Siempre dije que una de las lacras que padece España es que sus derechas nunca se desnazificaron; se limitaron a retirar los grandes retratos de Franco de sus balcones, a esconderlos en el armario, pero los siguen teniendo en la mesita de noche. Es una desgracia histórica que desde los tiempos del “rey felón”, Fernando VII, la mitad de España que domina lo que hoy llamamos “las derechas” constituya conscientemente un pesado lastre que impide a la nave en la que vamos todos surcar veloz los mares de la normalidad; nunca acabamos de llegar al puerto de la homologación democrática y social porque nuestras derechas siguen empeñadas en remar en dirección contraria.
Digo esto viendo los múltiples signos de que las derechas que se empeñan en mostrarnos nuevos dirigentes de fachada joven y blanca sonrisa en realidad están regresando a viejos postulados joseantonianos e incluso más retrógrados aún. Ha bastado la simple insinuación de que se iba a exhumar a Franco para saltar por los aires toda la palabrería vana de falsas reconciliaciones y olvidos… ahora resulta que son ellos los que nunca olvidaron mientras exigían a los demás olvidar lo que les hicieron sus padres y abuelos… que la víctima olvide que lo es mientras es el verdugo quien ni olvida ni perdona.
Ni siquiera la Iglesia ha estado nunca con las víctimas; lo acaba de demostrar diciendo públicamente que va a ir contra su propio Código de Derecho Canónico permitiendo enterrar a otro okupa en los sótanos de la Almudena donde decenas de Opulones hacen gala de prepotencia exhibiéndose muertos en un espacio que no les corresponde. El párrafo 1242 del Capítulo V “De los cementerios” dice muy claro que “EN LAS IGLESIAS no podrá enterrarse ningún cadáver a no ser que sea el del Santo Padre o de los Obispos de esa demarcación”. ¿Porqué existe esa parcelita de oro donde la Iglesia acoge a quien pague bien, incluso a algún asesino acusado de crímenes contra la Humanidad?
Monseñor Osoro aún está a tiempo de navegar junto con los demás remando en dirección al puerto de la reconciliación y la normalidad. Humildemente creo que debería recapacitar viendo las cosas en perspectiva y evitando meter a la Iglesia en Política de la peor manera, que es de la mano de los intolerantes y dando una imagen terrible al resto del mundo, la de una Iglesia a la que no duele acoger en su seno espacios prohibidos donde reina Opulón porque ha pagado bien. Y peor aún, escandalizar cobijando a dictadores ensangrentados cuando las familias heridas aún buscan por cunetas y barrancos a decenas de miles de españoles asesinados cuando en España ya no había bandos.
Le pido como en otras ocasiones que sea bálsamo en lugar de la sal que los soberbios no cesan de verter en las heridas de los humildes, que son las heridas de España… que auxilie al excluido en lugar de al Opulón que los excluye y ofende. Ayude a que las derechas dejen de ser también prepotentes y excluyentes remando en la dirección que rema el Pueblo desde hace siglos, como hacen otras derechas en Europa.
Les pido a los Medios de Comunicación que también remen junto al Pueblo del que se alimentan; que dejen de prefabricar realidades como que VOX llenó Vistalegre… las derechas están compitiendo entre sí por ver quién es más prepotente y franquista en lugar de quién más progresista y demócrata.
El 13 de septiembre se escenificó de nuevo el cuadro de las dos Españas con la votación en el Congreso del Decreto de exhumación de Franco, exhibiendo sus señorías la tragedia de la España invertebrada; medio Parlamento aplaudía consciente del momento histórico que vivía, pero fue muy triste que el otro medio acogiese la votación con caras largas y ni un aplauso, exhibiendo públicamente que el cainismo sigue presente y las derechas del rey felón siguen perdiendo el tren de la normalidad.