El Ministerio para la Transición Ecológica y del Reto demográfico determina que el uso y comercialización de ozono como desinfectante para combatir el virus COVID-19 se llevará a cabo siempre y cuando se cumpla con la normativa vigente.
La normativa vigente para la comercialización correcta de ozono indica que esta sustancia tóxica únicamente se utilizará en superficies, materiales, equipos y muebles siempre y cuando no estén en contacto con productos alimenticios o piensos.
La doctora Florentina Villanueva García, llevó a cabo una investigación sobre “monitorización de contaminantes y análisis de la calidad del aire interior y exterior”, manifestando que el ozono es una sustancia tóxica que lleva consigo una serie de contraindicaciones, como problemas respiratorios, agravando enfermedades de la misma índole.
Por ello, informa que no es recomendable el uso de máquinas de ozono en el interior de viviendas o restaurantes ya que aumenta la concentración de esta sustancia en el aire.
La Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA) asegura que el uso inadecuado de ozono en superficies que no superan los estándares de salud pública acordados, no será eficaz para eliminar el virus.
El Ministerio de Sanidad alerta que el ozono no podrá aplicarse en áreas naturales, así como no podrá ser utilizado en presencia de personas. Esta restricción se debe a que se trata de una sustancia peligrosa, que únicamente podrá ser aplicado a través de equipos de protección.
Sanidad advierte que el uso de ozono con otras sustancias inflamables puede causar reacciones altamente peligrosas al contactar con otros elementos químicos.
Emilio Villanueva, CEO de Agrozono-Agro3, afirma que una vez que aplicamos ozono en una superficie, la sustancia desaparece a los 30 minutos de su aplicación en forma de oxígeno sin ser nocivo para el medioambiente. Villanueva advierte que “una vez se abra el espacio confinado, el ozono a no tener efecto residual se mezcla con el resto de gases de la atmósfera en minutos”.