Desde que se reinstauró la democracia en España con las primeras elecciones democráticas el día 15 de junio de 1977 después de 40 años de dictadura, hasta 2011 que es cuando el PP obtuvo la última mayoría absoluta en el Congreso, el sistema electoral funcionaba relativamente bien, permitiendo que se formaran gobiernos estables en nuestro país.
Aunque siempre se ha dicho que en España teníamos un sistema de representación política que potenciaba el auge de dos únicos partidos antagónicos que se iban alternando en el poder, para mí en realidad, este era un sistema bipartidista imperfecto ya que siempre las minorías mayoritarias de ámbito regionalista o nacionalista tenían una influencia sobre el gobierno mucho mayor que la que su representatividad les otorgaba. (véase PNV, Convergencia i Unio).
El caso es que durante 34 años hemos tenido para bien o para mal, gobiernos con mayorías absolutas que podían ejercer la acción de gobierno sin que este fuera rehén de partidos radicales- bueno los nacionalistas vascos y catalanes siempre supieron maximizar su propio beneficio con este sistema, aunque también es verdad que fueron leales a los diferentes gobiernos y al sistema democrático en general. Era un sistema que con sus limitaciones nos permitió seguir avanzando en la modernización de nuestro país.
En los últimos tiempos a muchos tertulianos y nuevos políticos se les llena la boca de críticas y menosprecio a ese sistema, que aunque imperfecto, ha sido, a los hechos me remito, bastante eficaz para mantener un sistema democrático, un ejemplo a nivel internacional.
No nos dejemos engañar por afirmaciones sesgadas. En España, como ya he comentado antes, precisamente por no ser un Estado centralista como pueda serlo Francia, las minorías que representan a mayorías periféricas siempre han tenido una representatividad acorde a sus resultados electorales e incluso por encima de ellos.
Los españoles siempre hemos podido votar a múltiples y diferentes opciones políticas. Un dato, desde octubre del año 1976 hasta 2015 figuraban inscritos en el registro de partidos del Ministerio del Interior 4.701 fuerzas políticas. También es cierto que sólo en 2015, marcado por varias citas electorales, se constituyeron en España 463 partidos, con lo que se convierte en el año en el que se crearon más fuerzas políticas desde 1977, casi el 10% de todas las de la democracia.(wikipedia)
En resumen, siempre hemos sido los ciudadanos de España los que decidíamos a quien votar, y si se votaba masivamente preferentemente a dos partidos de corte nacional por alguna razón sería. Es el juego de la democracia, el pueblo otorgaba las mayorías absolutas y eso no es criticable, no, un sistema político bipartidista en el que se alternaban, con mayoría absolutas, dos partidos de implantación estatal no era ni bueno ni malo. Lo que se puede criticar son las acciones de gobierno de cada uno de ellos una vez instalados en el poder.
De la misma forma que, a mi entender, no se puede demonizar este sistema de alternancia en el poder de dos partidos mayoritarios, tampoco el mal llamado sistema multipartidista- creo que ya he demostrado que siempre han existido múltiples opciones políticas a las que votar en España- es la solución óptima a nuestros problemas de gobernabilidad y estabilidad política.
El PSOE ha ganado de forma consecutiva y holgadamente las últimas dos convocatorias para elecciones generales. Después del #28N de 2019 el partido más votado por los españoles, no se le permitió de formar un gobierno sino se plegaba a las imposiciones de otros partidos que utilizaron el “chantaje político” como herramienta para conseguir cuotas de poder que las urnas no les habían otorgado. Porque una cosa es negociar, y llegar a acuerdos y otra cosa es que una formación minoritaria imponga sus tesis a la mayoritaria. o sino se amenaza con romper la baraja, que al final se rompió.
Después del #10N, más de lo mismo, el PSOE vuelve a ganar las elecciones, y esta vez se tiene que plegar a las condiciones de un partido minoritario, a esto se le llama sentido de estado, aceptando un gobierno de coalición, puesto que no existe ningún otro escenario pausible para crear un gobierno estable. Es una condición necesaria pero no suficiente. Necesitamos también que algún partido minoritario apoye la investidura o que algún partido de ámbito estatal se abstenga por razones de Estado. Otra vez se volverá a utilizar el chantaje como arma política para obtener el poder que los ciudadanos no les han dado.
Puesto que el PP ha dejado de ser un partido de Gobierno, que la ultraderecha se hace más fuerte, que Ciudadanos ha pasado a la irrelevancia política, el futuro de nuestro país recae en los 13 representantes en el Congreso de los 875.750 ciudadanos españoles -aunque ellos solo se sientan catalanes- que han votado a ERC.
Así es, el futuro de nuestro país está en manos de una minoría y de sus representantes, que aunque se denominan de izquierdas, solo se preocupan de los mismo temas que la ultraderecha de cualquier nación. Deberían intentar pactar más medidas sociales y menos imposiciones utópicas de tipo nacionalista. El nacionalismo es un invento de las élites capitalistas para desunir a los trabajadores y que no luchen por sus derechos. Es la historia de siempre. La burguesía catalana es el autor intelectual del independentismo, para tapar su corrupción, su fracaso y sus vergüenzas “pujolianas” de tres per cent famoso. Y Esquerra es su brazo ejecutor. Ahora, Esquerra tiene una oportunidad de oro de demostrar que es un partido de izquierdas, y poder conseguir para Cataluña y los catalanes, mejoras de financiación, sociales y solidarias que repercutan en los servicios, sanidad, educación, comunicaciones, emprendimiento, etc. Y no utopías fracasadas que solo conducen a enfrentamientos con la Justicia y posterior cárcel. Ellos ya saben que la independencia unilateral y por las bravas es un fracaso, debemos facilitarles un camino digno para que puedan justificarse ante el aluviòn de adeptos a los que han embarcado en un viaje a ninguna parte.
Señor Rufían, tienen ustedes la oportunidad de demostrar, de verdad, que son un partido de izquierdas que quieren el bienestar social para los catalanes y mejores prestaciones sociales. El futuro de muchos millones de trabajadores, autónomos y pequeños empresarios que convivimos en este Estado multinacional depende de ustedes, no sigan haciéndole el juego al capitalismo español y catalán. Estamos seguros que serán conscientes del peso y la responsabilidad que el destino ha puesto en su pequeño montón de votos y lo aprovechen para llevar el bienestar a Cataluña y marcar los caminos de vuelta a la convivencia entre catalanes. Esperamos mucho de ustedes.