Era ministra de Cultura y ejercía como tal. Le gustaba el arte, la ópera, el teatro, la literatura etc., etc. Sabía de qué iba la cosa. Y charlábamos con ella de lo divino y de lo humano. Nunca dijo que no a una entrevista, a una reacción radiofónica, a dar los premios "Ojo Crítico" a los jóvenes. Carmen era amiga, humana, colega, valenciana. Carmen era una amazona, feminista, lista. Carmen era cultura y era mujer.
Querida Carmen:
Un día cualquiera, como otros muchos, se escuchaba el sonido de alguno de los muchos teléfonos de la redacción de Radio Nacional de España. Alguien lo coge.
––¿Esta Lola Vega?––
––De parte de quien?––
––De Carmen––
––¿Carmen que?–– le preguntan con prisas.
––Carmen Alborch, la ministra de Cultura––
Así era Carmen Alborch, sencilla y colaboradora con los medios de comunicación. Una excelente ministra de cultura según la opinión refrendada por compañeros de todas las ideologías. Cuando cayó el gobierno del que formaba parte, los periodistas culturales nos quedamos casi huérfanos, porque nos vimos obligados a tratar con otros altos funcionarios que jamás nos encontramos en una opera, un teatro, o una exposición. A ella si, porque Carmen Alborch amaba la cultura y había dejado el pabellón demasiado alto.
Cuando simplemente Carmen llegó al gobierno socialista con su melena suelta, los imbéciles de siempre la tildaron de guapa tonta, pero ella supo darles rápidamente en las narices con su currículo impecable, su amplia sonrisa de concordia y su buen hacer. La queríamos. Se hizo nuestra cómplice y amiga desde el epicentro cultural. Era ministra de Cultura y ejercía como tal. Le gustaba el arte, la ópera, el teatro, la literatura etc., etc. Sabía de qué iba la cosa. Y charlábamos con ella de lo divino y de lo humano. Nunca dijo que no a una entrevista, a una reacción radiofónica, a dar los premios Ojo Crítico. Carmen era amiga, humana, colega, valenciana. Carmen era una amazona, feminista, lista. Carmen era cultura y era mujer. Carmen siempre estaba rodeada de amigos, pero ,"la Alborch" como la llamábamos, escribió "Solas", un libro que abrió la mente a muchas mujeres. Se trataba de elegir la soledad, no de estar sola a la fuerza. Se trataba de que en las tarjetas de invitación no pusieran que te invitaban a ti y a tu acompañante masculino. Se trataba de que podías ir sola a la recepción de turno. Se trataba de tantas cosas... compañera del alma, compañera.
Carmen era disfrutona como muchas periodistas amigas. Y cuando podíamos fumábamos nuestros cigarritos y tomábamos una copa en el Coq de la madrileña calle de la Reina. Carmen era vida. Sin embargo ahora vieja guerrera, querida amiga, te ha tocado emprender el viaje mas misterioso y mas desconocido hacia Itaca . Allí nunca te sentirás sola porque estarás acompañada por otras muchas amazonas y guerreras, que partieron como tú desde esta orilla, para explorar los caminos desconocidos del universo.