Emérita reconoce en sus propias cuentas que no cumple con los requisitos exigidos para cotizar en la Bolsa de Toronto, ni siquiera los exigidos a las empresas de muy reducida dimensión (“ventures”).
Uno de los males del capitalismo actual es la proliferación de "empresas zombie" que abusan de la charlatanería y las promesas efectistas, pero que sólo son fachada y poco más. Que se lo digan, por ejemplo, a los vecinos del pueblo sevillano de Aznalcóllar donde la empresa canadiense EMERITA RESOURCES aterrizó en 2014 prometiendo una inversión de más de 650 millones de euros y en cambio, desde entonces, se han convertido en el perro del hortelano, que ni come ni deja comer, impidiendo la explotación minera por MINERA LOS FRAILES, la empresa que le ganó el concurso internacional que convocó la Junta de Andalucía. Otro tanto sucede en Asturias, Cantabria o Extremadura donde las promesas incumplidas de EMERITA RESOURCES han paralizado durante años la actividad minera en los territorios en los que han aterrizado, dejando un poso amargo de frustración en las poblaciones locales.