Ocho entidades músico-sociales, provenientes de Madrid, Barcelona, Zaragoza, Vitoria y Bilbao, han impulsado la creación de la Red Musical Social con el fin de proponer el poder del aprendizaje musical colectivo como transformación social. Este grupo cuenta con el apoyo del Alto Comisionado para la lucha contra la Pobreza Infantil, dependiente de la Presidencia del Gobierno.
La Red Musical Social nace gracias al impulso de ocho entidades del tercer sector músico social de distintas partes de España, cuyo objetivo principal es proponer la práctica musical colectiva para luchar contra las desigualdades sociales, como son la pobreza, la exclusión social y la vulnerabilidad.
Entre los fundadores de la Red se encuentran la Fundación Acción por la Música, DaLaNota (de la Asociación Plataforma REDOMI) y la Fundación VOCES, de Madrid; Palau Vincles (de la Fundació Orfeó Català-Palau de la Música Catalana) y la Fundació Xamfrà, de Barcelona; la Asociación Orquesta Escuela, de Zaragoza; Músicos Solidarios Sin Fronteras, de Vitoria; y Etorkizuna Musikatan (de la Fundación Norai), de Bilbao.
El espacio está abierto a nuevas incorporaciones, por lo que invitan a formar parte del proyecto a todas las entidades, iniciativas y proyectos que comportan su mismo propósito. Con ello buscan reconocimiento público y social, mostrándose como agentes de cambio y siendo capaces de contribuir a su sostenibilidad.
Acabar con la pobreza infantil a través del aprendizaje musical colectivo
Dos de cada tres niños, lo que representa más de dos millones de personas, se encuentran por debajo del umbral de pobreza en España, de los cuales casi 700.000 se hallan en pobreza grave. Para acabar con estos datos, la Red Musical Social se une a la Agenda 2030 para proteger a los más jóvenes y conseguir que logren una vida con oportunidades de desarrollo personal y profesional.
La Red Musical Social reivindica “el poder de la cultura y el aprendizaje musical colectivo como herramienta de transformación social”. Buscan a través de la música, mejorar la capacidad intelectual del niño fomentando con ello la creatividad del menor y el aprendizaje de trabajar en equipo.
La cultura debe verse como un elemento esencial en la vida, que hay que tener en cuenta con la situación que estamos viviendo. La escolaridad presencial pende un hilo y las actividades extraescolares se encuentran interrumpidas, por lo que este grupo aspira a “devolver al centro de los valores sociales la necesidad de una educación colectiva, integradora y generadora de transformación social”.