¿Preferimos mirar para otro lado y que esto siga siendo un tabú?

No vale decir que no sabíamos, porque todos/as nos hemos cruzado en la calle con una de estas mujeres o hemos visto en la carretera un puticlub tras otro, sin preguntarnos por el enorme sufrimiento que esta sociedad les causa.

Pero es más cómoda la ignorancia que enfrentar un sistema machista que nos hace creer que los hombres sienten un impulso sexual incontrolable. Y que si no existieran estas mujeres habría más violaciones. Sin olvidar que las mujeres estamos para satisfacer el deseo de los varones. Es indignante.

Por eso milito en el PSOE, declarado abolicionista.

Y por eso insisto en usar el término putero. El lenguaje construye pensamiento, y es lo que mejor define al individuo que usa el privilegio de ser hombre y tener dinero para comprar y abusar de las mujeres, reduciéndonos a un objeto. La voy a utilizar también porque cuesta muy poquito decir puta a las mujeres y mucho decir putero. Ya está bien.

Desde hace tiempo, una parte de la izquierda ha comprado el discurso de que ser prostituta es un trabajo como otro cualquiera. Falso.

La prostitución es discriminación, pobreza y violencia. No es una elección, es supervivencia. Cuando una se agarra a la única opción que le da la sociedad para sobrevivir, ¿de qué libertad podemos estar hablando?

La prostitución y la explotación sexual son formas de violencia de género. Rostros de la feminización de la pobreza. Y son inseparables. Porque si no hubiera una demanda brutal de prostitución, no habría trata, que es un negocio muy lucrativo.

Legalizar la prostitución no nos dignifica, sólo dignifica a los proxenetas. Esta distinción entre libre y forzada es lo ellos quieren para convertirse en respetables empresarios que se llenen aún más los bolsillos vendiendo nuestro cuerpos. Porque no seremos las mujeres las que controlaremos “el cotarro”. Nosotras seguiremos siendo sus esclavas. Muy cerca tenemos lo ejemplos de Alemania y Holanda.

Lo más efectivo para erradicar esta lacra sería cambiar las leyes nacionales. Pero nos encontramos con un muro en el Congreso. De Cs, regulacionista, nada esperamos. De PP tampoco. Y Unidos Podemos, instalado en una indefinición, que ya parece perpetua.

No nos rendimos, y creímos que los ayuntamientos, como administración más cercana, podían hacer mucho. Por eso, presentamos ordenanzas contra la prostitución y la explotación sexual en Madrid y Barcelona. Pero Colau la rechazó de plano alegando que la prostitución puede ser un empleo muy digno.

¿Sigue Carmena el mismo camino?

Ahora Madrid, aliados con Cs y PP, van a vaciar la ordenanza a base de enmiendas convirtiéndola en un brindis al sol en los próximos días. Y no lo entiendo, ¿qué es lo que no le gusta a Manuela de la ordenanza? ¿Son los planes integrales de ayuda a las mujeres prostituidas para que tengan una alternativa de futuro digno? ¿Las campañas de sensibilización y retiradas de la publicidad denigrante? ¿O las sanciones a los proxenetas y a los puteros? Ahora Madrid se esconde tras excusas como que las mujeres abandonarán las calles para irse a pisos o a puticlubs. Si eso ya está ocurriendo en Madrid, donde hay edificios enteros. La industria proxeneta va por delante y ha diversificado su negocio, que no deja de aumentar para que sea más difícil perseguirlos. Tampoco sirve el pretexto de que ya tenemos la ley mordaza para multar, porque sanciona también a las víctimas. Esta ordenanza no es del PSOE, es del feminismo defendiendo a las mujeres. Carmena, no nos falles, avancemos juntas hacia la igualdad.