó hace exactamente una semana un confinamiento duro que afecta a 42 millones de habitantes ante la subida de la incidencia por encima de los 250 casos. Esta semana ya roza los 500. Francia anunciaba el viernes su propio confinamiento, algo más suave, de 16 distritos, entre ellos París, tras obligar al traslado de pacientes de los hospitales de la región de Île-de-France por colapso sanitario. Alemania, por su parte, planeaba comenzar una desescalada del confinamiento suave que mantienen el próximo 28 de marzo pero la canciller, Angela Merkel, ya lo ha suspendido tras posicionarse como el tercer país europeo con mayor mortalidad por el virus, solo por debajo de Reino Unido e Italia. España mientras observa con preocupación esta información mientras mantiene una bajada en la curva que no solo se ha estancado, sino que ha empezado a crecer en la mitad de las Comunidades Autónomas mientras se agotan los vuelos extranjeros con la inminente llegada de Semana Santa.
El coronavirus vuelve a golpear fuertemente a Europa en lo que ya se describe como la llegada de la cuarta ola. Hace exactamente una semana Italia anunciaba un nuevo confinamiento duro para frenar el repentino avance del virus que afecta a 42 millones de habitantes al superar la incidencia de 250 casos por 100.000 habitantes. El viernes Francia seguía esta decisión confinando 16 distritos del país, entre ellos París, con una incidencia de 484,4 casos que ha obligado a trasladar de urgencia a enfermos Covid a otras regiones tras un colapso hospitalario por la subida de casos. Alemania también anuncia un crecimiento preocupante en la incidencia que se suma a una infradetección de los casos por la falta de pruebas diagnósticas junto a un alza en la letalidad del virus que refleja una situación mucho más precaria que la aparente. Mientras, todos estos países junto a otros como Reino Unido reactivan vuelo y viajes de cara a Semana Santa con España como uno de los destinos favoritos.
El viernes el primer ministro francés, Jean Castex, anunció un nuevo confinamiento blando que se prolongará durante un mes ante la difícil situación que vive el país vecino. Las camas UCI han superado el porcentaje considerado como de riesgo máximo de colapso y la semana pasada comenzó un traslado de pacientes en avión y tren de los hospitales de la región de Île-de-France, cuyo centro es París, al alcanzar la situación de colapso sanitario. De esta forma, 23 millones de franceses, un tercio del total de la población, comienzan ahora un nuevo encierro aunque algo más suave que el que comenzó hace aproximadamente un año en lo que el ministro defiende como la “vía francesa”. De esta forma, colegios e institutos se mantienen abiertos aunque con mayores restricciones de aforo y se cierra todo comercio no esencial, aunque desde noviembre se mantenía cerrado hostelería, ocio y cultura. Asimismo, se ha atrasado una hora el toque de queda hasta las 19:00 horas y se mantienen los espacios al aire libre abiertos en lo que se considera necesario para la salud mental de los ciudadanos.
Alemania, por su parte, alerta de un repunte grave de casos con más de 7.500 nuevos contagios confirmados hoy lunes y 50 nuevos muertos. La canciller Angela Merkel ya establece que “no debe dudar” a la hora de prolongar un confinamiento que se planeaba empezar a levantar a partir del próximo 28 de marzo, pero mantiene la lucha con los líderes de los 16 Länder que ha caracterizado la gestión alemana del coronavirus. El país ya supera la incidencia de 100 casos, con 103,9, aunque la mortalidad se ha disparado a cifras que no concuerdan con los números. El porcentaje de letalidad aumenta hasta el 2,8% en un país que fue el más capaz de contenerla en la primera ola con cifras que hasta ponían en duda si contabilizaban los muertos. Ahora sus cifras solo están por detrás de Italia y Reino Unido en Europa y se señala la falta de pruebas diagnósticas que impiden contabilizar y rastrear el virus.
Reino Unido continúa confirmando una media de 5.000 casos al día a pesar del confinamiento domiciliario y el plan de vacunación que sigue alcanzando récords diarios. El ministro de Sanidad británico, Matt Hancock, anunciaba el fin de semana que más de la mitad de la población adulta ha sido inoculada con la primera dosis de una de las vacunas, un total de 27,6 millones de personas, aunque solo 2’2 cuentan ya con las dosis completas. La cepa británica no solo ha demostrado ser más contagiosa, sino también más mortífera con un último estudio de la London School of Hygiene & Tropical Medicine que le achaca un 67% más de muertes que la primera variante del virus. Esta parece ser ahora la culpable del disparo de la incidencia en Europa y las vacunas no parece que por ahora vayan a ganar la carrera.
En total, en tres semanas, la incidencia ha aumentado en Europa un 34% y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado una alerta directa al continente. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) ya alertó hace dos semanas de que 20 países habían aumentado el número de contagios diarios y la tasa de positividad en test, lo que alerta de la pérdida de control del virus. Esta incidencia está completamente disparada en Europa del este con países como la República Checa que supera con creces los 1.000 casos. De estos, 15 también alertaron de una presión hospitalaria creciente. Para los países mencionados, Alemania, Francia, Italia, esta sería su tercera ola al pasar solo un pequeño repunte tras las Navidades nada comparable a la precaria situación que se vivió en toda la Península Ibérica y otros países como Irlanda o Reino Unido. De esta forma se podría tomar de ejemplo el comportamiento pasado del virus, donde países que han pasado unas olas más calmadas luego han sido golpeados fuertemente y viceversa, pero los datos en España no dejan lugar al optimismo.
El descenso en la incidencia acumulada no solo se ha estancado como se anuncia desde hace dos semanas, sino que empieza a crecer de manera preocupante en numerosas comunidades autónomas. El miércoles pasado 12 comunidades autónomas alertaron de un repunte que se mantiene todavía. Los datos más preocupante llegan desde Cataluña donde el departamento de Salut ha advertido ya de la alta posibilidad de rebrote, notificando 1.470 nuevos positivos. Andalucía, Castilla y León, Navarra, Cantabria, La Rioja, Aragón, Baleares, Canarias y el País Vasco se notifican también ligeros repuntes. Otras como Madrid que ha mantenido la incidencia acumulada más alta desde el fin de la tercera ola notifican una bajada en la incidencia mientras de alguna forma continúa creciendo la presión hospitalaria.
De momento, estos repuntes solo han supuesto una subida de décimas en la incidencia acumulada que se mantiene en los 127 casos y, en general, la presión hospitalaria continúa a la baja a la espera de la notificación de los datos del fin de semana. Pero la llegada de Semana Santa ha abierto la veda de los viajes de extranjeros, sobre todo provenientes de Francia, Alemania y Reino Unido, países que mantienen confinamientos pero permiten los viajes en las próximas fiestas. España se mantiene a la espera, junto a los que más sufrieron en enero, Portugal e Irlanda, para observar como evoluciona el virus y si, finalmente, llega la que sería la cuarta ola desde que comenzara la pandemia hace un año.