España presentará, el próximo jueves en la reunión de los líderes de la UE, un documento en el que propone un Fondo de Recuperación europeo de entre un billón y un billón y medio, que arranque el 1 de enero de 2021, que dure de dos a tres años, que esté dentro del presupuesto de la UE y que se financia con deuda perpetua comunitaria.
De esta forma, el Gobierno aportará soluciones diferentes para poder negociar con líderes como la canciller de Alemania, Ángela Merkel, la cual asegura que no aceptará ningún tipo de coronabonos. El documento en cuestión es una idea parecida a la de Francia y que los países del norte podrían ver con mejores ojos.
Dicho Fondo de Recuperación evitaría el endeudamiento masivo de los países del sur y ayudaría a recuperar las economías. En lugar de prestar dinero a los países, haría transferencias directas limitadas a la duración de la crisis. El importe, que no será reembolsable, no estará vinculado a la renta de los países, sino a cómo les afecta el coronavirus, teniendo en cuenta la población afectada, la caída del PIB o el aumento del paro, por ejemplo.
"Mientras que los instrumentos basados en el crédito son necesarios en Europa para afrontar las necesidades de liquidez a corto plazo, la respuesta al COVID-19 no debería limitarse a medidas que aumenten los ratios de deuda con el PIB", explica el documento español, que demanda no aumentar los niveles de deuda pública.
Hasta este momento, las medidas previstas por el Eurogrupo se basan en préstamos reembolsables por los Estados, cuyo objetivo sería facilitar liquidez en los momentos iniciales de la crisis. Sin embargo, la deuda perpetua implica que solo se pagarían los intereses y se asumiría de forma solidaria. Además, dicha deuda tendría el respaldo de la categoría AAA, lo que equivalen a intereses muy bajos.
A diferencia de la propuesta inicial de España de los eurobonos, que aún defiende Italia, no se habla de emitir deuda mutualizada por los Estados, sino de emitir deuda garantizada por la institución europea.
El documento español, recoge también que el fondo "debería financiar la reconstrucción económica tras la crisis, dando prioridad a programas nacionales que impulsen la transición ecológica y digital de la economía, así como su autonomía industrial y tecnológica, de acuerdo con las prioridades de la Comisión Europea. En particular, los sectors más afectados por el confinamiento y las medidas restrictivas, como el turismo y el transporte".
De acuerdo con el documento, España propone que el pago de los intereses de la deuda descanse lo máximo posible en un nuevo grupo de impuestos que provean a la UE de recursos propios, más alla de las contribuciones de cada uno de los Estados miembro, y añade que "podría anclarse dentro del paraguas del Marco Financiero Plurianual [el presupuesto de la UE 2021-2027], por debajo de su límite de recursos propios, pero por encima de su límite de gastos".