Ahora, sus expectativas se han reducido drásticamente. Ya sólo se conforma con ser el jefe responsable de la oposición. Que nadie le llame `derechita cobarde´ ni le discuta la solvencia histórica del grupo popular que tendrá que defender, no solo en España, sino también si pretende ocupar algunos sillones en el Parlamento europeo.
Es mucho lo que se juega en esta legislatura Pablo Casado, a sus 38 tiernos años. Quizá por ello, al día siguiente de las elecciones y tras perder 58 escaños, el joven líder “ultraderechizado” tuvo que tranquilizarse y empezó por ensayar el respeto al presidente del Gobierno, al tiempo que llamaba ´extrema derecha´ a su socio andaluz de Vox, y que se distanciaba de Ciudadanos dirigiéndoles el despreciable apelativo de “socialdemócratas liberales”. Un poupourri mental propio de quien de historia política utiliza lo justo. Mientras Rajoy, Soraya, Ana Pastor, Feijó y unos cuantos más se desternillan ante el “hostiazo” -que diría Rita Barberá si entre todos no la hubieran matado a disgustos- que se dio, con todo el elenco de bailarinas, toreros y predicadores que le acompañó para rematar la semana de pasión en un tablao andaluz.
En esa misma línea cabe interpretar su conversión a la mansedumbre tras la visita al presidente Sánchez -que ya no representa tampoco esa emergencia nacional para echarlo a patadas-. El dirigente del PP decide hacer las paces y arrojar ´pelillos a la mar´ para pedirle cortésmente, con esa persuasión de canallita simpatico, durante una conversación afable de hora y media, que le ayude para liderar con rigor y firmeza la oposición parlamentaria. En otras palabras, congratularse con Pedro el resistente, para evitar que Rivera el enamorado, le quite el puesto. Por ello, como de desvergüenza anda muy sobrado, no ha dudado en lanzar a Albert el mensaje de que no se oponga a la investidura de Sánchez, “sino que bastaría con que se abstenga para evitar que el gobierno de España se sustente con los independentista”. Si señor, lo que se llama un patriota en lomo ajeno. “Podemos entender que otros partidos -refiriéndose a Ciudadanos- que respetan la Constitución y la unidad de España consideren hacerlo de nuevo”, el pacto. Va por buen camino señor Casado.
También Sánchez se esfuerza, con esta ronda de contactos, que empieza el lunes con Casado y sigue el martes, con Rivera e Iglesias, en dar una imagen de Presidente, legitimado por las urnas que no será parcial ni arbitrario y gobernará para todos. Aún quedan tres semanas para concluir unas elecciones europeas, autonómicas y municipales. El color rojo de las provincias de España, tras la victoria de Sánchez, dará lugar a pactos y coaliciones municipales y regionales que lo dejarán más variado. Como debe ser una democracia. Gobernar la nación es una cosa, y gobernar municipio a municipio y las Comunidades es otra. Los barones de Pedro al fin lo han entendido y ahora el Psoe se presenta unido como una piña, al menos aparentemente. Esa es su gran fuerza, frente al hundimiento del PP y la consternación agridulce de Ciudadanos. Pablo, como siempre, llamando a la puerta, esta vez incluso pidiendo permiso para entrar. El panorama está por decidir y Sánchez y su equipo saben que no hay prisa. Por eso, los pactos, para después del 28 de mayo.
De momento Casado, el primero de la ronda, ha cambiado de posturas. Posturas que por otra parte, recuerdan mucho a la mansedumbre sobrevenida de su mentor, Jose María Aznar, en una entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo -en aquel entonces periodista socialdemócrata de la cadena SER- en la que tenía que responder de sus mentiras por las que el PP perdió unas elecciones cuando ya las tenía ganadas de antemano (2004). Eran las épocas del milagro español. Ese que ahora está en la cárcel, con Rato, Bárcenas, Granados, etc. Eran las épocas en las que Aznar nos llevó a una guerra con tal de mantener los pies sobre una mesa de la Casa Blanca y fumarse un puro con su “amigo Bush”, hijo. Eran los polvos de una boda en el Escorial, donde casi todos sus invitados pasaron años después por la corrupción, el banquillo y la cárcel. Los lodos que generaron estos barros. Incluidos los de una familia entera, metida en fondos buitre para arrebatar a mas de dos mil familias sus viviendas.
Ahora Casado está aún a tiempo. Haría un gran favor a su partido y a España si tirara la herencia de Aznar por Despeñaperros abajo para que el tripartito se reparta el miserable botín. España se merece una regeneración democrática y unos políticos limpios que estén por la labor de ayudar a ello.