Son los encargados de gestionar el Coronavirus en Europa, sus decisiones han generado críticas y elogios de periodistas, funcionarios y ciudadanos. Todos profesionales con extensos currículums en gestión de emergencia, perfectos desconocidos que durante los últimos meses se transformaron en referentes ante la opinión pública.
En España la figura visible de la estrategia española contra el coronavirus ha sido el epidemiólogo Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Está siendo el encargado de explicar a los españoles la evolución de la crisis. En el inició fue criticado por minimizar el potencial de la pandemia.
En Italia Angelo Borrelli, jefe de la Protección Civil fue nombrado también comisario para gestionar la emergencia del coronavirus por el Gobierno de Giuseppe Conte. Graduado en Economía y Comercio, dirige Protección Civil desde 2017.
Con un carácter templado Borrelli fue encabezó ruedas de prensas diarias para informar a los italianos cómo evolucionaba la pandemia en el país. Estuvo en la mirilla de los medios como cuando afirmó que en Italia podía haber diez veces más contagiados de los oficiales.
“Hoy empezamos por los curados”, solía decir al principio de sus comparecencias. Acostumbró siempre a dejar un momento para destacar el dato positivo de la semana, fuese el número de altas o el de la descongestión de las UCI.
Hoy Borrelli sigue formando parte del comité de expertos que asesoran al Gobierno de Giuseppe Conte en la fase de desescalada, y en quienes el Ejecutivo se escuda a la hora de tomar las decisiones.
En Alemania es Lothar Wieler la voz autorizada para hablar sobre la gestión del coronavirus. Es veterinario y preside desde el 2015 del Instituto Robert Koch, la institución federal encargada del control y prevención de enfermedades.
Estudió en la Universidad Libre de Berlín y en la Universidad de Munich se doctoró. Tras desarrollar etapas profesionales y académicas en Ulm, Munich y Giessen –en las que se concentró en enfermedades infecciosas y en higiene animal– fue profesor de microbiología y epizootia en la Universidad Libre de Berlín.
Al principio de la emergencia sanitaria, sus comparecencias a las diez de la mañana eran diarias. Desde esta semana serán semanales. En esas comparecencias, Lothar Wieler detallaba las cifras de contagios y de muertes, las desglosaba por länder, e iba evaluando los resultados de las medidas adoptadas contra la Covid-19.
Al comienzo desestimó el uso de la mascarilla, y el Gobierno federal y los länder le siguieron el consejo. Esto cambió a mediados de abril cuando se publicó un informe de la Academia Nacional de Ciencias, la Leopoldina, abogando por su uso masivo. Tras lo cual finalmente las autoridades decretaron el uso obligatorio de mascarilla en los transportes públicos y dentro de los comercios.
En Francia Jérome Salomon director general de Sanidad, ha sido el encargado de explicar la evolución de la Covid-19. Director de Sanidad especializado en medicina pública. Trabajó en el departamento de enfermedades infecciosas de un hospital y lleva años en la Administración. Ha participado de la lucha contra epidemias como la del ébola, el zika o el chikunguña.
Durante sus presentaciones diarias, Salomon trataba de tranquilizar a la población y de mostrar que el Estado podía vencer a su enemigo microscópico y evasivo. Recalcó siempre la importancia de quedarse en casa, de los gestos de barrera, de la distancia interpersonal.
Ha sido hábil para cambiar de estrategia sin que se notara demasiado y dando argumentos razonables. El giro más desconcertante fue el de recomendar mascarillas después de insistir en su poca utilidad para la población general.
En Suecia la cara visible del coronavirus fue Anders Tegnell, epidemiólogo que ha llevado la contraria al resto de Europa. Remarca que la decisión de cerrar fronteras escuelas y negocios es puramente política y que “no tiene ningún sentido” desde un punto de vista epidemiológico. “No puedes encerrar a la gente o mantener las escuelas cerradas durante mucho tiempo”, insistió al diario Svenska Dagbladet.
El Gobierno rojiverde –socialdemócratas y ecologistas– del país escandinavo ha confiado ciegamente en las recomendaciones de la Agencia de Salud Pública (Folkhälsomyndigheten). Según una encuesta reciente del periódico Dagens Nyheter, siete de cada diez suecos afirman tener plena confianza en él y en la Agencia de Salud Pública
Con experiencia con el ébola en África, Tegnell ha trabajado en los últimos 15 años en el control de infecciones en la administración sueca. En el 2009 ya fue uno de los responsables de la gestión de la gripe A (H1N1) y jugó un papel clave en la decisión sobre un programa de vacunación masiva, que incluyó a unos cinco millones de suecos.
Hombre de cifras y estadísticas, Tegnell evoca una absoluta seguridad en si mismo y en su gestión, algo que algunos consideran que puede dar una imagen de arrogancia. Pero últimamente también se le ha escuchado cierta autocrítica por no haber sido capaz de proteger a los ancianos en las residencias, duramente golpeadas por la Covid-19 (la mitad de los muertos en Estocolmo han sido en residencias). Según Tegnell, este es el principal motivo de que la mortalidad en Suecia sea muy superior a la de los países vecinos.
Especialmente al inicio del brote, recibió duras críticas por parte de decenas de científicos suecos, que alertaron de los riesgos de no imponer mayores restricciones para frenar la propagación del virus, pero su apoyo entre la sociedad ha ido en aumento. A sus 64 años, Tegnell ya ha dicho que piensa retirarse antes de la siguiente nueva epidemia.