Es curioso pero si nos ponemos a pensar sobre esta cuestión, el fútbol, aunque es un deporte de equipo, de once contra once, normalmente gana el conjunto que mejores jugadores tienes pero hoy quiero hablaros de lo que para mí y seguro para muchos, es la diferencia entre tener un buen equipo y la de tener un gran conjunto y llegar a ser el mejor y es lo que muchos tildan como “elemento diferenciador”.
Y es lo que creo que le falta al Real Madrid aparte de más jugadores en el centro del campo. Pienso que una buena plantilla debe tener suficientes recursos (o sea, cantidad) y que, además, sean buenos (es decir, calidad).
Además, pienso que el Madrid como cualquier gran plantilla necesita tener un número proporcionado de jugadores de manera que puedas afrontar una temporada con plenas garantías de éxito y más en un club como el blanco donde aquí no vale ganar partidos sin más. El Real Madrid tiene un medidor único y claro para saber si su temporada ha sido buena o no: los títulos que consigas.
Creo que en este artículo no voy a descubrir demasiado si digo que desde que Cristiano Ronaldo se marchó de la entidad madridista, nada ha vuelto ser igual. Y es que por mucho que en el banquillo esté Zinedine Zidane no es suficiente.
Ríos de tinta se han vertido en los diferentes medios de comunicación hablando de la famosa “flor de Zidane”. Ahora, dicen que se acabó. Que ya no queda nada de aquello. Y están en lo cierto con toda seguridad.
Y es que si repasamos la Historia del Real Madrid, vemos como hay dos momentos fundamentales por encima de todos: el de las Cinco Copas de Europa y el del primer Madrid de Zizou, aunque bien es verdad que en los tiempos de Lorenzo Sanz hubo tres conquistas continentales y no hubo un jugador que destacara muy por encima del resto pero es que como en toda historia, siempre se da una excepción y ésta lo es.
En la primera etapa gloriosa de los merengues en su idilio con la Copa de Europa, nos encontramos con uno de los mejores jugadores que hayan existido nunca en el planeta fútbol como fue Alfredo Di Stéfano “la Saeta Rubia”. Él fue quien cambió la historia de los de Concha Espina pues se pasó de haber un buen equipo a tener un equipo formidable y a su vez, de leyenda.
Alfredo fue un ganador nato. Un jugador que veía el fútbol de una manera distinta a los demás. Un superdotado del fútbol de esos que te hacen dudar sobre si el fútbol nació para Don Alfredo o fue Don Alfredo el que nació para el fútbol. O sea, es lo mismo que decir que dudamos entre si fue primero el huevo o la gallina.
Y tuvieron que pasar la friolera de cincuenta y seis años para ver de nuevo a un jugador que ha sido capaz de romper multitud de registros goleadores que a su vez se tradujeron en bastantes títulos. Eso pasó con la llegada de Cristiano Ronaldo Dos Santos Aveiro.
Ambos constituyen para mí lo que yo he calificado de “elemento diferenciador”: jugadores sublimes que están muy por encima del nivel normal de cualquier jugador y que son capaces de traspasar el noble horizonte de la Historia hasta alcanzar la categoría de mito.
Y es que hablar de ellos, es hacerlo de dos gigantes del deporte mundial. Dos insaciables depredadores de victorias dentro de un terreno de juego. Ellos representan el perfecto ejemplo de que para conseguir grandes metas necesitas ser un portento sí pero nadie lo es si no cumpla una premisa por encima de todas: el éxito no se consigue si no es por la vía del trabajo y el esfuerzo diario.
Mucho se ha escrito de Cristiano donde por ejemplo, se dice que era un jugador que era capaz de hacer más trabajo físico del que hacían sus compañeros pues siempre ha tenido en mente no sólo ganar partidos sino ser el mejor. Y eso, desgraciadamente, no lo veo hoy en ningún jugador de la Casa Blanca.
Veo a un buen equipo. A chavales voluntariosos. Algunos reseñables como Vinicius por sus gambeteos con la pelota pero demasiado falto de gol y hasta diría con una escasez de ese instinto ganador que caracteriza muchas veces a los grandes jugadores. Es generoso en el esfuerzo sí pero no lo veo con vitola de líder como si lo eran Alfredo y Cristiano.
Ciertamente, os confieso que no consigo ver a un líder natural en el fútbol actual que pueda llegar siquiera a igualar al argentino o al portugués. Verdad es que pensamos muchos en Mbappé, también en la aparición fulgurante de Haland y poco más, puesto que a Lewandowski lo reconozco como un magnífico delantero pero no como un tipo de jugador top tipo Maradona o Cruyff así que quizás, sea el francés el que pudiera acercarse a ese jugador que decida partidos sin llegar a ser un diez en todo aunque sólo el tiempo será el que juzgue de manera adecuada si Kylian llegará o no a poder estar en el Olimpo de los Dioses del fútbol.
Y, ¿por qué escribo esto? Pues porque al madridismo en general, siempre nos han gustado los jugadores que han sido capaces de levantarnos del asiento sin discusión alguna. Cracks que han sido revolucionarios del balón hasta tener que sacar pañuelos blancos tras una jugada y un gol de antología como si aquello en vez del Santiago Bernabéu fuese la Plaza de las Ventas.
Y es que debemos ser realistas: no sólo con buenos jugadores o con un buen conjunto ganas los campeonatos. Además, el Madrid no puede ganarlos sin más sino que está obligado a desplegar un buen juego. El aficionado merengue es exigente y a su vez, exquisito y es que con el fútbol pasa como con la buena comida. Y es que no es lo mismo un jamón de bellota extremeño que un jamón serrano sin más. Y en el Madrid, reconozcámoslo, se quieren “jugadores pata negra” aunque también, sepamos apreciar el trabajo y el esfuerzo de jugadores meritorios de esos que ves que sudan la camiseta hasta dejarla como si de una toalla de baño empapada se tratase.
Y eso lo sabemos todos y ahí, incluyo a la directiva pero seguro que asalta cuanto menos la incertidumbre de cara a la próxima temporada sobre qué va a pasar con la planificación pues tras la pandemia del COVID-19, el fútbol como todo lo demás va a dejar mal a la mítica canción de Julio Iglesias, otrora portero de la cantera merengue por cierto, porque la vida como el fútbol no van a seguir igual.
Veremos pues si llega o no ese jugador distinto que lo cambie todo en el mejor club de la historia del fútbol mundial.
Y mientras pasa eso o no, muchos nos quedamos a la espera aunque en mi caso, no lo haga fumando como diría la gran Sara Montiel…