Este año, los Premios Princesa de Asturias 2019, con gran presencia femenina entre los galardonados, tienen nombre de mujer. La estadounidense Joanne Chory y la argentina Sandra Myrna Díaz, especialistas en biología vegetal y estudiosas del impacto de la crisis climática, han sido reconocidas con ambos galardones a la Investigación Científica y a la Técnica.
Las biólogas Joanne Chory, estadounidense, y la argentina Sandra Myrna Díaz se han llevado este año ambos galardones de los Premios Princesa de Asturias en la categoría de Investigación Científica y Técnica. Las biólogas, cuyos trabajos los realizan por separado, han logrado ser pioneras y situarse a la vanguardia del conocimiento de la biología de las plantas, connuevas líneas de investigación trascendentales en la lucha contra el cambio climático y la defensa de la diversidad biológica. Ambas premiadas centran su trabajo en las plantas yque consideran absolutamente transcendentales para la lucha contra el cambio climático. La primera, Chory es investigadora del Instituto Salk y lleva décadas trabajando con la Arabidopsis thaliana, una pequeña planta de mostaza con flores. Myrna Díaz es argentina, es considerada una auténtica visionaria de la biología vegetal. Ha creado el término, diversidad funcional, un concepto metodológico que permite cuantificar los efectos y beneficios de la biodiversidad de las plantas.
La estadounidense, Joanne Chory, se graduó en Biología en el Oberlin College de Ohio y, posteriormente, se doctoró en Microbiología en la Universidad de Illinois. Realizó sus estudios postdoctorales en Harvad y, en 1988, se incorporó al Instituto Salk, en el que, entre otros puestos, ha sido directora de Investigaciones y del Laboratorio de Biología Celular y Molecular de Plantas. Desde 1997, Chory es investigadora del Howard Hughes Medical Institute y, desde 1999, también profesora de la Universidad de California en San Diego. Por su parte, la argentina Sandra Myrna se formó en la universidad de su provincia. Se especializó en el estudio del impacto del cambio climático global sobre la biodiversidad regional de los ecosistemas vegetales. Tambièn se centró en el efecto del uso de la tierra y los cambios de biodiversidad sobre la dinámica del carbono y la diversidad de la microbiota en los suelos. La científica argentina es una activista de la lucha contra el cambio climático que la llevó a ser partícipe del Premio Nobel de la Paz otorgado en 2007 al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Su campo de investigación, centrado en el estudio de los mecanismos que regulan el funcionamiento de las plantas, desde el nivel molecular hasta el celular, además de sus reacciones a condiciones ambientales de estrés, utilizando como organismo modelo una Arabidopsis thaliana.