Este pasado domingo la Argentina celebró unas elecciones conocidas aquí como las ‘PASO’, previas a las que tendrán lugar en octubre para elegir al nuevo presidente que asumirá su cargo en diciembre. Gracias a una "magistral" jugada de Cristina Fernández Kischner, el peronismo ha pasado a Macri como un tsunami. Entre tanto, y de aquí hasta diciembre el país puede entrar en una situación catastrófica...
Estas elecciones suelen servir para ‘limpiar’ las listas, no tienen ninguna validez y legalidad ya que nadie sale electo de ellas. No se elige a nadie. Pero, curiosamente, en la Argentina siempre pasan cosas raras porque los argentinos somos “bichos raros” y estamos acostumbrados a repetir permanentemente la mala historia. Como decía Perón , "no es que nosotros seamos buenos, es que los que vienen detrás son mucho peores"
Estas elecciones se vivieron como si realmente fueran una elección nacional, tanto por el lado del Gobierno como del de la Oposición. Del lado de la Oposición, teníamos un candidato muy fuerte, Alberto Fernández, que fue jefe de Gabinete de Néstor Kischner. Hacía mucho tiempo que Fernández estaba peleado con Cristina Kischner, no se hablaban y siempre fue muy crítico con el gobierno de Cristina. Pero hicieron las paces y Cristina, en una jugada magistral, da un paso al costado para evitar ser un motivo de discordia frente a sectores de la sociedad que la rechazan, y elige a Alberto Fernández para encabezar esta lista, teniendo un 35 o 40% de los votos que están enfocados en los sectores más pobres de la sociedad. Además, ella se sitúa como segunda de Fernández.
Mauricio Macri, desconcertado frente a esa jugada, igual decide jugar sus bazas y, a pesar de que todos le aconsejaban que no volviera a encabezar una candidatura ya que también provocaba mucho rechazo en la sociedad. Hay que tener en cuenta que Argentina está desgastada de tanta polarización y con una economía que va cuesta abajo desde que Macri asumió el poder hace cuatro años.
Macri ahora no puede echarle la culpa al de atrás, ya no puede decir lo de la pesada herencia que recibió. Es verdad que Cristina dejó un 27% de desempleo, pero con Macri tiene ahora un treinta por ciento mas. Es verdad que Cristina dejó un 30 % de pobreza, pero con Macri la pobreza trepó casi al 38%. Es verdad que con Cristina había inflación del 25%, pero con Maccri se fue al 60%.
A pesar de todo esto, Macri decidió presentarse igual, redoblar la apuesta.
Todas las encuestas anticipaban entre 5 y 8 puntos de diferencia entre Macri y la opoción "El Frente de Todos", pero lo que finalmente ocurrió nadie se lo esperaba. El gobierno no se lo vio venir, la oposición tampoco y lo que ocurrió es que Macri recibió una paliza monumental.
Eran unas simples primarias en la que se iba a limpiar la lista de candidatos, donde participaban sectores de izquierda, de derecha, de ultraderecha y de ultraizquierda… y terminó siendo una elección nacional en la que la Oposición y su candidato, Alberto Fernández, le lleva a Macri 16 puntos de diferencia.
En la provincia de Buenos Aires, donde está ubicado el 40% del padrón electoral nacional y donde el que gana termina triunfando en la elección nacional, el candidato de la oposición sacó el 51% de los votos. En la provincia gobierna María Eugenia Vidal, una candidata de Macri, que tampoco se esperaba esta avalancha de votos.
La gente se hartó, dijo basta y decidió en las urnas. No hablo a los encuestadores, que fallaron en sus predicciones. El gobierno que nunca tuvo un plan A para resolver esta situación, tampoco tiene un plan B y C.
Al día siguiente de las elecciones, la Argentina amaneció con el 30% de devaluación, que después fue corregido porque el Banco Central que tuvo que salir a vender dólares de las reservas.
Macri desapareció de la escena y después se le vio derrotado, enojado y con el rostro desencajado. Parecía que estaba en Marte y se le notó muy molesto con la gente porque la gente votó lo que votó. Esto explica su falta de muñeca política, que nunca la tuvo porque es un empresario que viene de los negocios de su padre y después de los negocios del fútbol. No tiene muñeca política para olfatear de alguna manera que la situación o que la marea le viene en contra. Y ahora se encuentra con que un tsunami le pasó por encima.
Lo que eran unas simples primarias terminaron siendo una elección nacional que a Macri le será muy difícil de revertir porque la gente dijo basta, la gente dijo no lo queremos más, este plan fracasó.
Sin embargo, Macri salió en la tarde en rueda de prensa y se le vio soberbio, no tuvo la dignidad del que fue derrotado, se mostró enojado y echándole la culpa a la gente por votar a quién votaron. Incluso echó la culpa de la devaluación a la gente por votar a un plan populista, al pasado, etc. Tuvo cero autocrítica.
Ahora, el panorama que se abre es muy delicado porque las elecciones de octubre van a ser peor que estas para Macri y porque la gente irá a votar aun con más rabia a raíz, justamente, de la devaluación de hoy. La gente se hartó de las políticas neoliberales de Macri.
Entones la Argentina corre el riesgo de aquí a diciembre de tener a un presidente necio, cerrado, que dice que va a seguir peleando para revertir una situación que es irreversible. Son demasiados puntos de diferencia. Podemos vivir una situación parecida a la que se vivió con Raúl Alfonsín en el 89 cuando se adelantaron las elecciones porque hubo saqueos y explotó la economía y llegó Carlos Menem. O lo que se vivió en el 2001, cuando fracasó De la Rúa, la gente salió a la calle, tuvimos 40 muertos y el presidente tuvo que escaparse en helicóptero porque lo linchaba.
El discurso de Macri atemorizó más aun a los argentinos que están absolutamente hartos de no tener plata para poder comprar leche para sus hijos. El consumo de leche disminuyó en los últimos cuatro años como nunca en la historia de Argentina. El consumo de carne igual, la gente no puede comer carne porque no se puede comprar. Aumentó la pobreza y la gente que se cayó del sistema, que había logrado acceder a clase media, hoy está nuevamente viviendo en la calle. Con esta devaluación de hoy habrá más inflación y más recesión. Mientras que el presidente está encerrado en sí mismo y es absolutamente incapaz de resolver cualquier tipo de eventualidad. Él no se baja de ese lugar donde está, no baja el lenguaje aguerrido que tiene, no contemporiza y ni siquiera le tiende la mano al ganador, a quien ni siquiera felicitó ni llamó
La situación es grave y el país que deja Macri es un desastre económico. El peor de la historia, solo comparable con los años de la dictadura.
La gente tiene temor en la calle, hay mucha rabia y mucha bronca. Estos sentimientos, en Argentina, no desembocan en nada bueno. Sobre todo, cuando el que está gobernando tiene un lenguaje violento.
Olga Wornat, columnista para la Hora Digital, autora de "La Reina Cristina"