Una nueva etapa se abre ante nuestros ojos con la cifra mágica del año 2020. Han sido demasiados meses de estancamiento político, de bloqueo propiciado por una derecha que en estas horas festivas no puede disimular lo más mínimo el gran disgusto que le invade. Las derechas de España rabian porque su tiempo, aquel tiempo de los recortes sociales, el de favorecer a los que más tienen y machacar a los que más necesitan, quedó atrás. Están furiosas las derechas, derechitas y derechonas porque la época de contemplar los problemas sin afrontarlos, dejando que se pudrieran, ya pasó. No soportan que España, esa con la que tanto y tan banalmente se llenan la boca, pueda comprobar que hay una forma distinta de hacer política.
Los diez meses de Gobierno de Pedro Sánchez, antes de entrar en funciones, fueron un buen aperitivo de esa forma distinta de hacer y obrar en política.
La cuestión catalana es uno de los problemas que deberá afrontar el nuevo Gobierno, sin lugar a dudas. Y en el acuerdo suscrito con ERC para la investidura se adivina que solo a través del diálogo honesto y la negociación dentro de los márgenes de la legalidad se alcanzará un pacto que apunte a la solución.
Hombres empapados en machismo siguen asesinando a decenas de mujeres cada año, continúa habiendo violaciones y todo tipo de violencias...
Pero no es este el único problema que tiene España. En este país, hombres empapados en machismo siguen asesinando a decenas de mujeres cada año, continúa habiendo violaciones y todo tipo de violencias de las que la mitad de la población es potencialmente víctima por el solo hecho de no haber nacido hombre. Sigue habiendo un índice vergonzante de pobreza infantil, gente sin hogar, demasiada precariedad laboral, brecha salarial, largas listas de espera en la sanidad pública y tenemos que afianzar el sistema de pensiones. No debe haber más casos como el de María José Carrasco o Maribel Tellaetxe porque la eutanasia debe convertirse cuanto antes en un derecho debidamente regulado, igual que la muerte digna. Y tenemos que afrontar con urgencia y decisión el inmenso reto asociado al cambio climático.
Cada nuevo año se abre un horizonte de esperanza, de renovados propósitos personales de enmienda y de ilusión por lo que está por llegar. En este 2020, más que nunca, el cambio se va a notar.