El presidente en funciones, Pedro Sánchez, ha mantenido una reunión con el Rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela en la mañana del viernes, tras el Consejo de Ministras y a pocas horas de la Investidura fallida. Además de los despachos habituales entre el monarca y el Presidente del Gobierno, en esta ocasión la reunión también ha servido para valorar la situación del país y los posibles frentes que se abren a partir de ahora.
Oficialmente, quedan, como máximo, 59 días para cerrar los pormenores de una nueva Investidura. En este tiempo, Pedro Sánchez ya no es el candidato encargado por el Rey para formar Gobierno, pero si el ganador del la lista más votada, por lo que cabe esperar que en próximos días el Rey le vuelva a encargar, como ganador de las elecciones, que hable con todos los líderes de los partidos y vuelva a intentar formar gobierno. Es de entender que dada la experiencia reciente, todos los partidos serán conscientes de que tienen que dar un paso para que alguna candidatura sea investida, en caso de que no lo hagan, recaerá sobre ellos, y no sobre el líder del PSOE la convocatoria de nuevas elecciones. La disolución de las Cortes sería el 23 de septiembre y la convocatoria de nuevas elecciones el 10 de noviembre.
La reunión con el monarca comenzó a las 12 de del mediodía en La Zarzuela, y ha finalizado en torno a las 13:00 horas. Previamente, a las 9 de la mañana, Felipe había recibido a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que se ha trasladado a la Zarzuela para informarle oficialmente del resultado de la segunda votación de investidura. El Rey le ha transmitido "su decisión de no iniciar, por el momento, nuevas consultas con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, de manera que las formaciones políticas puedan llevar a cabo las actuaciones que consideren conveniente a los efectos de lo previsto en el artículo 99 de la Constitución".
La Casa Real también ha informado de que, antes del 23 de septiembre, Felipe "realizará nuevas consultas con la finalidad de constatar si, de la disposición que le trasladen los representantes de los grupos políticos con representación parlamentaria, Su Majestad puede "proponer un nuevo candidato a la Presidencia del Gobierno que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza; o, en ausencia de una propuesta de candidato, proceder a la disolución de ambas Cámaras y a la convocatoria de nuevas elecciones generales".