El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, comienza el próximo martes la ronda de negociaciones para intentar recabar el apoyo necesario para ser investido Presidente del Gobierno. Para ello tiene previsto reunirse con Pablo Iglesias, de Unidas Podemos; con Albert Rivera, de Ciudadanos; y con Pablo Casado, del Partido Popular. Los de Iglesias se están quejando de que, para ser socios preferentes, sean recibidos los tres el mismo día. Pequeños gestos del equipo de Sánchez que se interpretan como una neutralidad hacia las conversaciones.
La maquinaria política para formar el Gobierno de la XIII Legislatura ya se ha puesto en marcha. Tras la aceptación por parte del Presidente, en funciones, Pedro Sánchez, de aceptar, con honor y gratitudo según manifestó, el mandato del Rey Felipe VI de formar nuevo Gobierno, el reloj de la legislatura ya se ha puesto en marcha. En la posterior rueda de prensa, el socialista ha asegurado que va a reunir que todos los grupos, y para ello ya ha puesto fecha para recibir a los tres primeros.
El martes 11 de junio recibirá a los líderes de los tres partidos con más peso parlamentario tras las elecciones del 28 de abril. Así lo anunció el presidente en funciones este pasado jueves cuando dijo, tras su reunión con el Rey, que su idea era conversar con los grupos más mayoritarios para lograr su apoyo.
Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pablo Casado serán, por tanto, por quienes puede pasar el éxito o el fracaso del socialista.
Los tres líderes políticos dejaron también clara su postura sobre la investidura y así se lo hicieron saber al rey en sus respectivas reuniones con el monarca.
El apoyo que tiene más fácil de conseguir Pedro Sánchez es el de Unidas Podemos, pero no lo puede dar ya por hecho al cien por cien. El líder de la formación morada, Pablo Iglesias, explicó ayer en rueda de prensa sus intenciones futuras. Aprovechó su comparecencia para advertir a Sánchez que no concibe que se llegue a la investidura “sin tener cerrados los apoyos” y pedía que se hagan antes los deberes.
El líder de Podemos desgranó los ejes programáticos que presentará a Sánchez y se basan en los artículos sociales de la Constitución. Pero también insistió en la necesidad de que se incluya a su partido en el próximo gobierno para conformar una coalición que lleve a la práctica un proyecto de progreso con el objetivo prioritario de recuperar los derechos perdidos durante la crisis. Este es el principal obstáculo que encontrarán en el camino PSOE y Unidas Podemos ya que los socialistas quieren construir un Ejecutivo monocolor, aunque no se han negado a que se integre en el mismo personas independientes que bien podría elegir la formación morada. Pero de ninguna manera en las filas socialistas quieren ver a Iglesias con alguna cartera ministerial.
Iglesias basa su petición de entrar en el gobierno en que es la mejor forma de controlar a los socialistas que, según él, en algunas ocasiones tienen a preferir entenderse con Ciudadanos que con ellos. También habla de presiones, de poderes económicos… que prefieren que Unidas Podemos no esté en el poder.
El secretario general de Unidas Podemos adelantó que esperan semanas de “intensidad y presiones”, pero que lo fundamental ahora es hablar de programa y una vez que se consiga firmar un acuerdo programático se pasará a una segunda fase en la que se entraría en la formación de los equipos. En este aspecto, Iglesias dijo que no ponen “vetos al PSOE” y por eso espera que desde las filas del PSOE tampoco haya “vetos, porque esa época ya ha terminado”.
La suma de PSOE y de Unidas Podemos llega a los 165 escaños por lo que Pedro Sánchez debe seguir pidiendo el apoyo de otras fuerzas políticas. Bien podría completar su mayoría con los seis diputados del PNV, con el diputado del Partido Regionalista de Cantabria y con el de Compromís. Llegaría a los 173 apoyos, a tres de la mayoría absoluta. Los dos diputados de Coalición Canaria han dicho por boca de Ana Oramás que nunca apoyaran al PSOE si éste llega a un acuerdo programático con Podemos y menos si conforman un Gobierno de Coalición. Le queda a Pedro Sánchez acudir a los independentistas catalanes y vascos representados en ERC, JcCAT y Bildu, algo que quiere evitar a toda costa para no tener que soportar los ataques de la derecha de que es rehén de los que “quieren romper España”.
Es en este punto donde cobra mucha importancia los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (integrados en el PP) que el pasado miércoles se anunció la posibilidad de que se abstengan para facilitar la investidura de Sánchez. Seria en segunda votación donde el presidente solo necesita más síes que votos en contra para ser investido. El presidente del Partido Popular, Pablo Casado dio el visto bueno a esta posibilidad, eso sí, con contraprestaciones. En Navarra, las elecciones autonómicas dejaron un parlamento muy fragmentado y con dos posibilidades de Gobierno. Por un lado, el ganador de las elecciones fue Navarra Suma, una coalición de PP, Ciudadanos y UPN, pero quedó a siete diputados de la mayoría absoluta. Por el otro lado, una coalición de PSOE, Geroa Bai y Podemos quedaría a cuatro escaños de la mayoría absoluta. Para llegar a ella necesitaría los votos de Bildu.
El Partido Popular está pidiendo a los socialistas que no negocie un gobierno que dependa del voto, por activa o pasiva, del voto de Bildu y deje gobernar a la derecha. Pero no es una situación fácil para el PSOE. La líder de los socialistas navarros, María Chivite no está por la labor y quiere conformar un gobierno progresista. Desde a dirección federal ya le han dicho que no. Pero, en estos pactos entra en juego la militancia que tiene que ser consultada para que se lleve a buen puerto cualquier política de pactos.
Algo descolgado queda Albert Rivera por su cerrazón de convertirse o autoconvertirse en líder de la oposición. El dirigente de la formación naranja le dijo al Rey que no votarán a favor de la investidura de Sánchez, pero que tampoco se abstendrán. Rivera dijo que Pedro Sánchez puede obtener el respaldo de “sus socios” de Unidas Podemos y los partidos nacionalistas. En el fondo eso es lo que quiere Rivera, que el futuro gobierno dependa de los votos de catalanes y vascos pues esto le facilita su labor de oposición, la única que viene haciendo el último año que se basa en criminalizar al PSOE por su política territorial. Sin embargo, las cosas se le pueden empezar a desmoronar a los de Ciudadanos si Sánchez llega a Moncloa sin los votos de los independentistas. Los problemas se le acumulan a los naranjas ya que han decidido hacer al PP como su socio prioritario en gobiernos autonómicos y municipales. Pero en muchos de esos territorios el PP viene con la compañía imprescindible de la ultraderecha de Vox.
Este ‘sudoku’ de pactos, acuerdos, vetos, negociaciones… no dejará indemne a nadie. Ningún partido lo puede ganar todo y tendrán que ceder. El PSOE debe aunar en torno a su proyecto para el Gobierno de España a partidos como Unidas Podemos y PNV y preferiría no tener que sentarse con los independentistas. En Autonomías y ayuntamientos, el PSOE quiere convencer a Ciudadanos que se siente con ellos para explorar ejecutivos que dejen fuera el PP de la corrupción y, sobre todo a la ultraderecha de Vox.
El PP, sabe que a nivel nacional tendrá que hacer una oposición lo suficientemente dura como para que Ciudadanos no le quite ese papel, pero tampoco puede arremeter contra a formación de Albert Rivera ya que su llegada al poder territorial depende de los votos de la formación naranja.
Y Ciudadanos sabe que, aunque celebre los resultados electorales tanto en las generales como en las autonómicas y municipales, no ha conseguido su principal objetivo que era superar al PP para sustituirle como partido hegemónico de la derecha. Ahora, tras el cordón sanitario que le puso al PSOE en la campaña electoral, no puede romper su palabra, pues ya lo ha hecho en numerosas ocasiones, y tiene que sentarse a entenderse con el PP de la corrupción. Por eso quieren buscar visibilidad y llegar a gobernar algunas de las administraciones más importantes, como podría ser el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid, Castilla y León o Murcia. No obstante, no lo tendrá fácil porque para que eso ocurra debe aceptar a la ultraderecha.
La tercera pata de la derecha es el partido de Santiago Abascal. Sus 24 diputados en el Congreso de los Diputados solo aspiran a hacer ruido. Pero en comunidades autónomas como Madrid o Murcia y en ciudades como la capital de España son imprescindibles para PP y C’s. Y es ahí donde quieren poner en valor su fortaleza. Sin olvidar que el gobierno de la Junta de Andalucía de Juanma Moreno también depende de ellos.
Unidas Podemos ha venido cosechando batacazos electorales de órdago tanto a nivel nacional como autonómico. En el Congreso es cierto que son imprescindibles para el PSOE. Pero en el resto de España han perdido todos los ayuntamientos “del cambio”, excepto Cádiz. Y han desaparecido en muchos parlamentos autonómicos.
Todo sigue abierto, las negociaciones serán intensas, pero la semana próxima se empieza a dilucidar el resultado final. El martes 11 se configura la nueva Asamblea de Madrid y se verá quién va de farol y quien va en serio con sus vetos y sus reclamos. Y el día 15 se eligen a todos los alcaldes de España. Poco a poco las piezas del puzzle tendrán que ir encajando.