Quizás la salida de Reino Unido de la Unión Europea el pasado enero, les ha supuesto una ventaja en la agilización del proceso de vacunación y los británicos serán los primeros en poder ponerse la primera vacuna contra la Covid-19. El Gobierno de Boris Johnson fue el primero en dispuesto a comprar el fármaco Pfizer en julio, a pesar de no haberse concluído todas las fases experimentales, siendo también el primero en iniciar este tratamiento antivírico en su población.
La operación podría recibir la luz verde el próximo lunes 7 de diciembre. La administración británica, que todavía examina la posible fecha de iniciación, considera fiable y una oportunidad irrechazable debido a los grandes estragos que está causando esta pandemia. El organismo regulador británico (MHRA) determina que en breve podrán estar vacunados un millón de personas cada semana, tras adquirir un total de 40 millones de dosis y significando la inmunización de 20 millones de personas al requerir de dos dosis este tratamiento Pfizer.
Actualmente, el total de personas contagiadas en Reino Unido es de 1,64 millones y la cifra de muertes asciende hasta las 59.051 personas, convirtiéndose en el séptimo país con peores datos notificados a nivel global. A pesar de elaborar esta posible solución epidemióloga en solo diez meses, cuando lo normal es una investigación científica de alrededor de diez años, las autoridades británicas consideran “segura” su inyección en su ciudadanía. Todavía está por concretar quiénes serán los prioritarios, aunque se insinúa que serán los grupos en alto riesgo como ancianos y sanitarios.
En relación con esta noticia, la siguiente transacción sanitaria será adquirida por la potencia originaria. Se prevé la aprobación estadounidense a partir del 10 de diciembre, comenzando la campaña de vacunación en menos de 24 horas. Posteriormente será la Unión Europea quien continúe la misión de derrotar al coronavirus - a partir de varias vacunas- en los días ya establecidos, 29 de diciembre y 12 de enero, actuando con más precaución y evaluando todos los posibles efectos secundarios de esta prematura vacuna. Está claro que esto supone un paso más hacia la victoria frente al COVID-19, sin embargo, otra de las grandes incógnitas que reina en los debates es ¿cuántos ciudadanos se vacunarán?