Estos dispositivos pueden costar entre diez y veinte mil euros. Son elementos para controlar la temperatura de un gran volumen de personas. Compartimos algunas recomendaciones a tener en cuenta antes de invertir en esta tecnología.
Con el Coronavirus, España es testigo de un boom de ofertas de cámaras termográficas. La demanda creció y esta tecnología se ubican junto a las mamparas y mascarillas como los elementos preferidos por las empresas y comercios para implementar sus planes de seguridad e higiene.
Las cámaras preparadas para tomar la temperatura a un elevado volumen de personas pueden rondar entre diez y veinte mil euros, aunque algunas de menor calidad podrían conseguirse en internet por menos de 500 euros. Estos dispositivos son apenas conocido y hoy representan una oportunidad de negocio para muchos.
La primera pregunta antes de adquirir una cámara de estas características es el uso que se le va a dar, y en especial el flujo de personas que van a pasar por esa supervisión de entrada. En empresas u organismos cuyo control manual pueda producir largas colas de entrada, las cámaras termográficas fijas pueden ser una opción plausible, pero de lo contrario los termómetros infrarrojos podrían ser una solución de bajo costo.
Antes de invertir en estos elementos es mejor conocer bien el alcance de sus funciones. “La termografía no permite saber si alguien tiene fiebre, fiebre es un concepto médico. Y mucho menos, saber si alguien tiene la covid-19” asegura Xavier Ventura, Director General Adjunto de Promax Electrónica en una entrevista al diario el País. Dirige una empresa se dedicada a la instrumentación de medida electrónica desde hace 60 años, explica “hay personas que tienen la temperatura más alta que otras y no por eso tienen fiebre ni están desarrollando ninguna enfermedad”
La termografía es la técnica que permite medir la radiación infrarroja que emite un cuerpo en función de su temperatura. A simple vista no podemos verla porque se encuentra en una franja de luz no visible a los ojos humanos.
Empresas petroquímicas, gasísticas y eléctricas han utilizado este tipo de cámaras desde tiempo atrás Por eso no es de extrañar que este sector haya sido también uno de los primeros en adoptarlas para el control de temperatura de sus trabajadores. No solo conocían de antemano la tecnología, también a los proveedores.
Repsol, por ejemplo, ya utilizaba este tipo de medidores y para prevenir la expansión de coronavirus. La compañía ha instalado 12 controles de temperatura corporal en sus centros industriales, por los que acceden diariamente unas 2.000 personas.
Antes de comprar una de estas cámaras es necesario diferenciar entre cámaras para uso industrial y médico. "Muchas de ellas, vistas desde fuera son iguales”, asegura Xavier Ventura. Pero ni los precios ni las características son las mismas.
El dispositivo no debería pedir al usuario marcar los valores de medición, ya que podría falsear el resultado al ingresar una temperatura de referencia incorrecta, o al ignorar los cambios del entorno. Por ello, los fabricantes insisten en que el aparato venga calibrado de fábrica. Lo recomendable para medir la temperatura corporal es que la precisión sea al menos de 0,5ºC.
Otros elementos que influyen en la precisión de la toma de temperatura son la distancia y resolución de la cámara. Los estándares internacionales no recomiendan resoluciones por debajo de los 384 x 288 píxeles, aunque ellos aconsejan al menos 640 x 480.
Los especialistas recomiendan solicitar los certificados específicos que aseguren que se trata de un producto homologado para este fin: la certificación ISO de fabricación de dispositivos médicos; y el estándar de IEC que determina las características y el procedimiento de uso que deben cumplir.
Finalmente se aclaró que la toma de temperatura a empleados está justificada por la obligación de cumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) con la finalidad específica de contener la propagación del coronavirus.