Después de meses de oír y leer infinidad de falsas acusaciones, de soportar cientos de informaciones sesgadas, de aguantar la manipulación mediática que coordinadamente llevan a cabo la mayoría de los medios de comunicación controlados por los poderes fácticos de las derechas, en contra de un Gobierno legal, legítimo y democráticamente elegido por la ciudadanía con el único fin de hacerlo caer...Se me ha acabado la paciencia y entono el "yo acuso". Acuso de mala praxis profesional, aunque dudo de que en realidad estos personajes que ahora voy a nombrar sean profesionales con algo de dignidad deontológica en sus respectivas profesiones o en cualquier otra actividad relacionada con la comunicación, tipos y tipas, como Federico Jiménez Losantos, Herman Terstch, Isabel San Sebastián, Fernando Sánchez Dragó, Alfonso Merlos, José Manuel De Prada, Salvador Sostres, Francisco Marhuenda, Alfonso Rojo, Eduardo Inda, Rafael Núñez Huesca, Alfonso Ussía, César Vidal, Pío Moa, Carlos Dávila, Ana Rosa Quintana, Pablo Motos, Javier Negre, María Claver, Carlos Herrera y otros
Después de haber tenido que aguantar durante la época más crítica que estamos teniendo que atravesar desde la Guerra Civil en España y la posterior dictadura del genocida Franco, este causó muchas más víctimas que la propia enfermedad que estamos padeciendo, el maldito virus, este Covid19 que se ha llevado por delante a casi 28.000 compatriotas (casos confirmados a día de hoy). Después de tantos días teniendo que sobrellevar un sentimiento de furia contra todas esas personas que maliciosamente acosan y acusan de delitos inexistentes a los profesionales médicos , científicos y políticos que llevan casi tres meses trabajando sin horarios y sacrificando su vida personal para intentar vencer a esta nueva enfermedad. Después de estarnos mordiendo la lengua para intentar no meter más ruido a la situación política en un momento en que todos deberíamos remar en la misma dirección. Después de observar los comportamientos desleales y agresivos por parte de los líderes de la derecha y ultraderecha española que han utilizado medios poco democráticos para desestabilizar al gobierno de coalición, se me ha agotado la paciencia.
Ya no puedo seguir callándome, y por, eso, yo acuso.
Acuso de mala praxis profesional, aunque dudo de que en realidad estos personajes que ahora voy a nombrar sean profesionales con algo de dignidad deontológica en sus respectivas profesiones o en cualquier otra actividad relacionada con la comunicación, tipos y tipas, como Federico Jiménez Losantos, Herman Terstch, Isabel San Sebastián, Fernando Sánchez Dragó, Alfonso Merlos, José Manuel De Prada, Salvador Sostres, Francisco Marhuenda, Alfonso Rojo, Eduardo Inda, Rafael Núñez Huesca, Alfonso Ussía, César Vidal, Pío Moa, Carlos Dávila, Ana Rosa Quintana, Pablo Motos, Javier Negre, María Claver, Carlos Herrera y otros cuantos que me dejo en el tintero, que en vez de expresar libremente su opinión personal en los diferentes medios en los que trabajan, se dedican a ejecutar como un ejército bien disciplinado la política de desinformación y manipulación de las masas basada en los 11 principios de la propaganda de Joseph Goebbels y los nazis con el fin, siempre, de conseguir por medios pocos democráticos que los partidos de la derecha española recuperen el poder perdido. Son advenedizos y oportunistas que en su momento vendieron, a cambio de las migajas, sus almas al diablo de la derecha retrograda española y de las empresas que la financian.
Acuso también al gobierno de la Comunidad de Madrid liderado por la plañidera, y al menos de cara la galería, “compungida”, Isabel Díaz Ayuso de haber dejado, supuestamente, de atender hospitalariamente a miles de ancianos y dependientes, según se deduce de los correos filtrados por el antiguo consejero de Políticas Sociales, Alberto Reyero (Ciudadanos), en los que se advertía al consejero de Sanidad del PP, Enrique Ruiz Escudero, de la ilegalidad de no atender a los ancianos de las residencias en plena expansión de la pandemia. Si se demostrara que realmente hubo instrucciones directas para no atender a este colectivo de enfermos de Covid19 por parte del Gabinete de Ayuso, esto debería tener consecuencias penales para la última responsable del gobierno autonómico, puesto que según diferentes fuentes, casi 6000 personas que habrían desarrollado patologías por causa a de la infección, posteriormente fallecieron sin atención hospitalaria. Y no valen excusas, puesto que si la Comunidad de Madrid carecía de los medios adecuados para prestar cuidados a todos los enfermos, obviamente esta carencia es consecuencia de los más de 20 años de pirateo, recortes y privatización de la sanidad pública en Madrid, debería de haberlo comunicado al Gobierno Central y pedir ayuda al mismo, así como al resto de los Gobiernos autonómicos.
Acuso, también a los líderes nacionales del PP y de Vox, señores y señoras Casado, Abascal, Álvarez de Toledo (Aznar), Monasterio etc, de haber utilizado el sufrimiento, la angustia, el dolor y el miedo de millones de ciudadanos y ciudadanas, como arma arrojadiza, para, siguiendo con su ya muy conocida estrategia de acoso y derribo, desestabilizar a un gobierno progresista que siempre antepuso el bienestar y la salud de las personas a cualquier otro interés espurio, en los momentos más tensos de la expansión de la enfermedad. Esta política de enfrentamiento ha dividido a los españoles volviendo a enfrentar a unos ciudadanos contra otros haciendo que vuelva a aparecer el fantasma de las dos España, que parrecía teníamos olvidado, cuando más se necesitaba una oposición racional, leal y con responsabilidad de Estado. Aún siguen, utilizando a ciertos paniaguados y nostálgicos de regímenes anteriores, colocados por antiguos gobiernos del PP en diferentes instituciones del Estado, para socavar la legitimidad del Gobierno.
En ninguno de los países más avanzados de Europa, como en Francia, en Italia, en Alemania, o en el Reino Unido, gobernados por formaciones políticas de diversas ideologías, sus respectivas oposiciones han utilizado medios tan rastreros, indignos, desleales y antidemocráticos, para, y esto es una práctica habitual del Partido Popular, utilizar a los muertos para obtener beneficios políticos.
Sí, yo les acuso, y espero que en no demasiado tiempo la Justicia los ponga en el sitio que como presuntos delincuentes les corresponde, cuando se demuestre que, los primeros, cometieron, a sabiendas, delitos con resultado de miles de muertes, y para los segundos, que sea el propio pueblo español quien les juzgue y castigue cuando llegue el momento.
No puede haber impunidad para este tipo de comportamientos.
Yo, acuso.