Tras las elecciones del pasado 2 de diciembre en Andalucía y la entrada con fuerza de la extrema derecha en el Parlamento de esa comunidad, da comienzo el periodo de negociaciones y pactos para formar Gobierno. Estos primeros días, el foco se centra en si Partido Popular y Ciudadanos negociarán con los ultraderechistas o intentarán otras vías.
No es nuevo. Los equivalentes a Vox ya están en otros parlamentos europeos y es sencillo mirar qué línea están siguiendo. En Alemania, Angela Merkel siempre ha optado por pactar con liberales o socialdemócratas antes que con los neofascistas de AfD. Igualmente en Francia, Emmanuel Macron intenta ser el contrapunto a Marine Le Pen y el resto de ultraderechistas europeos. En los grandes grupos del Parlamento Europeo donde se enmarcan los españoles Partido Popular y Ciudadanos, el Partido Popular Europeo y los liberales de ALDE, el rechazo es claro, precisamente por el antieuropeísmo de estas formaciones de extrema derecha. En el Parlamento Europeo estos grupos rechazan explicitamente alianzas con la extrema derecha y partidos como la Nueva Derecha del polaco Korwin-Mikke, cuyo discurso es abiertamente fascista y que acaban por encuadrarse en el grupo de los No Adscritos de esta institución. Por eso, conquistar el gobierno de Andalucía sin haber ganado las elecciones y con el apoyo de los ultras de Vox no sentará bien en el resto de Europa.
Pese a la alegría manifestada por sus líderes nacionales, hay que recordar que el Partido Popular ha cosechado sus peores resultados históricos en la comunidad andaluza y Ciudadanos, pese a su crecimiento, sigue siendo tercera fuerza política en el Parlamento. La deriva nacionalista de los discursos de ambas formaciones no ha tenido el efecto pretendido en crecimiento de votos, sino que ha alimentado a esta formación de extrema derecha. Si sumamos este factor al hecho cierto del desgaste del proyecto socialista en Andalucía tras 37 años de gobierno, el voto del enfado se ha canalizado en esta formación radical que hasta ahora no había tenido representación en nuestro país.
Con sus resultados del domingo, la formación ultranacionalista ya podrá recibir una importante asignación parlamentaria, (podrían superar el millón y medio de euros) tanto por su grupo como para gastos de personal. Contarán también con un senador por designación autonómica, de los nueve que Andalucía manda a la Cámara Alta. Su presencia en la vida pública se incrementará previsiblemente, haciendo más visible un discurso de corte xenófobo, machista, nacionalista y antieuropeísta. Confrontar con esa misma retórica de épica a quienes vienen proclamando la reconquista quizá no sea la mejor opción.