De nuevo Beirut arde en llamas. Esta vez por la explosión en un almacén repleto de nitrato de amonio en el puerto libanés, una peligrosa carga que llevaba más de seis años almacenada sin control de seguridad. Sobre las 18:15 (17:15 en España peninsular) de este martes 4 de agosto, Beirut volvió a arder y esta vez la guerra no fue el motivo. Las autoridades libanesas investigan las causas de la explosión y el primer ministro, Hassan Diab, afirmó que no se sentirá "satisfecho" hasta encontrar a los responsables. Hasta el momento se cifran en al menos un centenar los fallecidos y en más de 4.000 los heridos de esta tragedia.
El ministro de Sanidad libanés, no da una cifra concreta pero menciona al menos un centenar de fallecidos y más de 3.700 heridos. Entre los heridos se encuentran la esposa del Primer ministro, así como su hija. Todavía no se ha determinado el número final de muertos y heridos, y se espera que, desgraciadamente la cifra siga aumentando.
Hasan Diab, el Primer ministro, ha atribuido las explosiones a la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio, confiscadas hace años a un barco, tal y como apunta el director de defensa libanés, Abas Ibrahim. La explosión del almacén puede verse en diversos vídeos grabados por aficionados, en los que se aprecia tanto la gran nube rojiza causada por el nitrato, como lo que parecen cohetes.
Aunque todavía no se ha declarado ningún responsable de la tragedia, un comité investigador ha sido encargado de presentar una respuesta en cinco días.
El Ejército fue desplegado para las labores de rescate una vez producido el incidente, que se pudo sentir en Chipre, a 240 kilómetros, y que dejó destrozos a un kilómetro del lugar de origen de la explosión.
El presidente Michel Aoun ha convocado hoy una reunión del Consejo Superior de Defensa, a la vez que se ha establecido una jornada de luto oficial hoy miércoles.
Las reacciones internacionales no se han hecho esperar. Francia, Irán, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos han mostrado su apoyo, y han ofrecido su ayuda al país.
Israel, por otra parte, ha defendido rápidamente que no tiene ninguna implicación con la tragedia. Esta declaración llega solo horas después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu hubiera advertido a Hezbolá de que hará “todo lo necesario para defender Israel”, al haber tenido lugar un incidente armado en la frontera con el Líbano el pasado 27 de julio. Benny Gantz, ministro de Defensa israelí, se ha sumado al apoyo y oferta de envío de ayuda humanitaria al país vecino. Esta ayuda llegaría a través de canales extranjeros, puesto que los dos países no mantienen relaciones diplomáticas.
Esta inesperada catástrofe se produce en una situación sociopolítica tensa para el país: por una parte, se encuentra en la peor crisis económica desde la guerra civil; por otra, el Tribunal Especial para Líbano dictaría su sentencia por el asesinato en 2005 con coche bomba de Rafik Hariri, ex primer ministro libanés, menos de 72 horas después de que tuviera lugar la explosión. Muchos consideran el incidente del martes como el más violento desde dicho asesinato.