Los jóvenes se encontraban celebrando un botellón en una fábrica abandonada de Manresa, en Barcelona, a la que la menor asistió con una amiga, cuando, según la Fiscalía, el acusado Bryan Andrés M. se la llevó a una caseta para violarla, aprovechando que se encontraba bajo los efectos del alcohol.

Posteriormente, el joven regresó a la fiesta para instar a sus amigos a hacer lo mismo; y así ocurrió. Los seis acusados se turnaron para abusar sexualmente de la menor en períodos de unos 15 minutos, mientras que otro individuo se masturbaba observando la escena sin impedir que continuara.

Después de la violación, otro de los acusados, Marco Antonio R., mostró una pistola de fogueo y amenazó a los presentes para que no revelasen nada de lo sucedido esa noche porque de lo contrario, su familia tendría problemas. La Fiscalía pide para él año y medio más de cárcel por esta acción.

Horas después, cuando solo quedaban en la fábrica dos de los acusados junto a la víctima y su amiga, éstos volvieron a agredirla sexualmente.

Los procesados han presentado diferentes versiones a la Fiscalía. Algunos han afirmado que no se conocían entre ellos, otros han asegurado que no conocían a la víctima, y además de ello han incriminado a dos jóvenes que no estaban encausados en el delito para terminar señalando que la víctima se encontraba en claro estado de embriaguez y pregonando que quería "tirarse a todo el mundo".

Uno de ellos, Daniel David, ha pasado estos dos últimos años en prisión preventiva tras hallarse restos de su semen en la ropa de la víctima. El acusado, que ha calificado su estancia en prisión de "injusticia", niega haber mantenido ninguna relación sexual con ella y asegura no entender cómo acabó su ADN sobre la víctima. "No sé cómo acabó eso allí. Quizás se sentó en algún sitio. Yo no mantuve ninguna relación sexual con ella”.

La Fiscalía pide para ellos entre 10 y 12 años de cárcel, la máxima pena posible tratándose de un delito de abuso sexual, ya que al no haber violencia ni intimidación, no puede considerarse agresión sexual. Por su parte, la víctima, que declarará en una próxima sesión, afirma que los acusados llevaron a cabo un delito claro de agresión sexual continuado y defiende la existencia de violencia o intimidación por parte de los agresores para que no se opusiera al ataque. Por ello, exige una pena de 15 a 20 años para ellos.