Los investigadores de la universidad Tufts de Massachusetts realizaron un muestreo de 348 superficies a lo largo de doce puntos de la ciudad de Sommerville entre abril y junio de este año y detectaron restos del virus SARS-CoV-2 en, tan solo, 29 de ellas. Las más infectadas, los tiradores de cubos de basura, puertas de licorerías y de supermercados, suponen tan solo un 8’3%. El riesgo de contagio en estos casos es de entre 1 cada 100.000 o 4 de cada 10.000 positivos. Además, de estos positivos muchos no tenían la cantidad de virus suficiente para ser cuantificable. En estos casos la posibilidad de contagio bajaba al 0’001%. El estudio apunta a que la vigilancia de este tipo de superficies podría servir como método para la detección precoz de un brote en aquellos lugares donde la realización de test masivos no sea viable, como en las universidades.
Un estudio de la Universidad Tufts en Massachusetts ha concluido que el coronavirus tiene una capacidad de transmisión muy baja a través de superficies públicas no porosas. En total, la investigación analizó 348 superficies encontradas a lo largo de la ciudad de Boston entre abril y junio de 2020, entre ellas botones de semáforos, tiradores de puertas o de contenedores de basura. De estas, tan solo 29, un 8’3%, contenían trazas del virus SARS-CoV-2 y el riesgo de contagiarse por entrar en contacto con ellas descendía a menos de 5 casos por 10.000 totales, aproximadamente un 0’04%.
La investigación se centraba en conocer el riesgo verdadero de contagio que suponen los objetos públicos que reciben contacto constante por parte de distintas personas. Se conoce que la principal forma de contagio es a través del contacto directo con una persona ya infectada a través de aerosoles o gotas, principalmente de saliva. Aun así también se han tomado altas precauciones sanitarias, como el uso de gel hidroalcohólico, para evitar el contacto a través de superficies. La investigación publicada por el servidor medRxiv centró sus esfuerzos en doce lugares públicos de la ciudad de Sommerville y observaron que, del 8’3% de muestras que dieron positivo por contener Covid, tan solo una de cada diez tenía restos suficientes como para cuantificarlo, el resto se encontraban por debajo del límite que permite su cuantificación. En aquellas muestras por encima del límite de medición las posibilidades de infección se encontraban entre 1 entre 100.000 casos y 4 entre 10.000. En los casos que no se podían cuantificar, el riesgo de transmisión descendía a un 0’001%.
Las superficies que más positividad mostraron fueron los tiradores de los cubos de basura y los de las puertas de las licorerías, con un índice del 25 y el 15% de positividad. También mostraron un mayor índice tiradores en puertas con gran movimiento como las de los bancos o los supermercados. No se encontraron ningún resto en oficinas de correos ni en pequeñas tiendas de alimentación. Para escoger estas superficies, los investigadores vigilaron zonas con gran concurrencia y eligieron aquellas que fueron tocadas numerosas veces a lo largo de una jornada por varias personas. Concluyeron que aquellas zonas que tienen mayor cantidad de casos en su población tienen mayor presencia del virus en sus superficies.
El estudio apunta a usar un sistema de vigilancia del entorno como un método de detección y seguimiento precoz de un posible brote cuando la realización de test masivos no sea viable. Los investigadores creen que podría ser efectivo enfocarse en superficies que reciben constante contacto humano para comprobar si son positivas por Covid – 19 y de ahí seguir la tendencia. Por ejemplo, señalan que este método podría ser efectivo en colegios o universidades donde se podrían rastrear tiradores de puertas y otros objetos y, si se encontraran restos del virus, se procedería a seguir los protocolos marcados de realización de test a los alumnos y cuarentenas.
Este sistema podría ser eficaz en lugares de alta movilidad por su bajo coste y su mayor rapidez a la hora de detectar el virus. También podría servir para detectar casos asintomáticos o precoces. Aun así, esto es solo una hipótesis que los investigadores manejan ya que sería necesario rastrear muchas superficies para poder observar una tendencia clara teniendo en cuenta que solo un 8’3% de las superficies del estudio mostraron restos de la enfermedad.
Las conclusiones del estudio manejan que esta forma de transmisión es menor que la principal a través de aerosoles y gotas y que la inhalación del virus, pero mantiene la importancia de seguir protocolos de descontaminación en superficies públicas porque el riesgo de contagio, aunque pequeño, aun existe. Apuntan a que no conocen los efectos que puede tener el virus si los individuos tocan más de una vez una superficie contaminada y que el uso de desinfectante de manos sigue siendo un método útil de prevención. Aun así, concluyen que los esfuerzos deben centrarse en los métodos de transmisión principales para frenar el virus.