Dicen algunos diarios y otros medios de contar lo que pasa que ayer fracasó la investidura de Pedro Sánchez. Los que fracasaron rotundamente fueron los periodistas y opinantes que cobran por informar sobre la realidad política de España y que cobran por ofrecer opiniones que ayuden a los ciudadanos a reflexionar. Fracasaron rotundamente porque, sea por mediocridad intelectual, por cobardía o por mala intención, los que desde ayer se empeñan en destacar el fracaso de Sánchez y el PSOE están ventilando tal estupidez, que solo quienes tienen mermada la objetividad por algún motivo se creen lo que esos periodistas y opinantes les dicen. Para comprobarlo, basta asomarse a las redes y saber leer.
Ayer, en el debate de investidura, fracasaron casi todos menos Pedro Sánchez y el PSOE. A esta hora, todos los españoles han leído, oído o visto que España se quedó sin presidente, sin gobierno, sin políticos entregados a hacer Política para resolver sus problemas, gracias a la irresponsabilidad descarada de unos líderes que entienden la política como medio para obtener un solo fin: su propia promoción personal con los privilegios que conlleva. ¿Fracasaron?
Pablo Casado despreció la inteligencia de los españoles fundando su campaña en mentiras e insultos contra Sánchez y el PSOE. Perdió millones de votos y 71 diputados. Albert Rivera hizo lo mismo con la intención de destronar a Casado como líder de la oposición. No lo consiguió: quedó tercero. Pablo Iglesias se erigió en único líder de la izquierda atacando a Sánchez y al PSOE como lo habían hecho los dos de la derecha. Se pegó un batacazo más fuerte que los de Rivera y Casado. Desde 2016, Sánchez y el PSOE han sido el blanco de todos los ataques de los líderes de los otros partidos por considerar que eran la única amenaza a temer; por considerar que un gobierno del PSOE presidido por Pedro Sánchez era el único que pondría en peligro sus privilegios personales, los de sus partidos y los de sus benefactores. ¿Por qué no triunfaron sus campañas agresivas? ¿Por qué la mayoría no se tragó las mentiras que contaron contra el partido socialista? Casi todos los medios del país repitieron esas mentiras sin contrastarlas con datos objetivos; casi todos los medios de este país sembraron las dudas contra el PSOE amparados en una aparente equidistancia. Casi todos los medios del país se pegaron un batacazo más fuerte que el de los partidos perdedores porque perdieron lo que es fundamental para el periodismo; la credibilidad. ¿Por qué la mayoría resistió la campaña contra Sánchez y el PSOE de casi todos los medios a pesar de su machaconería? La respuesta nos devuelve el optimismo y la esperanza a pesar de lo sombrío del panorama. La única respuesta posible es que la mayoría de los españoles no somos tan imbéciles como se creen los líderes de casi todos los partidos y casi todos los medios de este país.
Sí, los líderes de los partidos que ayer impidieron la investidura de Pedo Sánchez con un no o con la abstención, fracasaron. Fracasaron como fracasaron en sus campañas para engañar a los españoles. El Partido Popular y Ciudadanos unieron sus votos para impedir que del Congreso saliera ayer un gobierno dispuesto a trabajar de inmediato para resolver los problemas que, de un modo u otro, nos afectan a todos. No justificaron su voto negativo con argumentos; lo justificaron con mentiras y disparates. Fracasaron como políticos llamados por sus votantes a trabajar por el bien común. Fracasaron como personas responsables dispuestas a merecer la confianza de sus votantes. Fracasaron en su intención de engañar porque han mentido tanto, que ni sus votantes creen sus mentiras. ¿Y Unidas Podemos? Ya pueden los medios y los comentaristas varios acusar a Pedro Sánchez de soberbia, de inmovilidad, de motivos secretos para no querer un gobierno de coalición. Esa mayoría de españoles que no son imbéciles ya ha sacado su propia conclusión de todo lo que ha oído y visto esta semana. Esa mayoría recuerda que ayer fue la segunda vez que Pablo Iglesias y los suyos votaron para impedir un gobierno de izquierdas; lo que pone en duda la auténtica orientación de su ideología. Esa mayoría ya hace años que escucha a Iglesias descalificar a Sánchez y al PSOE. Esa mayoría sabe perfectamente que la presencia de Iglesias o de los suyos en un Consejo de Ministros causaría polémicas constantes y haría imposible la estabilidad. Dicen los opinantes que la causa de la animadversión entre Iglesias y Sánchez es el choque entre dos fuertes personalidades. Pedro Sánchez ha demostrado que no tiene tiempo para perderlo en rivalidades adolescentes. Pablo Iglesias ha demostrado que tiene pánico a que Pedro Sánchez le barre el paso a sus aspiraciones, al cielo que pretendía y tal vez aún pretende conquistar.
Los periodistas y opinantes se empeñan en dar a entender que todos los políticos son iguales, lo que resulta ser, evidentemente, una campaña encubierta a favor de la abstención. Hay un político que una vez renunció a su carrera, a sus cargos y a sus sueldos por defender sus convicciones. La mayoría, que no es imbécil, lo sabe. Ese político se presentó a las elecciones con un programa y empezó a trabajar para cumplirlo en cuanto llegó a la presidencia. Ese político llamó al Consejo de Ministros a personas preparadas, competentes y dispuestas a trabajar con él. No, no todos los que se meten a políticos son iguales. Unos saben lo que debe ser la Política y en Política se ponen a trabajar. Otros pasan su tiempo abriéndose paso al poder, trabajando para conservar el poder, defendiéndose como sea de quienes les disputan el poder. En estos momentos, este tipo de políticos trabaja para que Pedro Sánchez y el PSOE no les quite la posibilidad de llegar al poder. Si por la irresponsabilidad del PP, C’s y UP los españoles volvemos a vernos mareados por otra campaña electoral, no debería caber duda a ningún ser pensante de que la mayoría volverá a sorprender por su inteligencia el día de las elecciones.
Auguran los opinantes una gran abstención que perjudicaría a los que, para ellos, son dos partidos de izquierda y beneficiaría a los que, para ellos, son partidos de centro derecha. Otra vez menosprecian a la mayoría de los españoles. A nadie se le escapa que, en lo más alto del hemiciclo, una bandada de buitres acecha para lanzarse sobre la democracia. Todos saben los picotazos de los buitres de la misma bandada que amenazan y empiezan a atacar a la libertad en Andalucía, en Murcia, en Madrid.
Si se vuelven a convocar a elecciones, es muy posible que la mayoría vuelva a demostrar que de imbéciles no tenemos nada de lo que los imbéciles se piensan. Triunfarán los políticos dispuestos a dedicarse a la Política. Triunfarán aquellos que respetan la inteligencia de los españoles.