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"Lo que la oruga llama 'el fin', el resto del mundo lo llama 'mariposa'."

La nueva corona del Emperador Trump

La nueva corona del Emperador Trump

Trump se enfrenta al miedo vírico maquillándose de un naranja imposible y colocándose la corona de emperador; tajante en sus fronteras físicas y sabiendo que su Sanidad hace aguas. En este país las coberturas socio-sanitarias sólo cubren a un 29% de los trabajadores. Lo que significa que en estos pseudoapocalípticos casos, USA se convierte en un “sálvese quien pueda”. Han subido las ventas de armas y de munición.
<strong>Aquí, en Estados Unidos, no hay Sanidad pública y lo poco que hay podemos denominarlo caritativo. El sistema se resume en que eres un cliente, no un paciente, de la compañía de seguros y de los copagos. La destrucción del Obamacare en estos tres últimos años deja expuesta a millones de personas al amparo de las mermadas ayudas estatales.</strong>

Trump se enfrenta al coronavirus con una Sanidad que hace aguas


Aquí, en Estados Unidos, no hay Sanidad pública y lo poco que hay podemos denominarlo caritativo. El sistema se resume en que eres un cliente, no un paciente, de la compañía de seguros y de los copagos. La destrucción del Obamacare en estos tres últimos años deja expuesta a millones de personas al amparo de las mermadas ayudas estatales.

Trump ha decretado el estado de Emergencia Nacional, y ha ganado ya las próximas elecciones. Si hace cuatro años la ayuda llegó de Rusia en forma de influencia social en redes, ahora viene de China disfrazada de pandemia.

En momentos de pánico como el que vivimos, la gente quiere dictadores que impongan tajantemente resoluciones; las medias tintas se consideran debilidades del que ejerce el poder. Era en la República Romana cuando un magistrado designado asumía toda la autoridad para hacer frente a una emergencia en la que no cabía el consenso del Senado. Las dictaduras entonces se limitaban en el tiempo: seis meses.

¿Quién está pendiente de las primarias demócratas en un país colapsado por el miedo? ¿Quién quiere ver angustiado un debate entre un Sanders utópico o un Biden que cuando habla más de cinco minutos es fácil que la cague? ¿Quién se acuerda de los 400 millones de dólares que se gastó Bloomberg para saciar su ego de multimillonario cuando la ansiedad campa a las puertas de los supermercados?. Nadie.

Sostiene Roger Penrose en su libro “La nueva mente del emperador”, que la conciencia no será nunca sustituible por algoritmos informáticos. El físico y matemático inglés se enfrenta en este ensayo a aquellos que opinan que la Inteligencia Artificial sustituirá a la mente humana.

Lo que es seguro es que las máquinas ya nos superan analizando los factores que determinan nuestra vida, pero no podrán comprender lo que es vivir con miedo. Comprender es la palabra clave. Podemos hacer cosas, pero no comprender lo que hacemos. Comprendemos a través de los sentidos y de las emociones individuales que tienden a colectivizarse. Y en esta comprensión, nuestra última y legítima defensa se llama miedo.

Vemos con miedo las estanterías vacías de las cosas que sentimos necesarias. Aquello que falta o que sube su precio es lo que se nos hace imprescindible, y ningún ordenador del mundo podría haberlo anticipado, y menos entenderlo. Ahora sí, sabemos que lo imprescindible se llama: papel higiénico.

Nuestra mente está preparada para dar tres respuestas distintas ante esta sensación de terror: la parálisis, la huida o el enfrentamiento. Sabemos que Trump ha elegido, desde el primer momento, esta última para afrontar su mandato. Cuando optó a la presidencia, la inmigración se convirtió en su gran foco; sabía donde generar miedos y frustraciones. “Un muro nos salvará”, dijo. Objetivo: América, un mundo aislado para más de trescientos veinte millones de personas ricas y felices. ¡El paradigma del onanismo!

Ahora todos los países cierran sus fronteras. Él se anticipó en su visión de recluirse frente a las invasiones de elementos NO “Made in America”, como este “agente infeccioso extranjero”.

Trump se enfrenta al miedo vírico maquillándose de un naranja imposible y colocándose la corona de emperador; tajante en sus fronteras físicas, y sabiendo que su Sanidad hace aguas. En este país las coberturas socio-sanitarias sólo cubren a un 29% de los trabajadores. Lo que significa que en estos pseudo apocalípticos casos, USA se convierte en un “sálvese quien pueda”. Han subido las ventas de armas y de munición.

Los millones de personas que están perdiendo, o van a perder sus empleos en los próximos meses, en una nación que se nos presentaba idílica hace unas semanas, tendrán que autofinanciarse la salvación vírica. De hecho, gran parte del dinero, 50.000 millones de dólares, que fue aprobado el jueves para medidas urgentes, es para paliar esta necesidad sanitaria que desnuda al país más poderoso de la tierra. Aquí no hay Sanidad pública y lo poco que hay podemos denominarlo caritativo. El sistema se resume en que eres un cliente, no un paciente, de la compañía de seguros y de los copagos. La destrucción del Obamacare en estos tres últimos años deja expuesta a millones de personas al amparo de las mermadas ayudas estatales.

Trump ha dejado muy claro de donde vienen las amenazas, de México primero, ahora de China y de Europa. Sus frases cortas y directas rezuman exclusión para quienes son los enemigos de su política: “Lo nuestro primero”. Muchos de sus votantes adoran eso; dice lo primero que se le ocurre, comprende poco y analiza menos. Estos, los suyos, querían a un tipo directo y sin retórica política; ahora tienen a un emperador desnudo ante una crisis que durará seis meses con el miedo metido en el cuerpo, y cada cual construyendo nuestro propio muro en casa. Todos estamos asustados. Él ha ganado.

Nunca lo hago, pero permitidme a aquellos que leéis esta columna recomendaros para estos momentos en casa, con más tiempo para la lectura, unos libros que podéis adquirir "online". Flamenco Killer, en un tono humorístico relato en una serie de libros el acontecer de una asesina feminista. El otro libro es Synchro, donde cuento la llegada de una droga tecnológica que supone el fin de los narcos. Disfrutar del encierro, reflexionar y, sobre todo, leer mucho. Continuará.

*José Miguel Sánchez Guitián, trabaja en AI, vive en Los Ángeles, California y ha escrito la saga de libros de Flamenco Killer y Synchro editados por Kolima.

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