Según se pública en el BOE con fecha de este sábado, a partir del próximo lunes día 11 de mayo la mitad de la población española pasará a la fase 1 en el tránsito hacia la denominada “nueva normalidad”. El resto tendrá que esperar para cumplir una serie de criterios consensuados por el comité de expertos, el ministerio de Sanidad y las Comunidades Autónomas. Si bien la última palabra la tiene Sanidad. Mientras tanto, Cataluña, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Andalucía avanzan, pero no en todas, sino en varias de sus zonas. Madrid se queda, aunque le pese a la señora Ayuso, en la fase 0. Para algunos, esto parece haberse convertido en una carrera de competición, a ver quíen desescala, o sale del confinamiento, antes y pone a producir a su Comunidad Autónoma. Señores, paciencia, los negocios se abren, las vidas no se recuperan.
Estos son en resumen los criterios científicos objetivos para avanzar en las fases del desescalado según la publicación del Ministerio de Sanidad:
Transmisión. El ministerio tendrá en cuenta aspectos como la tasa de transmisión en el tiempo, los nuevos casos confirmados por pruebas PCR en los últimos siete días, el número de casos sospechosos o posibles, a cuántos de estos se les hace la prueba y cuántos de ellos dan positivo.
Gravedad. Sanidad tendrá en cuenta el número de hospitalizaciones y fallecidos durante los últimos siete días, los ingresos en UCI en ese periodo y el porcentaje de ocupación por afectados por la covid-19 de las camas generales y de cuidados intensivos.
Capacidad de detección y respuesta. Sanidad evaluará las camas de agudos y UCI disponibles en función de la población. También se observará la capacidad para hacer pruebas PCR a todos los casos de atención primaria. El documento incluye cuatro opciones: que ya se pueda hacer, que haya un plan que permita empezar el lunes, que exista un proyecto pero para empezar más tarde o que no haya ni plan ni fecha. También se exige que exista un plan y medios para la identificación y el seguimiento de los contactos.
Seguimiento. Sanidad evaluará el plan de seguimiento de los casos, con cuatro opciones: que exista y pueda empezar ya, que vaya a estar listo el 11 de mayo, que esté disponible después o que no haya nada previsto.
Ya conocemos los criterios, y también la situación actual de progresión en el descalado de todas las autonomías y ciudades autónomas.Y sin embargo, asombran las diversas reacciones de ciertos responsables de algunos gobiernos autonómicos. ¿Qué es lo que no han entendido?
Reitero. Creo, que la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas que formamos ese ente un poco difuso que solemos llamar “la gente”, hemos entendido el “concepto”. Aquí no se trata de ofrecer el tan manido ”café para todos”, ni se trata de una carrera para ver quiénes llegan antes a la “nueva normalidad”, ni tampoco de intentar sobresalir como el alumno más listillo de la clase. No. Se trata de que aunque no hayamos vencido al maldito virus, y de que, como siempre afirmo, ni siquiera lo hayamos domesticado, pero hemos conseguido, entre todos, que la tasa de contagio haya descendido tanto que el número de infectados con necesidades asistenciales y de hospitalización pueda ser asumido por nuestro sistema de Salud Pública. Nada más y nada menos. El virus nos sigue acechando ahí fuera, pero ahora ya sabemos que cumpliendo con ciertas medidas de higiene, de distanciamiento social y de sentido común podemos, poco a poco, empezar a retomar nuestras vidas que llevan casi dos meses en el limbo de la pandemia.
Lógicamente, no podemos estar eternamente confinados, necesitamos reactivar la economía para reconstruir España, necesitamos volver a la vida de todos los días, y para ello tenemos que asumir que todos y todas correremos un riesgo, controlado y asumible en ciertas condiciones, pero un riesgo al fin y al cabo. Uno más, vivir siempre ha sido peligroso, cientos de enfermedades, posibles accidentes, desastres naturales, guerras y pandemias siempre han convivido con el ser humano. Y al final nadie se queda en el barco. Pero no es lo mismo el asumir un peligro conocido y controlado que hacerlo de forma anárquica y sin coordinación. Soy consciente de que los dirigentes de los lobbies financieros y empresariales que tanto presionan a la enlutada señora Ayuso, al nostálgico modelo con mirada perdida que posa delante de un espejo, o al que, mi admirada Adriana, llamó cacatúa en el Congreso – discúlpennos todas las aves que pertenecen a la familia psitaciformes por asimilar a un lanzador de huesos de aceitunas con tal magnifica ave-, no se pueden permitir tanta pérdida de beneficios.
Ellos y ellas, que perteneciendo a la élite de la sociedad, y que viven, por regla general, en buenas casazas, que no utilizan el transporte público, que se pueden permitir el aislamiento social y que nunca se han mezclado con nosotros la plebe, quieren que empezamos a producir ya, necesitan seguir acaparando riqueza y generando plusvalías para seguir con su modo de vida. ¿Qué tengan que morir unos miles más de españoles por acelerar demasiado el proceso de desescalado? Nada, nada, unos pocos granos de arena en la inmensidad del desierto. Ayuso lo tiene claro, cuanto antes volvamos a la normalidad, antes podrá dejar el luto, y dejar de hacerse fotos a todas horas con la mascarilla puesta ¡Qué estrés!, antes se dejará de hablar de los muertos y enfermos porque ya no serán portada en los periódicos ni cabecera en los informativos, y antes te podrás, permíteme el tuteo, Isabel , dedicar a gestionar esos asuntos que siempre han interesado tanto a tu formación política es decir, no pagar avales, hacer levantamiento publico de bienes, medrar , colocar a la familia, y hacer negocio, todo esto, claro está, supuestamente.
Pero no solo cuecen habas en Madrid, también hay otros, que aunque si han pillado el “concepto” necesitan rentabilizar el apoyo al gobierno de coalición. Obviamente me refiero a los nacionalistas vascos, que como siempre, desde que el mundo es mundo, es decir, desde que Sabino Arana creó hace 125 años el Partido Nacionalista Vasco (esto sí que es la verdad revelada y no la de la Biblia o el Corán), los jelkides siempre han sabido jugar a varias bandas para conseguir sus objetivos, y como ya anticipé en algún artículo anterior, han conseguido que las elecciones se puedan convocar cuando a Urkullu le convenga.
Y la nave va, y los virreyes y virreinas que dirigen las autonomía seguirán exclamando “¡y que hay de lo mío!”
Menos mal que nuestro Presidente nacional, nuestro Gobierno y el Comité de Expertos, estos sí, velan por el bien todos, le pese a quién le pese.