Aproximadamente 200.000 estudiantes portugueses, de los últimos cursos de secundaria (16 y 17 años) regresan a las aulas el lunes 18 de mayo. Se deberán seguir las medidas de protección, como puede ser la higiene de manos y el uso de mascarillas. Además, los horarios pueden variar a los habituales y los espacios se reorganizarán.

En las clases será obligatorio llevar mascarilla. Estas barreras de protección se repartirán en los centros educativos. Además, antes de entrar a los centros escolares y al salir de la escuela, deberán lavarse las manos.

Los alumnos se organizarán en pequeños grupos con horarios de clase, descansos y períodos para comer individuales, para que no se crucen con otros alumnos. Además, se utilizará siempre la misma aula.

Los espacios donde impartir las lecciones tendrán que ser lo más amplios posibles. En las clases deberá existir una distancia de 1,5 metros. Las mesas se juntarán a las ventanas y paredes para que queden lo más esencial es posible. La entrada y salida de cada grupo se organizará para que no haya contacto, o haya el menos posible.

El objetivo de estas medidas es reducir el riesgo de contagio para miles de alumnos que se encuentran en años importantes para acceder a la universidad. El resto de los escolares seguirán estudiando desde casa.

Durante las pasadas semanas las escuelas se han ido preparando para la vuelta. Las Fuerzas Armadas portuguesas han distribuido 4 millones de mascarillas, 17.000 litros de desinfectante, y otros equipos de protección e higiene para los centros escolares.

El primer ministro portugués, Antonio Costa, explica que “esto servirá para entrenar para el próximo año lectivo, el que tendremos que convivir con la covid 19”.

El regreso a las aulas está adentro de la segunda fase de desescalada portuguesa, la cual comienza el lunes 18 de mayo. Los niños pequeños también podrán regresar las guarderías, pero si los padres prefieren que sigan en casa, las ayudas se seguirán manteniendo.