Finalizaba hace un mes mi artículo expresando mi deseo de que el voto ciudadano de los andaluces sirviera para cerrar el parlamento andaluz a la extrema derecha. Sería ese resultado la premonición de que en el mes de mayo esa ideología xenófoba, centralista y antidemocrática saldría de España camino del cementerio electoral metida en una urna a modo de féretro.
No ha sido así, sino todo lo contrario. La mayoría andaluza ha dicho con sus votos que
quieren que les gobierne una coalición muy alejada de la que durante más de treinta años ha gobernado a la autonomía mas poblada de España. Los casos de corrupción protagonizados por el PSOE les ha pasado factura. Nada que objetar. La mayoría de los andaluces abominan de la corrupción... socialista.
Todo lo contrario que ha pasado con la corrupción de la derecha. Parece que esa corrupción no les molesta ni les abruma. Como tampoco les abruma a lo que se ve, que si quieren recuperar el poder en Andalucía tendrán que renunciar, en primer lugar a ser una Comunidad con una independencia autonómica si es que quieren ser consecuentes con su ideario político. No pueden olvidar los andaluces que han votado a la
resucitada Triple A y que el
Partido Popular y
Ciudadanos tendrán que pactar con
Vox para formar un gobierno tripartito que supere en escaños a la dualidad de la izquierda que representan el
Psoe y
Adelante Andalucía, los dos únicos partidos, que gran casualidad, cuyos líderes eran y son,
mujeres.Pero no solo tendrán que
devolver todas las competencias que permiten a los andaluces gobernarse sin intermediarios. Ahora Andalucía, los andaluces, tendrán que
cerrar sus fronteras a quienes como ellos en tiempos pasado, necesitan salir de sus países para vivir con dignidad. Esa dignidad que estaba en el espíritu de
Blas Infante hecho realidad un 28 de febrero. A partir de ahora la extrema derecha económica ya no tendrá que salir al ruedo para defender sus derechos. Ya tienen quienes los defiendan desde la barrera del Parlamento andaluz. Pero no solo del Parlamento andaluz.
Abierta la puerta del cortijo andaluz a la extrema derecha, siguiendo el ejemplo de algunos países europeos, el próximo paso será
verlos dominar comunidades y municipios del resto de España. Ahora ni el
PP ni Ciudadanos, ni Pablo Casado ni Albert Rivera tendrán ya que camuflar su connivencia con los enemigos de la libertad y de la igualdad entre hombres y mujeres. El mes de mayo veremos como España se tiñe de azul. La unión de estos tres partidos herederos de la Triple A, volverá a llevar a España y a los españoles a los tiempos oscuros de la
falta de libertad y de Justicia, social y política. No importa que el próximo gobierno, de Andalucía y tal vez de España, se apoye en la extrema derecha. Su cinismo les permite apoyarse en ideologías perversas para recuperar el poder.