Al grano y sin contemplaciones. Según ciertas encuestas, algunas de esta misma semana publicadas fuera de España, es probable que Vox tenga en sus manos que las tres derechas sumen para formar gobierno. O sea, es probable que a los españoles nos caiga encima un gobierno que en cuatro años destruya los derechos y las libertades que hemos ido conquistando a lo largo de cuarenta años. Es un hecho que el programa de Vox propone unas medidas antidemocráticas y otras infrahumanas que Abascal confirmó en el debate. Es un hecho que esas medidas se empezaron a aplicar ayer en la Comunidad de Madrid.
¿Quién tiene la culpa de la subida espectacular de Vox? Oído esta mañana en una tertulia radiofónica: la culpa la tiene Pedro Sánchez.
Es un hecho que en todos los medios, todos, las precampañas y las campañas de abril y de ahora mismo, han sido campañas contra Pedro Sánchez y el PSOE. Pedro Sánchez y el PSOE son los enemigos a batir. ¿Enemigos de quién? Enemigos de las empresas que sostienen a los medios.
Es un hecho que una mano negra de múltiples dedos ha estado haciendo lo posible y lo imposible para evitar que llegue al gobierno un partido con un programa social que anteponga los intereses de los españoles a los de las élites de los poderes fácticos.
¿Pueden los medios condicionar las elecciones? ¿Pueden los medios decidir el gobierno que condicionará la vida de todos los españoles durante los próximos cuatro años? Pueden.
A los mítines van solo los simpatizantes de los partidos. Al público en general solo les llegan frases sueltas de los candidatos que proporcionan titulares llamativos. Lo que nos llega a todos es lo que se emite en radio, en televisión, los titulares de los periódicos. Esos contenidos son los que llegan al cerebro de todos todo el día y todos los días. Son esos contenidos los que se elaboran para crear opinión; la opinión de todos. Esos contenidos han elaborado lo que ha sido una campaña sistemática para crear una opinión contraria a Pedro Sánchez y el PSOE.
¿A quién más le interesa que Sánchez pierda las elecciones o que no saque diputados suficientes para formar gobierno? A los políticos independentistas catalanes, por supuesto. Esos necesitan un gobierno en España que destruya libertades y derechos para seguir pregonando la condición de víctimas de los catalanes, para seguir manteniendo su revolución en las calles, para que los ciudadanos de Cataluña les sigan haciendo en la calle su trabajo para que ellos puedan seguir viviendo a cuerpo de rey a costa de los ciudadanos. Saben que la independencia es imposible, claro que lo saben. Pero a ellos la independencia no les interesa. ¿Qué harían en una Cataluña independiente? Les interesa vivir del sentimiento de independencia; les interesa mantener encendida la llama de un anhelo y la ira de una frustración porque en eso les van empleos y sueldos. Un gobierno dialogante apagaría fuegos, desinflaría voluntades revolucionarias, derrotaría a los que viven del drama de una nación oprimida. Un gobierno dialogante sería para ellos una amenaza que hay que derrotar. ¿Cómo? Atacando a Pedro Sánchez y al PSOE en todos los medios catalanes.
Esta mañana, en una emisora de radio, el conocido presentador de una conocida tertulia presentó al periodista encargado de resumir los programas de los partidos diciendo que ese periodista era el único que se los leía. Excelente mensaje subliminal. Si ni los grandes cerebros que había en esa tertulia se molestan en leer programas electorales, será que no vale la pena perder el tiempo leyéndolos. El periodista que sí tenía la obligación laboral de leerlos y resumirlos, despachó el asunto en dos minutos y medio soltando las propuestas de cada partido como si fueran titulares y a velocidad de bólido. Me costó seguirle y algo me perdí. Pero yo sí leo programas porque soy muy orgullosa y procuro impedir por todos los medios a mi alcance que me la den con queso.
Pues sí, nuestras vidas están en manos de los medios porque son los medios los que crean o modifican la opinión de los votantes y son los votantes los que decidirán el domingo el gobierno del que dependerá durante cuatro años la calidad de la vida de cada uno y de la de todos.
Ojalá, es decir, quiera Dios o lo que sea, que antes de depositar el voto, cada uno piense que la inteligencia y la voluntad son suyas, que haga un esfuerzo por quitarse de encima las opiniones ajenas, que dedique una gran peineta mental a todos los que han intentado manipularle, aunque solo sea por respeto a sí mismo. Que piense en su vida, en su salario, en las necesidades que el estado le debe resolver. Que piense en sus pensiones; que recuerde lo que tuvieron que sufrir sus padres o sus abuelos en aquella España del sálvese quien pueda en la que solo los pudientes se salvaban de la explotación y la humillación. Que piense si es en esa España en la que quiere que vivan sus hijos y sus nietos; que piense si es en esa España en la que quiere vivir.
Como a mí no me manipula ni me mangonea nadie voy a votar en mi Cataluña por el PSC-PSOE, convencida de que Miquel Iceta es el único que puede detener, con su inteligencia y su voluntad, la locura que acabará por arruinar nuestra vida y hacienda. Voy a votar por el PSC-PSOE convencida de que Pedro Sánchez y el gobierno que forme son los únicos que pueden garantizarme la justicia social, los derechos y las libertades que todo ser humano evolucionado necesita para vivir bien.
No me dirijo a los que tienen absolutamente decidida su abstención por los motivos que sea. Abstenerse hoy por hoy es una demostración de estupidez y de egoísmo brutal. A mí los estúpidos me dan mucho miedo. Cuando los estúpidos son mayoría en una sociedad, dice Carlo Cipolla, pueden destruir la convivencia y la democracia.
Que Dios o la suerte nos acompañe el domingo y que podamos sentirnos orgullosos de nuestro voto, por nosotros mismos y por nuestros hijos.